Mi mente se nubló, las personas corrían en caos hacia la salida, mientras las lágrimas desbordaban por mi rostro y una extraña sonrisa se formaba en mi rostro.
—Aquí está la rarita, la tonta, la celópata... —murmuré mientras comencé a caminar entre el cuerpo de Cloe y Guillermo.
Vi a varias personas en los pasillos y yo me dirigí también a la salida con el arma en la mano, reconocí a Sebastian, él intentó acercarse y también le disparé, a cualquier chico que intentaba acercase le disparaba, pero la mayoría era inteligente y solo huía de mí hacia la salida.
—No, Darcey —me voltee al ver a Calma de pie en el pasillo, su mirada comple
Metí mis cuadernos, los lápices, y todo lo que necesitaba para iniciar mi primer día del último año de la escuela antes de poder ir a la universidad, no era como si hoy fuera el primer día de clases, de hecho había faltado las primeras dos semanas por seguir enferma, ahora probablemente sufriría porque tenía que ponerme al día con todas las materias.—¡Apresúrate Darcey o llegarás tarde! —la voz de mi mamá desde la sala me hizo cerrar el bolso y bajar rápidamente las escaleras, ella estaba más ansiosa que yo por llevarme a la escuela, probablemente porque después de pasar todo el verano enferma en la casa de mi papá y sin poder salir de vacaciones como toda adolescente normal de 16 años, ahora saldría, pero a la escuela. Asco d
Todo el salón cayó en un extraño silencio, como si se tratara del Director Roques y acabara de entrar a regañarnos. Este chico llamaba mucho la atención, probablemente porque era muy alto, su cuerpo era deportivo, de hombros anchos y caderas estrechas, se notaba que estaba en forma por la manera en que la sudadera negra se acoplaba a su torso, jeans oscuros y zapatos deportivos blancos donde la costosa marca original era muy evidente a los laterales, tenía el cabello castaño oscuro revuelto en una ola de mechones rebeldes y ondeados, su expresión era hastiada, casi fastidiosa o aburrida cuando entró al salón sin ni siquiera dar los buenos días al profesor y tomó asiento al final de la clase, el profesor ni siquiera le prestó atención, estaba muy ocupado usando su teléfono celular.Tod
Estornudé.Y no solo eso, no fui capaz de cubrirme la boca y la saliva lo cubrió, pero como yo no soy de esas personas que solo estornudan una vez si no varias veces, tuve que cubrirme la boca y fue en ese preciso momento cuando impedí mi estornudo que me di cuenta que mi nariz estaba escurriendo mis mocos directo a mi boca.Uh.Limpié mi rostro rápidamente con mi camisa sintiendo mis mejillas sonrojarse por lo que había acabado de hacer, apenas me atreví a alzar la vista, sus ojos tenían unas espesas pestañas largas y oscuras como si fueran un marco para el azul verdoso de su iris, me veía fijamente pareciendo curioso y pasó una mano por su cuello donde al parecer le había llegado mi saliva.
¿Qué mier...?Tuve que releer el trozo de papel muchas veces para poder entender que era Lide el que había metido esa nota en mi bolso, ¿pero en qué momento lo metió en mi bolso? ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Por qué quería hablar conmigo?De seguro iba a asesinarme por echarle saliva encima.—¿Qué es eso? —dijo Ana observando el sobre en mis manos, guardé el papel rápidamente dentro del sobre evitando mirarla, si ella había mostrado celos con tan solo una mirada que Lide me echó, no podía imaginar con semejante nota para que lo encontrara al salir.—No, es un papel para... es mi... es de mi p
—Hey, Hermosa.¿Hermosa? ¿Yo?Me detuve casi cuando estaba por cruzar la puerta y voltee de inmediato sintiendo que la respiración se quedó atascada en mis pulmones cuando vi a Sebastian acercarse a mí por el pasillo, a juzgar por su cabello húmedo y su olor a jabón estaba recién bañado, se había cambiado a una franela rosada, jamás creí que el rosado le podría quedar tan bien a un chico, maldición, era tan sexy, de seguro acababa de salir de las prácticas de futbol.—¿Te ibas a ir sin esperarme? —comentó con una amplia sonrisa enseñándome el cargador y entregándomelo, tragué pesadamente saliva intentando controlar
Me solté de su agarre sintiendo la molestia invadirme, jamás me había sentido tan enfadada y realmente no comprendía como él pudo causar eso en mí, como si tuviera el derecho o el poder de exponerme, si quería burlarse de mí diciendo todas mis inseguridades ya había recibido demasiadas burlas en toda mi vida como para soportar esto y no comprendía por qué mi cuerpo sentía esa extraña excitación y calor.Hormonas, le echaría la culpa a mis malditas hormonas alborotadas.Me alejé de él y del instituto sin mirar atrás, no quería seguir respirando su mismo aire. El cielo estaba nublado y algunos relámpagos comenzaron a manifestarse en el cielo, para mi suerte logré tomar el autobús r&aacut
La puerta de mi habitación sonó con dos toques sobresaltándome, me voltee justo cuando abrieron la puerta y vi a Calma asomarse con un pequeño envase en sus manos lleno de galletas.—¿Se puede? —Preguntó ofreciéndome esa sonrisa que tanto la caracterizaba—, traje galletas.Estuve muy tentada decirle que no, pero traía galletas y olían muy sabrosas.Afirmé con la cabeza y ella entró cerrando la puerta a sus espaldas, nuevamente me sorprendí de su altura y de su bonito traje, casi parecía lista para una sesión de fotos para una importante revista de modas, por eso encajaba tan bien con mi madre, me parecía extraño que ella fuera tan simpática y sus herm
No podía ser cierto.Me negaba a creer que Ana pudiera hacerme algo así, la misma Ana que había sido mi amiga hacía casi cinco años enteros, la misma Ana que me contaba sus problemas y que se comportaba como mi amiga, esa misma Ana que se quedó varias veces en mi casa y compartió la cama conmigo y Cloe, la misma amiga de mis únicos tres amigos... me había traicionado la muy puta.—Ella es... mi amiga —murmuré en un hilo de voz.Me dejé caer de espaldas en la cama y miré al techo procesando esta información. Una imagen de Ana aprovechando que yo no había ido a la escuela vino a mi mente, ella sonriéndole a Sebastian y ofreciéndose para follar con él, aun cua