Aston no sabía qué hacer, se sentía completamente dislocado de la realidad. Apenas faltaban unos minutos para las ocho, hora en que comenzaba el concejo de guerra para finalizar la semana de trabajo. Solo quedaban en activo los agentes de guardia y aquellos que se encontraban en misiones. Debido a su nuevo estatus, con una investigación de alto perfil, ellos salían de la rotación de guardias nocturnas o fines de semana, pero quedaban atentos a responder ante cualquier situación de emergencia o si eran solicitados para investigar algún hecho relacionado con su caso. Pero lo cierto era, que desde que había ingresado a la policía y luego a las Fuerzas Especiales, jamás había esperado con tanta necesidad un fin de semana que le permitiera descansar y asimilar todo lo que había pasado y descubierto en los últimos días.
Nunca creyó eso de que la vida podía cambiar
El capitán Archer se inclinó en una demostración de respeto ante el Comandante Ksongan cuando este arribó a la azotea y se subió al avión. Rápidamente se puso delante de los controles y pilotó el suave sobrevuelo de la ciudad, haciendo discretas referencias al clima del viaje y el tiempo aproximado que les tomaría llegar a Shtay-in.La mayoría de los vampiros puristas vivían en esa arca, asegurando que la raza debía vivir alejada de los humanos y disponiendo de toda su tecnología para replicar las antiguas ciudades que les pertenecieron alguna vez, millones de años atrás. Ya Enam ni siquiera se molestaba en discutir o intentar hacer entrar en razón a esos vampiros, se conforma con el hecho de que aquellas familias arcanas que se encontraban en la vanguardia con respecto a la integración humana, eran bastante poderosas para mantener a raya a los demás,
Ksongan culminó su reunión con los otros Comandantes afinando detalles para determinar si la infiltración del sistema de inteligencia artificial de cada base se produjo desde la base principal en Ajat o desde el mismo Shtay-in. La depuración de Mäkelä rápidamente se convirtió en una misión secreta de contra espionaje en la que buscarían rastrear el origen. También decidieron nombrar un equipo en la Fuerza de la ciudad que se encargara de investigar si, en efecto, los Sufyán estaban creando una línea paralela e ilegal de equipos bélicos que minaran la efectividad de los agentes, o si había un tercero detrás de todo eso que se valía del proceso y la conexión para lucrarse a costa de poner en riesgos millones de vidas.Ese imbécil no comprendía que las Fuerzas Especiales también servía de disuasión dentro de la sociedad vamp
El día lunes a las ocho de la mañana en punto estaban en la sala de guerra de la base esperando la llegada del Comandante Ksongan para su acostumbrada rutina. A las ocho con un minuto se proyectó una pantalla sobre la pared del estrado y el rostro de Enam Ksongan apareció con su habitual mirada sabia. Todos los agentes se pusieron firmes como si estuviera en persona con ellos y tras el protocolar saludo, comenzaron a distribuirse las tareas, a felicitar por los logros obtenidos, a discutir resultados de los casos públicos, etcétera. Finalmente, quedaron los agentes con misiones de alto riesgo y perfil, cada uno recibió, trasmitido al comunicador implantado en su oído, directo y discretamente, las indicaciones pertinentes y fueron retirándose de la sala.Al final de la jornada solo quedaban Aston y Fira. Dieron un paso al frente y se enfrentaron a los ojos serenos de Enam. Les informó de la reunión en
La presencia de los agentes de las Fuerzas Especiales no se hizo esperar. Salieron como un bloque compacto a contener los daños, perfectamente sincronizados. Los vampiros y mestizos que participaban de los esfuerzos de rescate de los edificios dañados también fueron blancos de ataques que lograron contenerse debido a la actuación rápida y certera de los agentes.Veinticuatro horas después las víctimas eran muchas, los sobrevivientes pocos y los Parlamentarios se pronunciaban con mensajes de repudio en contra de los atentados. Matsudaira Tadatsune se manifestó con un discurso apasionado sobre no dejarse intimidar y no dar marcha atrás a la integración.“No combatiremos su odio con miedo, esta vez somos más los que queremos la paz, son estos hombres y mujeres mestizos, que hoy murieron junto a sus compañeros humanos, los que defenderían a sus hijos e hijas,
Los noticieros se desbordaron con las noticias sobre la efectividad de las Fuerzas Especiales, en colaboración con las fuerzas de la ley locales, para capturar y desmantelar al grupo radical.Para la mañana del día lunes era noticia internacional y se había lanzado una alerta en todas las arcas para evitar y neutralizar cualquier intento de insubordinación.El Parlamento agradeció los esfuerzos en conjunto, halagando la unidad a la hora de trabajar por el bien común. Se mantuvo en secreto el hecho de que la ciudad estaba siendo inundada de contrabando letal, con la finalidad de evitar cualquier clase de histeria.En la sala de guerra la orden fue clara, continuarían buscando en los túneles y al mismo tiempo se aumentaría la presencia de los agentes en las calles para garantizar que cualquier intento de protesta violenta fuese contenida a tiempo. Así comenzaron los turnos de cuarenta y o
Fira siempre había creído que el destino era la forma en que los humanos llamaban a las altas probabilidades de que algo sucediera por la única razón de darle un toque de magia a sus vidas.Esa noche tuvo que admitir que debía replantearse el concepto.¿Qué probabilidades había de que Aston terminara en el mismo local nocturno que ella cuando se suponía que había cientos de fiestas y celebraciones del festival a lo largo y ancho del arca?Sobre todo, porque el sitio escogido no era precisamente del estilo de su compañero.Cuando despertó, justo a la caída del sol, las alarmas de su casa sonaron y pesadas láminas de metal bajaron desde todas las ventanas y accesos, encerrándola dentro. La voz de Gan había comenzado a repetir una y otra vez que los niveles de nutrición habían descendido a un punto crítico y ella era un peligro
Aston no quería pensar en nada más que no fuera ella y el momento que estaban viviendo. Tampoco quería desperdiciar tiempo, y agradeciendo los vehículos de conducción automática que eran el servicio de transporte privado de la ciudad, arrastró a Fira hasta que la sentó a horcajadas sobre sus muslos y siguió besándola.Él estaba sediento y ella era un oasis, sus gemidos rebotaban dentro de su boca y retumbaban en su pecho, llenándolo más, si cabía, de deseo.Los quince minutos que tomó ir desde el Yokubō a su loft le parecieron extremadamente largos y agonizantes. No se atrevió a ir a más en el carro porque quería explayarse en ella, besar cada milímetro de su cuerpo y memorizar cada detalle de su piel. Fira no escatimaba en caricias, besos y jugueteos, él se estremecía entre el placer y la secreta necesidad de que se aliment
Aston sabía que estaba enamorado de Fira, pero supo que estaba verdaderamente perdido cuando se dio cuenta que adoraba cómo los rayos del sol, que se filtraban por la enorme ventana principal, se colaban entre las hebras de su cabello oscuro, generando filamentos de luz que se fragmentaban en los colores del arcoíris.Cada uno estaba de costado, mirándose directo a la cara, en silencio, enrollados en las cobijas. Un pezón juguetón se asomaba por entre los mechones de cabello que caían sobre el pecho de la mestiza.Él rogaba porque el momento no terminara, aunque sentía el cansancio acercase indetenible para aferrarse a su cuerpo, haciéndole temer que caería dormido en cualquier momento. Habían hecho el amor de distintas maneras; después de una ronda cariñosa, Fira había saltado sobre él y cabalgado su miembro como si su vida dependiera de ello. Aston vio la c