Todo el salón cayó en un extraño silencio, como si se tratara del Director Roques y acabara de entrar a regañarnos. Este chico llamaba mucho la atención, probablemente porque era muy alto, su cuerpo era deportivo, de hombros anchos y caderas estrechas, se notaba que estaba en forma por la manera en que la sudadera negra se acoplaba a su torso, jeans oscuros y zapatos deportivos blancos donde la costosa marca original era muy evidente a los laterales, tenía el cabello castaño oscuro revuelto en una ola de mechones rebeldes y ondeados, su expresión era hastiada, casi fastidiosa o aburrida cuando entró al salón sin ni siquiera dar los buenos días al profesor y tomó asiento al final de la clase, el profesor ni siquiera le prestó atención, estaba muy ocupado usando su teléfono celular.
Todos estos años no había visto a alguien como él en la escuela, o en la vida real, parecía sacado de una serie juvenil donde los adolescentes eran todo un sueño húmedo. Quité la mirada de él y miré a Ana, ella también había estado observándolo pero a diferencia de mí, tenía la boca débilmente abierta y sus ojos negros completamente brillosos.
—¿Quién es él? —pregunté con curiosidad. Ana se recompuso pareciendo salir del hechizo y aclaró su garganta comenzando a sonrojarse notablemente.
—El amor de mi vida —soltó un suspiro—, es nuevo, se llama Lide.
—¿Lide? —Repetí confundida— ¿Qué clase de nombre es Lide?
—El de un dios griego. —respondió mordiendo su labio inferior, de repente me miró y frunció débilmente el entrecejo cuando dijo: — Es mi crush, así que ni lo pienses.
Me encogí de hombros, igual no estaba pensando nada con nadie, además consideraba a Ana mucho más bonita que yo, tenía un cuerpo bonito, era de estatura pequeña y su cabello corto le hacía resaltar su sonrisa, igualmente ya tenía mi propio crush, Sebastian
Maltes, formaba parte del equipo de fútbol soccer de la escuela y siempre que tenía la oportunidad lo veía cuando él estaba distraído en el almuerzo o en los partidos de la escuela, lástima que siempre caía en otra sección, igual no era como si pensara que tuviera alguna oportunidad con él, siempre salía con las chicas más guapas de la escuela y ni sabía de mi existencia a pesar de que una vez me lanzó la pelota a la cara en una práctica por accidente y se disculpó conmigo, fue nuestra única conversación.Después de terminar la segunda clase de la mañana, salí rápidamente diciéndoles a mis amigos que yo los alcanzaría en el comedor para el almuerzo, tenía que ir al departamento de secretaría para llevar mi constancia del hospital para justificar mi ausencia de las primeras dos semanas de clases. Entré y me quedé por un momento en la puerta observando a un chico hablando con la secretaria Pamela, lo reconocí enseguida, era Lide, parecía discutir con ella por la forma en la que su gesto era ligeramente enfadado, la secretaria tenía los ojos aguosos parecía al borde del llanto, me acerqué solo un poco para poder escuchar su conversación y sentí como la piel de mis brazos se erizó cuando lo escuché decir:
—Si no te divorcias ahora, me encargaré de desaparecerlo.
¿Divorcio? ¿Desaparecerlo?
Fruncí el ceño por fin comprendiendo la situación, Lide tenía un romance con Pamela, la secretaria que tenía casi diez años trabajando en la escuela, la misma secretaria que de hecho era la mamá de Ana, mi mejor amiga que tenía un crush con Lide; el amante.
Mierda.
Quise retroceder para evitar ser vista, pero justo en ese momento Lide se volteó quedando justo frente a mí, alcé la vista y sus ojos se enfocaron en mí por primera vez...
Si pudiera retroceder el tiempo sabría que debí haber huido de ese lugar, pero en cambio hice lo más estúpido que se me pudo ocurrir...
Estornudé.Y no solo eso, no fui capaz de cubrirme la boca y la saliva lo cubrió, pero como yo no soy de esas personas que solo estornudan una vez si no varias veces, tuve que cubrirme la boca y fue en ese preciso momento cuando impedí mi estornudo que me di cuenta que mi nariz estaba escurriendo mis mocos directo a mi boca.Uh.Limpié mi rostro rápidamente con mi camisa sintiendo mis mejillas sonrojarse por lo que había acabado de hacer, apenas me atreví a alzar la vista, sus ojos tenían unas espesas pestañas largas y oscuras como si fueran un marco para el azul verdoso de su iris, me veía fijamente pareciendo curioso y pasó una mano por su cuello donde al parecer le había llegado mi saliva.
¿Qué mier...?Tuve que releer el trozo de papel muchas veces para poder entender que era Lide el que había metido esa nota en mi bolso, ¿pero en qué momento lo metió en mi bolso? ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Por qué quería hablar conmigo?De seguro iba a asesinarme por echarle saliva encima.—¿Qué es eso? —dijo Ana observando el sobre en mis manos, guardé el papel rápidamente dentro del sobre evitando mirarla, si ella había mostrado celos con tan solo una mirada que Lide me echó, no podía imaginar con semejante nota para que lo encontrara al salir.—No, es un papel para... es mi... es de mi p
—Hey, Hermosa.¿Hermosa? ¿Yo?Me detuve casi cuando estaba por cruzar la puerta y voltee de inmediato sintiendo que la respiración se quedó atascada en mis pulmones cuando vi a Sebastian acercarse a mí por el pasillo, a juzgar por su cabello húmedo y su olor a jabón estaba recién bañado, se había cambiado a una franela rosada, jamás creí que el rosado le podría quedar tan bien a un chico, maldición, era tan sexy, de seguro acababa de salir de las prácticas de futbol.—¿Te ibas a ir sin esperarme? —comentó con una amplia sonrisa enseñándome el cargador y entregándomelo, tragué pesadamente saliva intentando controlar
Me solté de su agarre sintiendo la molestia invadirme, jamás me había sentido tan enfadada y realmente no comprendía como él pudo causar eso en mí, como si tuviera el derecho o el poder de exponerme, si quería burlarse de mí diciendo todas mis inseguridades ya había recibido demasiadas burlas en toda mi vida como para soportar esto y no comprendía por qué mi cuerpo sentía esa extraña excitación y calor.Hormonas, le echaría la culpa a mis malditas hormonas alborotadas.Me alejé de él y del instituto sin mirar atrás, no quería seguir respirando su mismo aire. El cielo estaba nublado y algunos relámpagos comenzaron a manifestarse en el cielo, para mi suerte logré tomar el autobús r&aacut
La puerta de mi habitación sonó con dos toques sobresaltándome, me voltee justo cuando abrieron la puerta y vi a Calma asomarse con un pequeño envase en sus manos lleno de galletas.—¿Se puede? —Preguntó ofreciéndome esa sonrisa que tanto la caracterizaba—, traje galletas.Estuve muy tentada decirle que no, pero traía galletas y olían muy sabrosas.Afirmé con la cabeza y ella entró cerrando la puerta a sus espaldas, nuevamente me sorprendí de su altura y de su bonito traje, casi parecía lista para una sesión de fotos para una importante revista de modas, por eso encajaba tan bien con mi madre, me parecía extraño que ella fuera tan simpática y sus herm
No podía ser cierto.Me negaba a creer que Ana pudiera hacerme algo así, la misma Ana que había sido mi amiga hacía casi cinco años enteros, la misma Ana que me contaba sus problemas y que se comportaba como mi amiga, esa misma Ana que se quedó varias veces en mi casa y compartió la cama conmigo y Cloe, la misma amiga de mis únicos tres amigos... me había traicionado la muy puta.—Ella es... mi amiga —murmuré en un hilo de voz.Me dejé caer de espaldas en la cama y miré al techo procesando esta información. Una imagen de Ana aprovechando que yo no había ido a la escuela vino a mi mente, ella sonriéndole a Sebastian y ofreciéndose para follar con él, aun cua
Al día siguiente la alarma sonó temprano, Calma se fue a su casa para prepararse e ir al instituto, yo hacía lo mismo, pero todavía recordaba todo el largo día de ayer, para un primer día de clases habían sido demasiadas emociones o más bien terribles emociones; pero solo tenía en mente pedirle alguna explicación a la zorra de Ana, necesitaba que me explicara por qué decidió simplemente ignorar lo que yo sentía durante todos estos años por Sebastian, todavía guardaba la esperanza de que fuera mentira.Mi mamá iba tarareando una canción de la radio mientras conducía para llevarme al instituto, hasta que posiblemente notó mi rostro más serio de lo normal y preguntó:—¿Qué ta
Me habían expulsado por dos días, en realidad no era nada, pero para mí, que había faltado las dos primeras semanas de clases era mucho.Tuve que aguantar la charla del director, él quería comprender por qué yo había hecho eso, luego la trabajadora social entró y me preguntó si existía violencia en mi casa, y al darse cuenta de que solo había sido un impulso de enfado tras unas discusión y que estaba arrepentida, decidieron que no era grave y que estaba expulsada por dos días como castigo sin posibilidad de recuperar evaluaciones.No habría sido tan traumático si no hubieran llamado a mi madre, ella fue a buscarme completamente enfadada por lo que había hecho.—&