Recuerdo de Leonel… Sus pasos eran pesados mientras caminaba en la vereda, llevaba un ramo de flores en sus manos que apretaba fuerte, no podía creerlo todavía, convivió con su hermano hace apenas algunas semanas cuando vino a visitarlos a la ciudad, le contó sobre su novia, estaba muy feliz, al parecer la chica era de una buena familia y era muy bonita, prometió que la próxima visita la presentaría. Se detuvo y entró por un sendero entre las tumbas, leyendo los nombres de cada una de estas, llegó hasta el lugar donde reposaban los restos de su hermano pequeño, todavía tenía algunas flores del día del entierro, estaban marchitándose lentamente, había muerto apenas unos días antes, el ánimo de Leonel estaba por los suelos, se regañaba a sí mismo por no estar presente aquí para cuidar de su familia, no creía capaz a su hermano de estar metido en las drogas, era un chico sano que practicaba deporte, aunque respetaba mucho a la policía no estaba muy seguro de sus investigaciones. ¿Qué p
Melina se detuvo frente a ellas.. “Buenas noches señorita Rinaldi”.Nidia y Melina también se saludaron, se habían hecho amigas al trabajar para Rosalía. Melina llevaba un vestido negro y Nidia un morado, iban muy bien vestidas para la ocasión. Entraron las tres juntas, ya la gente había llegado al lugar y estaban acomodándose en sus lugares para que el maestro de ceremonias empezara el programa.Pablo desde su mesa miró a Rosalía llegar con Melina y Nidia, se veía hermosa y sensual, él apretó los puños, todos los hombres la admiraban de forma obscena o eso creía él con sus celos, su esposa que estaba sentada a su lado también notó la llegada de Rosalía y miró detenidamente a su esposo, su semblante era colérico y no apartaba la vista de su prima, ella siempre había tenido sus sospechas sobre ellos, pero no podía creer que tuvieran una relación, si eran primos.“¿Cariño?”. Ella tomó su mano, sintió como él apretaba fuertemente y como sus nudillos estaban rojos. Pablo giró a ver a la m
Melina llegó hasta ellos regalándole una gran sonrisa a Mario. “Hola”. Giro al ver a Nidia que no tenía buen semblante, ella frunció el ceño hacia Melina. “¿Lo conoces?”. Melina asintió, Mario se quedó callado mirando a las dos mujeres. “Si, lo invite hoy como mi acompañante”. Nidia resopló. “Creía que tenías mejores gustos Melina”. Melina no entendía. “Salimos hace algún tiempo”. Se escuchó la voz de Mario. El presentador empezó el evento, Nidia se alejó de ellos, Melina miró a Mario. “Hablaremos más tarde”. Mario afirmó quedándose en su lugar perdido en sus pensamientos. “Buenas noches a todos, hoy estamos aquí para darle la bienvenida a una nueva visión, lo moderno, lo sofisticado que debe poseer una gran empresa, como muchos sabrán la compañía TEXUS llegó a la ciudad abarcando el mercado rápidamente, ahora se une a la corporación dando un nuevo enfoque a la diversidad de los materiales y productos, pero todo esto no sería capaz sin hablar de los primeros fundadores de este g
Nidia giro a ver a Melina y sonrió triste. “Éramos novios el primer año de universidad, ya teníamos más de un año juntos… yo… estaba muy enamorada, pero lo encontré besándose con una compañera mía en nuestro salón…” Nidia bajo su rostro, todavía le dolía. Melina escuchó en silencio mientras miraba a Mario que conversaba con un hombre mayor. Nidia le advirtió. “Ten cuidado con él, es un mujeriego, no me gustaría que te haga lo mismo”. Suspiró. “Recuerda lo que nos ha dicho Rosalía. Los hombres no son de fiar y no debemos influenciarnos por los sentimientos, debemos pensar con la cabeza”. Melina se quedó en silencio, no dijo nada más, a ella le parecía que Mario era un buen chico, observó a su jefa, ella bailaba con un hombre muy atractivo, ladeo un poco su cabeza mirando al tipo… Era el del bar”. Rosalía y Leonel se miraban muy de cerca. “Pensé que no te volvería a ver… Ese día desapareciste”. Rosalía tímidamente sonrió. “Tenía trabajo…” Leonel siguió. “Porque no me despertaste
Rosalía ya estaba subida de copas, el calor en su cuerpo era sofocante, los labios de Leonel sabían deliciosos, cada beso, cada caricia, la hacía estremecerse, desabrochó la camisa de Leonel para tocar su fornido pecho, mientras él no perdía el tiempo subió su vestido y le masajeaba su parte íntima moviendo su diminuta ropa interior. Ella se levantó un poco para que él pudiera introducir sus dedos y darle mucho más placer mientras Leonel miraba sus gestos. Llegaron al edificio, Rosalía se despidió de Jaime, él tenía que regresar al bar por Melina y Nidia. Leonel y Rosalía entraron al ascensor para otra sesión de besos mientras subían. Al salir del elevador, Rosalía tenía las piernas enrolladas en el cuerpo de Leonel, él la llevaba en brazos cargada de los muslos, solo había una puerta negra, Leonel la llevó por el pasillo hasta quedar frente a ella, recargo a Rosalía en la pared sin dejar de llenarla de caricias, él estaba muy cerca del inicio de sus senos, ella giró un poco para pon
Leonel también empezó a comer con ella, conversaron por un rato sobre sus trabajos y sus gustos, era una plática muy amena. “Si eres tan feliz en el extranjero y tu compañía está allá ¿Qué haces aquí?”. Leonel sonrió. “Vine a arreglar algunos asuntos personales. Mi madre vive aquí con su familia, pero yo siempre he vivido con mi padre”. Ella dijo en tono tranquilo. “Yo no tengo familia… Mi madre y mis abuelos han muerto y mi padre… bueno ese hombre ya no es más mi familia”. Pensativa bajo su rostro . Nunca habló de esto con nadie más que con Pablo, Leonel acarició su mejilla al ver su semblante cambiar. Ella sonrió sintiendo la caricia. “Entonces… ¿Eres un ex marine? Y estudiaste criminología y científico forense”. Leonel asintió terminando de comer. “Si, me he dedicado a esto por una promesa y también porque a la larga me gusta”. Rosalía estaba interesada en el hombre era muy inteligente, rico, fuerte e increíble en la cama. Leonel revisó su reloj. “Tengo que irme, el trabajo
Algo en ella brotó desde su corazón, algo oscuro, respiró agitadamente y sacó su teléfono tomando algunas fotos de la pareja. Rosalía salió del lugar rápidamente, llevó las fotos a imprimir y las metió en un sobre. Pago a un mensajero por dejar el sobre en la gran mansión. Laura lo recibió y lo llevó hasta las manos de Miriam. Miriam estaba furiosa, esperaba de pie a Linda en la puerta. Al verla llegar la tomó del brazo. “¿Cómo se te ocurrió salir con ese tipo? ¡No tiene ni donde caerse muerto!”. Linda no entendía, salía con Guillermo a escondidas, sabía que su madre no lo aceptaría. “Mamá ¿De qué hablas?”. Miriam se acercó a la mesa y le lanzó todas las fotos. Linda las recogió y frunció el ceño. “¿Quién pudo hacer esto?”. Negaba con su cabeza. “¡Te advierto Linda! deja de ver a ese muchacho o te enviaré a un internado”. “Pero mamá yo lo quiero, puedes darle una oportunidad”. Linda le suplicó a su madre. Miriam estaba furiosa. “¡No! Eres mucho para él, te he educado para ser
Él hombre tenía tiempo sin dinero y sin sexo. Siguió mirando lo que hacían en el auto, pero había algo extraño se vio cuando Guillermo tosió y salpicó sangre a la cara de Rosalía y como la ventana estaba manchada de sangre. El chico se levantó y avanzó despacio para observar más de cerca. Rosalía repetía constantemente. “¿Por qué no yo? ¿Por qué? ¿Por qué?”. Sin parar mientras metía y sacaba la navaja del pecho de Guillermo. De la boca de Guillermo brotó sangre, cerró sus ojos y su cabeza cayó hacia atrás, Rosalía estaba agitada, respiraba muy rápido, lo observó y levantó su rostro. “¿Guillermo?”. Ella tocó sus mejillas, la sangre estaba por todas partes. “¿Guillermo?”. Ella trataba de despertarlo, miro el pecho de ambos, estaba todo cubierto de sangre, ella abrió la puerta y salió cayendo al suelo a ágatas, temblaba sin control mientras que sus manos se llenaban de piedras y se pegaba a la sangre de sus manos, se giró acostada en el suelo y observó el cuerpo de Guillermo, la sangr