CAPÍTULO LIII

Enam abrió los ojos sorpresivamente, pero logró controlarse; lo que no pasó desapercibido para Aston y Fira, fue el modo en que su cuerpo se tensó y sus mandíbulas se apretaron.

―Esa es una acusación muy delicada de llevar a cabo, agente Volk ―dijo Ksongan tras recuperar lo compostura.

Aston se había quedado de piedra, se le resecó la garganta e incluso pareció que la oficina se había quedado helada de repente.

Durante toda la conferencia, el Comandante Enam Ksongan había estado de pie, pero tras decir aquellas palabras, se dirigió a su silla y se acomodó en ella con cierta parsimonia. Fira seguía sus movimientos como si fuese una pantera o un lobo al acecho, midiéndolo milimétricamente; él se volvió hacia ellos y descansó sus manos sobre el escritorio, comenzó a juguetear con el anillo de apatitas de su dedo.

―La vic

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