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Continúa Zoe

¿Acaso es lo que tenía que suceder para darme cuenta de que no era más que un favor lo que me hacía? Siempre digo que la mano que da es la mejor de la que recibe, pero con condiciones, que la que da no lo reproche después, y Claudia lo acaba de hacer dejándome las cosas bastante claras.

—El señor se tuvo que ir, pero me ordenó que le llevara a casa— me dijo el guardia que dejó Edgar a la salida de la casa de Claudia.

Mis ojos dolían de tanto llorar, me dolía el alma y estaba hecha pedazos, mi celular no dejó de sonar por las llamadas de Luis y acabé por apagarlo y olvidarme de todo para cerrar los ojos.

No sé cuándo tiempo pasó ni cuando sucedió, porque las manos de Edgar llenaban mi piel de caricias las cuales me despertaron y sol

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