Nueve de mayo, un día caluroso y tranquilo. Regina se despertó haciendo una mueca, se estiró y se dirigió al baño. Al salir de vistió con algo cómo, el vestido más sencillo que había era uno verde esmeralda, se lo puso, se peinó el cabello y bajó a desayunar.En estos días Héctor se había molestado poco en visitar su cuarto y casi no aparecía a desayunar y si lo hacía no tardaba. Con el tiempo ya se hacía a la idea de que aquí pasaría sus cumpleaños, algo que no la dejaba dormir en las noches.—¡ Buenos días!— saludó como en toda mañana.Héctor asintió con la cabeza. El silencio era el mismo de cada mañana, no se miraban y ella evitaba por todos los medios estar mucho tiempo en ese comedor.Al acabar se levantó rápidamente para salir pero él la detuvo.— Hoy vendrá gente a la casa, te quiero lista a las seis, ni un minuto más...— habló frío mientras se limpiaba los labios.— ¿ Por qué debo acompañar a unos desconocidos?— preguntó sin querer.— Regina...— su voz salió como un viento fr
- Buscándome...- respondió tranquilamente ganándose una mirada mala de parte de ambos chicos.-¿ Segura?...- arqueó una ceja.- Segura...Sus miradas se desafiaron por un tiempo hasta que Héctor intervino agarrando la mano de Regina y jalando de ella, así poniéndola en pie a unos centímetros de él. Sus miradas se golpearon impulsiva e inevitablemente por unos segundos. La tensión se hacía más palpable a medida que Héctor apretaba su muñeca.- Will, ha sido bueno cenar contigo...- dijo Héctor sin separar su mirada de la chica.- Lo mismo digo...- se levantó agarrando a la rubia y le mandó una sonrisa de lado a Regina - Debes educarla, un error como el que cometió está noche, no puede cometerlo en una reunión formal - suspiró cansado - Muestra tu rudeza, y hazlo pronto...Will era como el hermano mayor de Héctor, habían compartido tanto que era una de las pocas personas a las que él de los ojos oscuros admiraba y confiaba. Por lo que el oír esas palabras de él eran muy ardientes. Ni siq
Los días pasaron y finalmente llegó el 12 de mayo, una fecha que sería la mejor del año pero no, era el peor día para Regina, cumplía diecisiete años, una edad que esperó por tanto tiempo que ahora que llegó aún con la emoción que quería llenar su interior, no podía sentir más que dolor, irá, frustración, abandono, soledad y un montón de cosas más..Se despertó temprano, salió de la cama con la mirada perdida y como si ni le importara a dónde iba, se encaminó hacia el baño. En él se acercó a un espejo, lo miró sintiéndose vencida, el vacío que sentía la desesperaba. Se sentó junto a la bañera abriendo así el grifo. Concentró su mirada en la bañera hasta que ésta se llenó. Con el vestido puesto y un nudo en la garganta entró lentamente a la bañera. Era un poco grande, con una decoración neutral. Se introdujo y en un segundo se sumergió como si estuviera en un mar e hicieran una prueba de soporte.El agua del grifo caía directamente en su cabello que con el tiempo se fue fue sumergiendo
«- Cumpleaños feliz... cumpleaños feliz... - la voz suave de su madre hizo un eco tranquilizante en su cuarto. Ella abrió los ojos encontrándose con la versión más linda de su madre - Feliz cumpleaños mi cielo - se acercó con una pequeña tarta casera«- Mamá...- dijo emocionada»«- Pide un deseo»«- Deseo siempre oír tu linda voz- dijo en voz alta y sopló las velas»«- No debiste decirlo en voz alta...»Ambas se rieron al darse cuenta.«- No se cumplirá - dijo con tristeza»«-Amor, siempre escucharás mi linda voz ¿ Sabes?- acarició su mejilla con amor, mucho amor - porque aunque ya no esté la sirena, sigues escuchando la música que un día la oíste cantar»«- Te amo, mamừ- Yo también, cielo» Dió un giro en la cama y abrió los ojos de golpe, miró sin entender en dónde se encontraba. Estaba solo en toallas por lo que al percatarse de eso se envolvió las sábanas a su cuerpo y quiso salir de ahí, cuando entró Héctor mirándola de manera neutral.- No te muevas tanto...- dijo algo
-¡ Ah...!!- gritó Regina al oír un disparo a unos metros de su cuarto.No sabía que pasaba pero Héctor había salido apresurado sacando un arma, la cual cargó en pocos segundos.- Quédate aquí...- demandó el mayor viendo cómo la pequeña se volvía bolita.Ésta ni le escuchó solo hundió su cabeza en sus piernas tratando de recuperar el control de su respiración pero le era casi imposible. Mientras la pequeña luchaba por no sufrir un ataque en aquel cuarto, Héctor había salido. Su planta casi siempre estaba vigilada pero esta vez no había nadie en todo el pasillo, lo que venía siendo extraño. Caminó cautelosamente sin perder de vista su cuarto, dió un paso en falso y volvió a oír otro disparo. Se preparó para atacar a quien disparaba y a punto de hacerlo, se fijó en quién era, bajando su arma de inmediato.- Selena...- dijo en un tono frío.La castaña teñida de un violeta oscuro sonrió cínicamente viendo al mayor con burla mientras todavía manternía su arma en posición, dispuesta a
— Ha crecido...— dijo Cedric acercándose a Héctor.— Sí...— habló Kim interrumpiendo la conversación — He crecido... — miró a su hermano con desconcierto — lo que deberías hacer tú...— Tú eres quién ha entrado a mi casa matando a todo aquel que te encontraste por el camino...— Y tú eres el que tiene a una pobre niña encerrada en esta maldita casa...— su tono de voz era molesto.— Es bueno verte Selena ...— dijo Cedric.— Kim, tío Cédric... — replicó tomando asiento en uno de los sofás del estudio.— Estás muy grande ¿ Cuántos años ya tienes?...— preguntó acomodándose su traje.— Dieciocho...— miró a Héctor con maldad — soy incluso mayor que la esposa de Héctor...— Te he dicho que dejes de llamarme así...— dijo golpeando la mesa.— Solo te digo tus verdades, después de lo que vivimos tú prometiste nunca acceder al juego y ahora resulta que sí entraste y peor, sometiendo a una pequeña de cuántos años¿16?...— Selena, sabes que pierdo la paciencia muy pronto. Sal de mi estudio y acomp
¿Y es así? ¿Una noticia y ya? Un dolor inmenso coloniza tu ser y con ese dolor llegan un sin fin de emociones que explotan en tu interior como bomba de relojería. Se pierde la noción del tiempo, a veces el apetito, las ganas de hacer cosas, las ganas de vivir y llega la depresión. Las noches llorando, los días pensando, atormentando cada espacio de tu mente que conserve algún recuerdo. La vida se vuelve solo eso, respirar y ya. Ya no hay sentido alguno. Encerrada en esa mansión, llorando sin consuelo, escuchando el silencio y en el silencio las voces de los momentos que marcaron su historia. Tanto que hicieron, tanto que lucharon para que acabaran de esta manera, una a tres metros de tierra y la otra a unos pasos del infierno, dos almas que iban juntas ahora se habían separado sin ningún remedio, sin otra opción.Y así las horas de dolor se volvieron días, los días y noches en velas se volvieron semanas, las semanas en ayunas se volvieron un mes y así llegó junio. Otro mes más en ese
Regina bajó captando la mirada de todos pero sobretodo la mirada más incrédula de Héctor, quien le hizo una señal para que se acercara. Ella educadamente se acercó y le miró sin ninguna expresión.—¿ Por qué te has cortado el cabello?...— preguntó algo enojado.— Mi madre era la única que me lo impedía, ella ya se fue no tengo porque conservarlo...— respondió desafiando con la mirada.—¿ Con qué te lo cortaste?— preguntó.—¿ Es un interrogatorio?— preguntó con una pequeña y casi invisible sonrisa en su rostro.— Respóndeme...— demandó.— Con unas tijeras que encontré, creo que eran las del jardinero...— respondió con un tono de duda.—Regina...— la miró apretando los puños.— Héctor...— dijo sin pensar a pesar de saber que no le gusta ese nombre.Todos a su alrededor retrocedieron ante lo que dijo, le había llamado por su nombre, ese nombre que tanto odiaba porque le recordaba momentos en los que cada esquina de su cuerpo sabía que era un Jones, el nombre con el que la gente del círcu