Zoe
No sabría decir qué estaba haciendo bien o no, por muy qué le dé vueltas a todo lo acontecido aún no encuentro algo que me empuje más y más a Edgar, no digo que no me siento atraída y me gustan las aventuras que hace en mi vida, pero ¿soy así? No lo era y ¿debo cambiar para adaptarme? No sabría yo si esa fuera la mejor solución, cambiar por alguien así sin más es como dejar lo que eras y acabar siendo otra persona que tal vez no me llegue a gustar la nueva versión de mí.
Me encantó callejear sujetada en su mano y descubrir cada rincón de este precioso lugar, Venecia, estar en el lugar más húmedo de Italia y ver los múltiples canales de distinta longitud y anchura fue como ver una obra de arte sin hablar del puente de Rialto entre otras.
EdgarMe hubiera gustado pasar más días en Italia con Zoe, porque dejé nacer a alguien nuevo en mí que jamás había experimentado lo que en ese instante al ver como disfrutaba del lugar mi yo diferente lo disfrutó como nunca.—Tal como tenía planeado el plan con Antón salió a la perfección— informé al comisario y este asintió. Pero mi problema ahora no es ese, sino JD.Zeus es el supuesto anónimo que pasa información a la policía, y cuando recibí la llamada de este no dude en bajar y no dejar que JD salga con la suya y después pueda huir al extranjero.—Mañana en la mañana lo detendremos en puerto mientras exportan las armas, nosotros dos iremos a por JD— le señalo a mi compañero Dani y el resto irán a por su herm
ZoeEl odio es lo que más siente mi interior, por muy qué me guste Edgar y me sienta como en la luna, aún no estaba dispuesta a dejarme vencer ni mucho menos a dejar de ser lo que soy.—Entiende que no quiero tenerte solo en mi cama, no es solo eso, Zoe— dice Edgar mientras nos calmamos después de un pleito bastante subido de tono—. Eres la niña que conquistó mi duro y frío corazón, y si te lo digo es para que estés tranquila, no me interesa pasar la noche con ninguna, y mi ausencia a tu lado es porque...— estaba a punto de confesarse, pero se detiene por un segundo y presiona sus labios—. En las noches soy el ángel que quieres ver todos los días y que solo sale en la oscuridad— terminó de concluir y entendí lo que quiso decir.—Fui dura con mis palabras. Lo siento.Sonrí
EdgarSoy fan de sus ojos, fan de sus labios y de sus muecas, fan de su sonrisa y de sus lágrimas, me declaro fan de sus curvas y de su pequeño cuerpo, soy consciente de devorarlas como bestia y protegerla emocionalmente como nadie, pero también soy consecuente con mis responsabilidades y entre ellas es la seriedad en la que quiero seguir caminando a su lado. Por muy malo que llegue a ser, con Zoe quiero ser todo lo contrario.—¡Disculpe, señor! — Ana se disculpa por interrumpir mi conversación con Zoe.—No te preocupes— Zoe se adelantó en contestar y solo la miré a ella, olvidándome de Ana.—Y tan diferente— musité y ella me miró.Es de carácter fuerte, pero sensible, explosiva, llorona, nerviosa tal vez, y a todo eso nunca deja de mostrar su belleza interior,
Zoe¿Qué es lo que tramaba Edgar? No entendía hasta donde quería llegar con todo esto, pero mis dudas se despejaron al ver a Luis con alguien más en pelotas.Flashback—¿No es cierto? — dije nada más verlo en medio de su cama mientras un hombre desnudo me abrió la puerta.—Zoe— se sorprendió.—¿Ella es tu novia? — cuestiona ese hombre.—Como pudiste, ¿desde cuándo eres gay?—Mi amor, no es lo que parece. Solo que...—Explícamelo entonces— crucé los brazos y Luis se acercó a mí.—Te quiero y eso lo sabes, pero también siento atracción por personas de mí mismo sexo. No tiene nada de malo.&
Continúa Zoe¿Acaso es lo que tenía que suceder para darme cuenta de que no era más que un favor lo que me hacía? Siempre digo que la mano que da es la mejor de la que recibe, pero con condiciones,que la que da no lo reproche después, y Claudia lo acaba de hacer dejándome las cosas bastante claras.—El señor se tuvo que ir, pero me ordenó que le llevara a casa— me dijo el guardia que dejó Edgar a la salida de la casa de Claudia.Mis ojos dolían de tanto llorar, me dolía el alma y estaba hecha pedazos, mi celular no dejó de sonar por lasllamadasde Luis y acabé por apagarlo y olvidarme de todo para cerrar los ojos.No sé cuándo tiempo pasó ni cuando sucedió, porque las manos de Edgar llenaban mi piel de caricias las cuales me despertaron y sol
EdgarNo me da para hacerla llorar,soyincapaz de hacer algún movimiento que haga que meodie más, solo quiero aprovechar el tiempo que nos queda para disfrutar a su lado y sentirme en la cima, ella es la única que puede sacar lo mejor de mí, si, Zoe es y será el tesoro que guardaré en el fondo de mi corazón y juro que la extraño con tan solo estar lejos de ella, aunque sea un instante.—Descansa— le pedí después de besarla y abrazarla, hoy fue un día duroentre ese nerd y su supuesta amiga. Los golpes fueron duros pero necesarios.Aunque el mayor secreto aún no lo conoce, ella es y será la que tenía que estar aquí y no su amiga.—No te vayas, por favor— suplica y no sueltami mano.Tenía que ir a comisaría, pero
ZoeNo fui capaz de escuchar a mi mente y acabé escuchando a mi corazón, terminé por confesarle y ahora todo estaba dicho entre nosotros. Nos enamoramos y es lo único que importaba en mi historia. Secuestrada, castigada y finalmente la bestiaacabópor conquistar mi corazón, aún he de decir que al principio pensaba que me había dado el síndrome de Estocolmo, por eso me negaba, pero, luego me aclaré y vi que lo amaba por su mirada, por cómo es cuando está calmado y su forma de hacerme única frente a todos.Sus duras manos navegaban sin rumbo, nuestras respiraciones se mezclaron y mi cuerpo entero lo sostuvo contra la pared. Me estaba haciendo el amor salvajemente y es que no nos podíamos controlar cuando todo está más que claro lo que ambos queríamos. Deseaba tanto que volviera hacerme gritar de placer, sentir sus
Continúa ZoeQuisiera creer que Edgar no escuchó nada de lo que me dijo Ana, ya que no sabría si sería bueno enterarse de todo esto y que era capaz de hacerle a la pobre mujer.—¿Qué os pasa? — cuestionó al vernos nerviosas.—Nada— me acerco a él, pero Edgar sigue examinando a Ana y después deja caer su vista sobre mí.Nos estabaestudiando.—¿Desayunaste? — pregunté para desviar su mirada y que esta se relajara.—No, pero...— vuelve a mirar a Ana.—¿Te apetece desayunar en el jardín?—Sí, vale.Tiréde su mano y Ana asiente para que nos llevara el desayuno afuera, sujeto su mano y su altura me supera por muchos centímetros.<