Regina llegó al auto y no vió a Aron, suspiró volviendo a echar un vistazo a ese lugar, ese dónde estaban enterradas ella y su mamá.—¿ Nos podemos ir?— preguntó Aron apareciendo de la nada.La pequeña asintió, se volteó y entró al auto.Aron parecía alterado, por alguna razón sabía que estaba en problemas, debía decirle a Héctor que Ronal también se encontraba en el lugar, pero también sabía que eso le salpicaría a él también.El camino de vuelta fue cayado, la pequeña cerró los ojos y se hundió en sus recuerdos.«— Trae la tarta...» dijo su papá mientras sujetaba un regalo.«— Aquí está» respondió Regina entrando al cuarto de su madre.Lo habían decorado como si fuera un club o algo parecido. Globos, manualidades de las gemelas, flores, etc.A pesar de todo seguían disfrutando ese día como si no supiesen que tal vez podría ser el último que podrían celebrar.«— Es de Chocolate...» dijo dejándolo sobre la bandeja de comida.«— Se ve muy rico...» la mujer sonrió a pesar de su poca fue
Después de lo sucedido con Dariel la seguridad en la mansión se duplicó, todos los rincones de la casa estaban asegurados, incluso el camino de entrada a la finca. Héctor se preparaba para partir a Italia y no quería dejar a su hermana desprotegida.— Cedric si es necesario encadena su cuerpo a algún lugar, pero que no salga de aquí...— Tranquilo, estaremos atentos a cualquier cosa... — miró de reojo a la pequeña que estaba bajando las escaleras con algo de torpeza, tal vez por los nervios — ¿ Estarán bien?...— Solo es una gala...— respondió indiferente — Y si trata de hacer algo o comete un error no dudaré en meterle un tiro, me estoy cansando...Regina quedó a unos pasos de ellos viendo al piso con algo de duda.— ¿ Qué esperas?...— se volvió para entrar al auto.— Nada ...— susurró.El auto salió de ahí bajo la mirada de todos los trabajadores, incluidos Brayan e Ivi, la última, viéndolo con ira, ella quería asistir a esa gala, tomar a Héctor de la mano y presumir de formar parte
¿Volvería a ser igual? Se preguntaba mientras iban en ese auto negro hacia el edificio en el que se realizaría esa gala. ¿ Volveré a verte y nos miraremos como si nunca nos vimos? ¿ Cómo desconocidos? ¿ Así volverá a ser?... Suspiró agotada de tanto pensar y recordar.« Mi hija murió»« No la conozco»Ni con el tiempo esas palabras habían dejado de doler ¿ Cómo lo harían si ellas marcaban la mentira de su vida? ¿ Cómo?...— Espero que esta vez seas más cautelosa, no porque te hayas acomodado voy a perdonar tus insolencias...— la voz fría del peli gris rompió ese silencio tan profundo. Se miraron de manera indiferente, ella suspiró llevándose un mechón de pelo tras su oreja, se acomodó en su lugar y respondió.— No se preocupe...— volvió a sus pensamientos.Se veía tan triste, intentaba ocultarlo pero era difícil, le dolía, era algo inevitable y le dolió aún más cuando el auto se detuvo frente a su destino. Suspiró un par de veces antes de bajar y ante las miradas de cierto personal de
Había pasado más de quince minutos y la pequeña no regresaba, eso comenzó a incomodar a su acompañante por lo que éste se levantó educadamente y se dispuso a caminar hacia el cuarto de baño.Al estar frente a la puerta, tocó un par de veces, todavía controlando la calma. Al no obtener respuesta abrió la puerta y se adentró para revisar el lugar, apretó los puños al no ver rastro de la pequeña.— Te lo advertí...— dijo entre dientes. No tardó mucho en dispersar disimuladamente a sus guardias por el edificio y sus alrededores, debían encontrarla y lo pagaría muy caro. En treinta minutos todos volvieron con la misma noticia, ni rastro de ella.— Encuentren a esa niña...— él se escuchaba tan enojado. No quería pensar en que se hubiera escapado pero lo prefería antes de estar pensando en lo que lo estaba agobiado.Caminó hacia unos de los balcones, recargó su espalda en la pared y en su tranquilidad se puso a pensar, no podría ver las cámaras de vigilancia ya que se habían apagado las cá
Era algo estúpido llevar a la pequeña a aquella casa que todos conocían, que sobre todo, él conocía. Dejaron los autos a una distancia prudente, y caminaron hasta el jardín oscuro del lugar. Toda la casa estaba a oscuras, toda, excepto aquel cuarto en el ático.Se dispersaron y cubrieron las salidas, ella no debía escapar de ninguna manera. Su sangre hervía al pensar que creyó que ella estaba en peligro cuando lo único que había pasado es que se había escapado de él, lo había dejado plantado en esa gala y se había escapado, había matado su confianza, y lo pagaría con sangre, mucha sangre.Subió las escaleras con sigilo, en cuanto llegó al pasillo de la segunda planta, cogió su arma, la cargó y se preparó para a pintar en caso de que quisieran huir. No permitiría que ella se fuera.— Somos una gran familia...— escuchó la voz de Víctor dentro del cuarto, eso lo confirmaba todo. Tomó el marco con fuerza, abrió la puerta y su mirada fue directa a Víctor, el padre de las niñas lo miró con
Un fuerte tintineo se hizo presente en su cabeza, la sujetó con fuerza mientras trataba de abrir los ojos, la luz del techo se lo estaba negando. En cuanto lo consiguió se encontró con el blanco de unas paredes, un hospital, lo reconoció enseguida. Intentó levantarse y sintió otra punzada en su cabeza, llevó de nuevo sus manos a ésta y esta vez si pudo tomar la venda que cubría su frente y rodeaba su cabeza. Recuerdos de aquella noche llegaron a su cabeza e impulsivamente se levantó, se arrancó las vías y se dispuso a salir de aquel cuarto. No alcanzó a dar ni dos pasos cuando la puerta se abrió dejando ver a un Héctor lleno de ojeras y con el cabello algo desordenado. Se quedó esquelética ¿ Por qué Héctor estaba ahí?¿Dónde estaba su padre? ¿ Dónde estaban sus hermanitas?.— Sube a la cama, no me hagas enojar...— cerró la puerta tras él y caminó hasta el sillón que en estos últimos días había sido su cama, aunque ella nunca se enterraría.— Héctor, yo...— Vuelve a la cama...— la Inte
Los días ahí se hicieron algo largos, pero eran hermosos. Él había conocido esa parte que ella reprimía cuando estaban juntos, esa parte llena de ilusión, de amor, de alegría, llena de vida... La cercanía con esas niñas la hacían bien pero pensar en que pronto le darían el alta le robaba la alegría, sabía que no podría llevarse a las niñas con ella, que él nunca lo permitiría, de hecho daba por seguro que en cuanto llegaran a casa la haría pagar su imprudencia de aquella noche, como antes la había avisado. Llegó, tras una semana de cuidados y vigilancia, llegó el día en el que debía volver a la casa en la que se estaban quedando. Las marcas en su cuello todavía eran muy notorias, las cicatrices de su rostro se irían con el tiempo, al igual que las de sus brazos, aunque las de su espalda, provocadas por las palizas de Héctor, eran otro cuento. Aquella mañana el Sol cubrió el hermoso cielo, era un día precioso. Abrió sus ojos con un pesimismo existencial, lo había razonado por var
Llevó su mano al hombro de la menor y se deshizo del bolso que en él sujetaba, en cuanto éste cayó al suelo, él se acercó aún más, sujetó su cintura con fuerza y la elevó, obligándola a abrazarlo por la cintura con las piernas. El beso se volvía cada vez más asfixiante, a tal extremo que sus pechos comenzaron a doler por la falta de aire. Dejó su boca para bajar a su cuello, besando y mordisqueando con calma. Sus labios fríos sobre su piel la hacían estremecer, tal vez estaba dejándose tocar por sus hermanas pero una parte oscura de ella se sentía bien con él dejando besos sobre sus cicatrices, como si tratara de sanarlas. Comenzó a acercarse a la cama a paso lento, algo que asustó a Regina, pero como el trato decía, debía entregarse a voluntad propia, aunque no esperase que la tomaría ahí mismo. En cuanto cayeron a la cama , con él entre sus piernas, Héctor comenzó a besarla de nuevo, desde hacía tiempo había querido probar esos labios tan finos y delicados, desde hacía meses hab