¿Y es así? ¿Una noticia y ya? Un dolor inmenso coloniza tu ser y con ese dolor llegan un sin fin de emociones que explotan en tu interior como bomba de relojería. Se pierde la noción del tiempo, a veces el apetito, las ganas de hacer cosas, las ganas de vivir y llega la depresión. Las noches llorando, los días pensando, atormentando cada espacio de tu mente que conserve algún recuerdo. La vida se vuelve solo eso, respirar y ya. Ya no hay sentido alguno. Encerrada en esa mansión, llorando sin consuelo, escuchando el silencio y en el silencio las voces de los momentos que marcaron su historia. Tanto que hicieron, tanto que lucharon para que acabaran de esta manera, una a tres metros de tierra y la otra a unos pasos del infierno, dos almas que iban juntas ahora se habían separado sin ningún remedio, sin otra opción.Y así las horas de dolor se volvieron días, los días y noches en velas se volvieron semanas, las semanas en ayunas se volvieron un mes y así llegó junio. Otro mes más en ese
Regina bajó captando la mirada de todos pero sobretodo la mirada más incrédula de Héctor, quien le hizo una señal para que se acercara. Ella educadamente se acercó y le miró sin ninguna expresión.—¿ Por qué te has cortado el cabello?...— preguntó algo enojado.— Mi madre era la única que me lo impedía, ella ya se fue no tengo porque conservarlo...— respondió desafiando con la mirada.—¿ Con qué te lo cortaste?— preguntó.—¿ Es un interrogatorio?— preguntó con una pequeña y casi invisible sonrisa en su rostro.— Respóndeme...— demandó.— Con unas tijeras que encontré, creo que eran las del jardinero...— respondió con un tono de duda.—Regina...— la miró apretando los puños.— Héctor...— dijo sin pensar a pesar de saber que no le gusta ese nombre.Todos a su alrededor retrocedieron ante lo que dijo, le había llamado por su nombre, ese nombre que tanto odiaba porque le recordaba momentos en los que cada esquina de su cuerpo sabía que era un Jones, el nombre con el que la gente del círcu
[...]La puerta del cuarto se abrió mostrando a un Héctor trajeado y con el cabello desordenado. La pequeña no le dió importancia al estar en su limbo y así permaneció hasta sentir como sus muñecas se relajaban. Quiso alejarse pero Héctor la cogió en brazos llevándola al cuarto de baño. Ella peleaba pero en completo silencio, algo que no sirvió de nada porque él la llevó hasta la ducha, abrió el grifo de agua fría y tomó una esponja dispuesto a bañar a la pequeña.— No...— dijo con los labios temblorosos al sentir la mano de Héctor rozando su piel.Él la ignoró y prosiguió con su cometido. Pasaba la esponja por zonas triviales hasta acabar entre sus pechos. Entonces volvió esa mirada llena de deseo, mordió su labio inferior mientras dejaba la esponja a un lado para continuar con sus manos. Acarició esa zona por un rato bajo la mirada perdida de la pequeña que continuaba en shock por lo anterior. Bajó lentamente por su abdomen y se acercó a su zona íntima rozándola con sus dedos. Regin
«—¿Cres que algún día tenga el valor de confesarme a la chica de la que estoy enamorado?— preguntó Ronal a una Regina de quince años»«— Claro— respondió ella con una sonrisa»«— ¿Y si me rechaza?— preguntó con cierta angustia»«— Si te rechaza, yo estaré aquí. Yo te amaré— dijo con un tono rojo en sus mejillas»«—¿ De verdad?— preguntó ilusionado»«— Claro, aunque seas un año mayor que yo...»«— Bueno, yo...— él empezó a jugar con sus dedos mientras buscaba las palabras adecuadas para su declaración — Regina, tú me... »«— Ahí está— gritó al ver pasar una línea blanca en el cielo. Miró a Ronal y le cogió de la mano — Rápido, pide un deseo»« Ronal miró a Regina como si ante él estuviera la rosa más hermosa del mundo, no pudo evitar sonreír ante tal imagen. El cielo, las estrellas, todo le parecía insignificante ante ella, ante su inocente mirada— Deseo que algún día me ames como te amo yo — dijo para sí mismo»«— Qué has deseado— preguntó con una hermosa sonrisa»«— Si te lo digo, no
— El día es hermoso...— dijo Regina moviendo su brazo asegurando que la calidez de Sol la abrace — Me recuerda a esas tarde de picnic familiar, lástima que ya no podré ir de picnic — dijo y miró a Brayan — ¿Crees que el señor me deje salir algún día?...Con esa pregunta el castaño miró a la pequeña a su lado, la cual parecía estar en su mundo mientras huía de la realidad.— No lo sé , señora...— respondió con la mirada en el piso.— Tal vez...— cogió una taza de té y se dispuso a leer — Regalemos rosas para dañar con sus espinas, un gesto hermoso hecho con malicia para provocar heridas. Regalemos rosas con sonrisas, para tener una excusa, para poder decir que no fue intensional lastimar a otras personas...Regina disfrutaba de uno de los libros que se había llevado al jardín o por lo menos eso aparentaba. Sus ojos se centraban en el libro hasta que Brayan se daba la vuelta y ella observaba el jardín y la salida, esa salida a su libertad, tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos.— Yo
Mientras eso ocurría en la mansión el padre de Ronal llegaba enojado a uno de los club que últimamente frecuentaba Ronal.—Ronal...— gritó estirando de él hasta el aparcamiento — ¿ Qué mierda pasa contigo?...— ¿A tí que mierda te importa?— preguntó riéndose.— Esto ya se salió...— dijo furioso tomando un bate del maletero.—¿ Piensas pegarme? Pa... Pa— preguntó entre carcajadas.— Estoy cansado contigo...— aflojó su corbata — Tendría que estar en una cena con mis socios y por tu estupidez estoy aquí...— Vete, papá, no te preocupes por mí...— se alejó del coche — Tengo mis llaves...—¿ Crees que la chica a la que lloras la hubiera gustado verte así?— No te atrevas a hablar de Regina y mejor lárgate a hacer tus negocios sucios...— dió unos pasos hacia su auto escuchando como su padre echaba el bate al suelo.— Gabriel...— llamó a uno de los guardias.— ¿ Sí?...— Llévale a casa...— Sí, señor...— A casa, no se desvíen o lo pagarás tú...— advirtió y se subió a su auto.Gabriel camin
Sin hacer caso a las miradas de súplica de las chicas Regina se acercó a la figura de su padre el cual la miró con desprecio.— Papá, soy yo...— dijo emocionada mientras sus ojos se querían ahogar en lágrimas — Soy yo...— dijo e intentó abrazarlo a lo que él retrocedió.— Victor...— le llamó Will —¿ Esta chica es su hija?— la sonrisa en el rostro de Will daba a entender sus perversos planes para hacer quedar a Héctor mal delante de todo el círculo, algo que el l mismo Héctor no lograba entender.Jenifer le suplicaba a Regina que retrocediera con una mirada triste y preocupada, pero la pequeña la ignoró.Victor miró a su hija con una mirada de indiferencia y dando otro paso hacia atrás respondió — No...¿ No? Se preguntó Regina así misma, al principio pensó que no había escuchado bien pero la mirada vacía de su padre le hizo ver con más claridad dándose cuenta también de los ojos que la miraban con desaprobación. Miró de nuevo a su padre y éste continúo.— Mi hija murió en un accidente
A la media noche todos ya habían abandonado la casa y Héctor había retirado a todos los guardias y sirvientas. Solo estaban ellos dos en esa mansión.Regina acompañó a Héctor hasta una de las alas de la casa que no conocía. Abrió una puerta a un cuarto algo oscuro, ella tenía miedo de entrar pero él la empujó hacia adentro.— Nadie en sus cinco sentidos podía contenerse ante eso...— dijo para excusarse — Tenía a mi padre en frente...No acabó de hablar cuando recibió una bofetada que la tiró al suelo , de igual modo partiendo su labio.—¿ Ésta es la sala de castigo?— preguntó al ver el montón de artilugios. Suspiró poniéndose en pie.— Todos tenían razón al decir que era demasiado blando contigo...— dijo acercándose, a lo que ella retrocedía — pero se acabó...Regina retrocedió hasta golpear con una pared, al querer salir de ahí recibió dos bofetadas en diferentes mejillas. Héctor la agarró del cabello tirando del mismo hasta colocarla en el centro de la habitación donde la volvió a r