ADAMAyer, cuando salí del cuarto de interrogación, encontré a los niños solos, durmiendo en las sillas.Llamé al primer hombre que cruzó mi camino.—¿Dónde está el hombre que estaba aquí?—No lo sé, señor—contestó y se fue.Esperé unos minutos, para saber si ese bastardo había ido a la máquina expendedora, pero después de cinco minutos me rendí.Esperé a que llegara la detective Foreman.—¿Ha visto a James? —le pregunté en cuanto ella se acercó.Ella se acercó con semblante serio, le indicó a una oficial que se quedara vigilando a los niños y ella me llevó hacia un cubículo de seguridad.—Reprodúcelo—le indicó al hombre que estaba tras el monitor, este asintió.En la pantalla del centro de espera se veía a James mirando hacia todos lados, afligido, luego de un par de minutos, se levantó, observó a los niños y se marchó de la estación, desde el punto de vista de la salida y entrada de la estación lo vimos marcharse sin mirar atrás.Hijo de perra. ¿Por qué justamente hoy James pidió ve
HOLLYCuatro días, llevo cuatro días con los ojos y la cara hinchada.Me alimentan y me medican para los dolores de mi cuerpo, hay una enfermera que me ayuda para mi hora de baño. Tuve varias cortadas en el brazo izquierdo, quizá tres o dos son un poco profundas, el resto cicatrizarán rápido.Lo malo es que buscaron en todo mi cuerpo signos de algún rastreo y tuvieron que quitarme el implante. Desde entontes me siento más sensible que nunca.No me han dicho cuanto tiempo debo estar aquí, estoy a punto de volverme loca por no ver a mis hijos.Dominic me mostró una foto de ellos, están a salvo con mis padres, al menos es un alivio para mí.Pero tampoco han querido decirme algo sobre Adam, esta inexorable inquietud terminará siendo la ruina de mi cordura.—Es por su bien—me susurraba una y otra vez.Estiré y moví mi tobillo, era una fortuna que solo tuviera una leve lesión, ya casi no me dolía para caminar.No tengo la menor idea de donde estoy, no me han querido decir, pero sé que no es
DAKOTAPearce besaba mi cuello y aspiraba mi nuca.—El aroma de tu miedo es tan delicioso…Mi cuerpo no paraba de temblar, salté de sus piernas cuando el sonido de su celular me salvó por un momento.Atendió con un gruñido.—¿Qué?—Interpol—escuché del otro lado.¿Interpol? ¿eso qué significaba?Pearce no dijo nada, solo cortó la llamada, me aferró de la cintura.—Vamos a dar un paseo, paloma— le dijo algo en otro idioma a su chofer, este dio media vuelta.Sentí pánico.—No… no, espera, yo me tengo que ir.Pearce soltó un suspiro.—Ahora tienes que venir conmigo, preciosa—me tomó de la mano con delicadeza—. Será muy peligroso déjarte aquí.La respiración se me cortó.—¿Dónde vamos?Él solo sonrió.—Bebe un poco de agua, lo necesitarás—de un compartimiento entre los asientos extrajo una curiosa botellita de agua, el empaque estaba cerrado.Lo abrió frente a mí y me tendió la botella para beber.—No tengo sed—protesté.—Se buena, paloma, no quiero lastimarte—los vellos se me pusieron en
HOLLYMe vi una vez más en el espejo.Estaba nerviosa.Me dieron ropa muy formal, como si se tratara de alguna secretaria, un apretado sueter verde oscuro, falda negra, medias y tacones cortos (que agradecí), un larguísimo abrigo negro, si no llevara los tacones estoy segura de que lo arrastraría.No entiendo por qué me hacen vestir de esta manera, si veré a Adam aquí dentro de la casa.En fin, me acomodé la peluca bien y me coloqué las gafas, me sentía todo un cliché.Deje de lado el abrigo, definitivamente me sentía ridícula.Me paseé por la habitación varias veces hasta que decidí salir.Estaba impaciente, ansiosa, ya ha pasado casi una semana desde que no veo a mis hijos y tampoco sé nada de Adam, verlo me daba una esperanza.Terminé encerrándome en la biblioteca, luego me reí internamente porque eso era más cliché. Busqué el libro que estaba leyendo, pero no lo encontré, hasta que di con él en un estante superior.Boté las zapatillas y subí a la escalera deslizable, sujetándome f
HOLLYCuando bajamos del auto, el cielo ya estaba oscurecido. Caer en cuenta de que me encontraba todo este tiempo en una isla fue bastante impactante.Pero fue más impactante aun ver aquel impresionante barco.—Vamos, llegaremos a Atenas por la mañana—no me acostumbraba a la vista ridícula de Adam.—Es que…—me removí deteniéndome.—¿Qué pasa?—Jamás he estado en un barco.Adam sonrió con paciencia.—¿Por qué no entran? —Dominic pasó por delante de nosotros con su maleta—, o qué ¿se arrepintieron?—Es un maldito amargado—gruñí.—Como sea, nada puede ponerme más feliz que tenerte y haberle ganado a ese bastardo.Me mordí el labio.—E… ¿es seguro?Me tomó en brazos y me subió al barco.—No es un barco, es un yate, conejita.Adam me llevó hasta un… ¿habitación?, mientras él se encargó de darle indicaciones rápidas al capitán y luego regresó para conmigo.—No crees que es bastante… ¿exhibicionista? —le pregunté en cuanto regresó.Era una habitación cómoda, pero de solo una pared había un
EROS: SEMANA ATRÁS—¿Crees que estén bien? —preguntó mi madre inquieta.—¿Cuál es la probabilidad que suceda algo? ¿un diez por ciento?, es muy bajo.—Los números no son tan confiables.Una alarma se activó en mi tableta, la abrí: Incendio.Pulsé rápidamente la notificación para las autoridades.—Hay un incendio en el edificio—le dije rápidamente.Mi madre abrió los ojos con sorpresa.—¿Es grave?—No lo sé, debemos ir.Ella, aunque protestó, no podíamos interrumpir a Adam con su preocupación por Holly, así que nos encargamos del asunto. Por fortuna no hubo ningún herido, pero el departamento de archivos quedó afectado.—No creo que haya sido un error—le dije a mi madre.—Tampoco lo creo.El jefe de bomberos se acercó a nosotros.—Descubrimos la fuente del incendio—mostró varios productos de limpieza y un encendedor—, preguntamos sobre el encargado de la limpieza, pero hoy es su día libre.—Gracias por mostrarnos.El jefe de bomberos fue a hablar con un oficial de policía.—Es imposibl
DAKOTAPearce me llevó a desayunar, estaba desbordante de felicidad.Eh estado con muchos hombres, no me jacto de ello, pero, él al ser el hombre más terriblemente loco me haya conocido, en el sexo… me pareció ¿delicado?Mi mente está confundida, como adormilada.—¿Quieres algo en particular?—No… está bien.Hizo que sirvieran bastantes cosas en la mesa, todo era delicioso.—Entonces ¿Cuántos meses tienes?¿Puedo hablar con él sobre ello?—Cuatro meses—tragué lo que tenía en la boca.—¿Ya se puede saber lo que es?Cavilé.—Parece que todavía no, hasta el quinto o séptimo mes.Le dio un sorbo a su café.—Ahora que estás conmigo, debes saber que soy estéril.Asentí.—¿Te sometiste a alguna cirugía o es natural?—Me sometí a cirugía cuando tenía veinte años, no iba a interrumpir mi vida por tonterías paternales.Piqué algo de fruta.—¿Cuál es el cambio de opinión ahora?—También me pregunto lo mismo, después de años de ver tanta sangre, muerte y excesos, creo que un cambio de aires es lo
HOLLY—Holly—jadeó en mi oído, presionó sus dedos en mis costillas—, no… no dejes de moverte.Tiré de su cabello, con sus dientes arañó mi cuello.—Adam, ya casi—gemí.Continúe rebotando en sus piernas, él deslizó su mano por mi cadera hasta mis nalgas y comenzó a acariciar alrededor de mi…—¡No, Adam!—Sh, conejita, sabes que te gusta—me besó—, también me gusta hacerte esto—me mordió el labio—, será un momento.Presionó sus estocadas fueron más rápidas. Nuestros cuerpos hacían un escándalo como nunca, hasta que el tirón fuerte de mi vientre provocó las convulsiones. Colgué mi cabeza en su hombro, él continuó sus estocadas, su respiración era demasiado agitada, giró un poco mi cabeza para que mi nuca quedara en su boca soltándome una ligera mordida y terminó.Nuestros jadeos se mesclaron, mis espasmos solo envolvían su eyaculación.—No puedo vivir sin ti Holly—jadeó.Me tomó de las mejillas para besarme.—Te amo—dije con el pulso aceleradoAdam colocó una alarma de media hora antes de