Ella tenía la mirada fija en mí, había algo en su expresión analítica que me estremeció por completo, como si estuviera preparada para atacarme. Iba a dar un paso atrás intentando no moverme, pero de súbito ella me agarró del cuello y me pegó de la pared, solté un gemido de la impresión, era tal vez de mi tamaño y contextura, pero su fuerza era impresionante.
Se acercó un poco, su nariz pareciendo olfatear el miedo en mí, sus ojos observándome con detenimiento.
—Eres tú —acusó ella, su voz extrañamente dulce pero escalofriante.
¿Qué?
—Señora Brete por favor
¿Cómo? ¿En qué momento?Era imposible.Jamás me drogaron, jamás me quedé inconsciente, jamás nadie que no conociera se acercó a mí y me marcó el cuello, era como si simplemente hubiera aparecido. Pasé una mano por encima, la tinta estaba seca pero no se veía permanente, mi corazón comenzó a acelerarse ¿desde hace cuándo había estado marcada?Escuché el cerrojo de la puerta, me coloqué el suéter rápidamente y solté mi cabello para poder abrirle.—¿Por qué cerraste? —preguntó mi madre mirando dentro de mi habitación, como si quisiera atrap
—¿Llevaban una bolsa negra? —pregunté removiéndome en mi asiento.¿Y si la señora Danna había muerto y ellos estaban intentando deshacerse del cadáver?—Sí, luego todos se fueron en su carro —explicó mi padre sin darle mucha importancia.No sabía qué pensar, pero era la única explicación que cruzaba por mi cabeza, siempre confié en ellos ciegamente a pesar de que me parecían extraños, misteriosos y con secretos.A pesar de que me advirtieron de que me alejara de ellos muchas veces.—Papá —comencé—, no quise decirte nad
Bajé las escaleras sintiéndome un poco mareada, solo me había sentido así cuando estaba comenzando a curarme del virus que me atacó en vacaciones, era terrible volver a sentirme así. Mi padre seguía en el mismo lugar, sentado en el sofá viendo la televisión, cuando me vio frunció débilmente el ceño.—Te veo pálida —dijo—, ¿te sientes bien?—No, estoy algo mareada—aclaré mi garganta—. Papá, voy a hablar con un amigo aquí afuera de la casa un momento.Sus ojos se entrecerraron un poco y se encogió de hombros.—Bien, pero no quiero que te alejes de la puerta.
Entre abrí los ojos, mi cabeza palpitaba de dolor, intenté moverme y fue cuando me di cuenta de la cuerda que me envolvía todo el torso contra el árbol a mis espaldas, miré a mi alrededor apenas pude enfocar mi mirada en los árboles y en los trillizos Brete, ellos estaban apoyados de la camioneta hablando entre ellos, lucían los mismos trajes negros como si fuera un uniforme.¿Por qué?Jamás podría comprender cómo las personas podían mostrarte una fachada de amistad solo para entrar a tu vida y dañarte sin piedad.Calma fue la primera en verme despierta, hizo una seña con la cabeza y los vi acercarse a mí lentamente.
DANNA WESTER—¿Entonces Darcey no quiere hablar contigo? —pregunté sentada en el mueble observando a mi hijo Lide, él miraba a través de la ventana a los Henks, las luces estaban encendidas pero no había nadie por fuera, la señora Alexandria había llegado en le madrugada completamente alterada directo a ver si su hija estaba bien y no habían salido de su casa desde entonces.—No, ella ahora me odia —dijo Lide—, no soporta que la hayamos engañado, no entiende que todo lo hicimos incluso para protegerla a ella.Me había contado que Darcey no había ido a la escuela, pero todo había sido muy reciente, h
Mi mente se nubló, las personas corrían en caos hacia la salida, mientras las lágrimas desbordaban por mi rostro y una extraña sonrisa se formaba en mi rostro.—Aquí está la rarita, la tonta, la celópata... —murmuré mientras comencé a caminar entre el cuerpo de Cloe y Guillermo.Vi a varias personas en los pasillos y yo me dirigí también a la salida con el arma en la mano, reconocí a Sebastian, él intentó acercarse y también le disparé, a cualquier chico que intentaba acercase le disparaba, pero la mayoría era inteligente y solo huía de mí hacia la salida.—No, Darcey —me voltee al ver a Calma de pie en el pasillo, su mirada comple
Metí mis cuadernos, los lápices, y todo lo que necesitaba para iniciar mi primer día del último año de la escuela antes de poder ir a la universidad, no era como si hoy fuera el primer día de clases, de hecho había faltado las primeras dos semanas por seguir enferma, ahora probablemente sufriría porque tenía que ponerme al día con todas las materias.—¡Apresúrate Darcey o llegarás tarde! —la voz de mi mamá desde la sala me hizo cerrar el bolso y bajar rápidamente las escaleras, ella estaba más ansiosa que yo por llevarme a la escuela, probablemente porque después de pasar todo el verano enferma en la casa de mi papá y sin poder salir de vacaciones como toda adolescente normal de 16 años, ahora saldría, pero a la escuela. Asco d
Todo el salón cayó en un extraño silencio, como si se tratara del Director Roques y acabara de entrar a regañarnos. Este chico llamaba mucho la atención, probablemente porque era muy alto, su cuerpo era deportivo, de hombros anchos y caderas estrechas, se notaba que estaba en forma por la manera en que la sudadera negra se acoplaba a su torso, jeans oscuros y zapatos deportivos blancos donde la costosa marca original era muy evidente a los laterales, tenía el cabello castaño oscuro revuelto en una ola de mechones rebeldes y ondeados, su expresión era hastiada, casi fastidiosa o aburrida cuando entró al salón sin ni siquiera dar los buenos días al profesor y tomó asiento al final de la clase, el profesor ni siquiera le prestó atención, estaba muy ocupado usando su teléfono celular.Tod