Leonel también empezó a comer con ella, conversaron por un rato sobre sus trabajos y sus gustos, era una plática muy amena. “Si eres tan feliz en el extranjero y tu compañía está allá ¿Qué haces aquí?”. Leonel sonrió. “Vine a arreglar algunos asuntos personales. Mi madre vive aquí con su familia, pero yo siempre he vivido con mi padre”. Ella dijo en tono tranquilo. “Yo no tengo familia… Mi madre y mis abuelos han muerto y mi padre… bueno ese hombre ya no es más mi familia”. Pensativa bajo su rostro . Nunca habló de esto con nadie más que con Pablo, Leonel acarició su mejilla al ver su semblante cambiar. Ella sonrió sintiendo la caricia. “Entonces… ¿Eres un ex marine? Y estudiaste criminología y científico forense”. Leonel asintió terminando de comer. “Si, me he dedicado a esto por una promesa y también porque a la larga me gusta”. Rosalía estaba interesada en el hombre era muy inteligente, rico, fuerte e increíble en la cama. Leonel revisó su reloj. “Tengo que irme, el trabajo
Algo en ella brotó desde su corazón, algo oscuro, respiró agitadamente y sacó su teléfono tomando algunas fotos de la pareja. Rosalía salió del lugar rápidamente, llevó las fotos a imprimir y las metió en un sobre. Pago a un mensajero por dejar el sobre en la gran mansión. Laura lo recibió y lo llevó hasta las manos de Miriam. Miriam estaba furiosa, esperaba de pie a Linda en la puerta. Al verla llegar la tomó del brazo. “¿Cómo se te ocurrió salir con ese tipo? ¡No tiene ni donde caerse muerto!”. Linda no entendía, salía con Guillermo a escondidas, sabía que su madre no lo aceptaría. “Mamá ¿De qué hablas?”. Miriam se acercó a la mesa y le lanzó todas las fotos. Linda las recogió y frunció el ceño. “¿Quién pudo hacer esto?”. Negaba con su cabeza. “¡Te advierto Linda! deja de ver a ese muchacho o te enviaré a un internado”. “Pero mamá yo lo quiero, puedes darle una oportunidad”. Linda le suplicó a su madre. Miriam estaba furiosa. “¡No! Eres mucho para él, te he educado para ser
Él hombre tenía tiempo sin dinero y sin sexo. Siguió mirando lo que hacían en el auto, pero había algo extraño se vio cuando Guillermo tosió y salpicó sangre a la cara de Rosalía y como la ventana estaba manchada de sangre. El chico se levantó y avanzó despacio para observar más de cerca. Rosalía repetía constantemente. “¿Por qué no yo? ¿Por qué? ¿Por qué?”. Sin parar mientras metía y sacaba la navaja del pecho de Guillermo. De la boca de Guillermo brotó sangre, cerró sus ojos y su cabeza cayó hacia atrás, Rosalía estaba agitada, respiraba muy rápido, lo observó y levantó su rostro. “¿Guillermo?”. Ella tocó sus mejillas, la sangre estaba por todas partes. “¿Guillermo?”. Ella trataba de despertarlo, miro el pecho de ambos, estaba todo cubierto de sangre, ella abrió la puerta y salió cayendo al suelo a ágatas, temblaba sin control mientras que sus manos se llenaban de piedras y se pegaba a la sangre de sus manos, se giró acostada en el suelo y observó el cuerpo de Guillermo, la sangr
Ambos corrieron rápido colina abajo. Llegaron hasta el hotel de Rosalía, entraron a la habitación en silencio, Rosalía se sentó en la cama todavía retraída por todo lo que pasó.El chico fue al baño a lavarse, se lavó la cara y las manos en el lavabo recordando lo que acababa de hacer.Al salir observó a la chica y el lugar, la habitación era de las buenas, al parecer la chica tenía dinero.Él se acercó y tomó su mano llevándola al baño, le quitó la ropa que traía y la metió a la regadera para que eliminara toda la sangre que cubría su piel.Ella seguía en shock dejo que él la limpiara, El hombre de pie frente a ella la lavaba mientras Rosalía estaba desnuda en trance, al final la saco llevándola a la cama, la recostó y suspiró mirándola.“¿Ahora que hago?”. Se peinó el cabello hacia atrás caminando por la habitación. Podía dejarla ahí e irse era lo mejor, pero se veía tan frágil, era una asesina y él estaba involucrado.Entró al baño para ducharse rápidamente y al salir se recostó ju
El funeral fue muy corto y con poca gente, la madre de Guillermo lloraba junto a un chico que la abrazaba. Linda se acercó para darle el pésame, Rosalía las miraba desde lejos. Pablo notó el rostro de Rosalía. “¿No vas a ir a dar el pésame?”. Rosalía asintió y caminó hacia la mujer, escuchó como le decía a Linda sobre Guillermo, se detuvo en seco. “Se que mi hijo no estaba metido en problemas, sé que era un buen chico, no sé porqué dicen todo eso de él, algo está mal en todo esto”. Linda solo miro a la mujer mayor, sabían que ella escaparía con Guillermo ese día, era hasta ahora la principal sospechosa, pero tenía una coartada, solo estaba por confirmarse las cámaras de seguridad de una tienda donde ella esperaba a Guillermo en una parada de autobuses, a donde él nunca llegó, al final ella regreso a casa. Una semana después, la policía les informó que el crimen fue por drogas, había suficientes pruebas para pensar que estaba escapando de una deuda, los envoltorios que encontraro
Leonel la arrastró a un parque de diversiones, ella negó al momento de ver el lugar. “No somos niños…” Con una voz tentadora Leonel le dijo. “Podemos ser lo que queramos hoy…” Le ofreció su mano expectante. “Diviértete conmigo”. La miró fijamente a los ojos. La mirada de Rosalía hacia Leonel era enigmática también contempló la mano del hombre que esperaba una respuesta, ella tenía la intención de seguirse negando, pero nunca antes estuvo en un parque de diversiones, ni siquiera con Pablo lo había hecho. Ella levantó su mano y dejó que sus dedos cayeran en la palma de Leonel, este sonrió y apretó su mano llevándola a la entrada. Subieron al carrusel, mientras giraba ellos jugaban haciendo caras, Rosalía se burlaba del hombre y él le tomaba fotos, después fueron a la montaña rusa, al pasar por las curvas altas Rosalía abrazaba o se giraba con Leonel, el solo escuchaba sus gritos divertido, después la rueda de la fortuna fue otro lugar para sesión de fotos pero esta vez Rosalía sacó s
Rosalía se levantó y lo sentó en el sillón subiendo en su regazo, besó sus labios y después pasó por su cuello, mientras él levantó el rostro y cerró sus ojos. Ahora fue ella quien se acomodó para que entrara su longitud y moverse erráticamente. Rosalía estaba recostada en el piso de la sala en los brazos de Leonel, ambos seguían desnudos, él tenía sus manos unidas y acariciaba su mano delicadamente, mientras besaba su frente de vez en cuando, ella sonrió cerrando sus ojos y aspirando su aroma, era un hombre increíblemente fuerte, sus pectorales eran grandes y su pecho le fascinaba. Ella respiró hondo levantándose. “Es hora de que me vaya”. Leonel la arrastró de nuevo a sus brazos. “No puedes quedarte a dormir”. Ella negó levantándose de nuevo. “Mañana temprano tengo trabajo y sé que tú también”. Ella empezó a vestirse y llamó a Jaime para que la recogiera, Leonel se levantó del piso buscando su ropa. Rosalía al estar lista se acercó a él que se abrochaba el pantalón, lo be
Melina tomó su mano y se puso frente a ella para que la mirara. “¿Rosalía?”. ¿jefa?”. Estaba muy preocupada. Ambos la ayudaron a sentarse, a Rosalía le zumbaban los oídos, el personal médico de la empresa se acercó rápidamente. En la mansión… Leonel esperaba en la puerta, el vigilante dijo que iba a preguntar si podían atenderlo, una mujer salió detrás del hombre mayor, Leonel espero a que ella se acercara. La mujer desconfiada preguntó. “¿Por qué busca a mi hija?”. Leonel le explicó. “Soy Leonel Orozco, mi hermano fue novio de su hija hace algunos años, quería preguntarle algunas cosas sobre él”. Miriam examinó al hombre, estaba bien vestido y el coche donde venía era una marca cara, pero aun lo miraba con cautela. “Mi hija vive en el extranjero desde hace tiempo”. Leonel bajo su rostro haciendo una mueca y luego pensó por un momento preguntando. “¿Usted conoció a mi hermano?”. En la empresa… Rosalía fue llevada a su oficina, Melina estaba muy inquieta, giró a ver a Mario. “¿Q