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RENACÍ COMO LA LUNA OSCURA
RENACÍ COMO LA LUNA OSCURA
Por: Livi Ruiz
Un trato con la diosa de la oscuridad

Mis manos están atadas por unos enormes grilletes que me prohíben convertirme y a cada segundo robaban más y más las pocas energías que me quedaban después de la guerra, pero la falta de energía, mi ropa llena de sangre, mis heridas y quemaduras luego de ser torturada, nada de eso me importa en estos momentos, no, claro que no, ahora solo me importa el terrible dolor que me posee, aquel que no puedo detener y no sé de qué trata, que tonta, ¿no sé de qué trata? ¡Claro que sé de qué trata!, por supuesto que lo sé!, por qué estoy tan dolida y llena de odio, de vergüenza y de frustración, esa es la razón que causa mi dolor.

Ellos me engañaron, ellos me utilizaron y ahora yo seré quien pague tal pecado, yo lo asesiné, yo hice cosas terribles en nombre de una manada y un reino que al fin y al cabo no fue más que el bando equivocado, todo no fue más que un error, todo no fue más que mi mayor pecado, mi gran error, por eso baje mi cabeza y llore llena de tristeza, llore llena de odio y llena de resentimientos, entonces escuche pasos acercándose a mi celda, en la que pude ver su rostro, más bien pude ver sus rostros, aquellos dos sínicos que ahora se mostraban ante mí y solo hacían que mi odio aumentara más y más.

 

--Es curioso que la gran Alya Dydd, la loba blanca nacida en siglos, termine de esta manera…

 

--Es curioso que mi esposo, el gran Raiden Celwydd sea el que se esté encargado de mi muerte y se vea tan glorioso mientras sostiene a su puta al lado…--el rostro sonriente de Raiden se apagó de inmediato y una mueca hosca llena de desafío fue ahora la que la remplazo, en lo que yo me daba por bien servida por hacerlo sentir inferior a mí incluso en este momento.

 

--Raiden

 

--Tranquila, no debes preocuparte mi amor, perra que la ladra no muerde, más si está a punto de morir, después de todo sus palabras solo serán llevadas por el viento y tú serás la nueva luna de la manada creciente, además de estar como aliados del rey eclipse, gracias al trabajo de Alya…—apreté mis manos en puño y mi rostro se crispó lleno de odio, en lo que noté como ella sonrisa con victoria y asentía llena de satisfacción por las palabras de mi supuesto esposo.

 

--Esto no sé qué dará así, mi familia se vengará, mi familia…—mis palabras se quedaron a medio salir, cuando él sonrió lleno de diversión y pareció que no había contado más que una broma, algo que me hizo preocupar demasiado.

 

--¿Tu familia? ¿Aquella que hizo un trato con el rey, ya hace mucho tiempo? Todo fue completamente preparado con anticipación, tú asesinaste el príncipe heredero y con ello libraste al rey de sus problemas, además del hecho de que tus padres te entregaron con la condición de tener un lugar en su concejo, tú no fuiste más que una transacción para todos, así que no me preocupa tu familia…

 

--Maldito… malditos sean todos… --Ah… pero ¿sabes quién no estuvo de acuerdo con ello? Tu hermano, de hecho te iba a ayudar a salir de aquí, parecía haber creado un plan, pero siendo un alfa de baja estima, no logro mucho, ahora será decapitado junto a ti y todos los rebeldes que seguían al príncipe heredero, todos serán asesinados…--las puertas de la celda fueron abiertas, en lo que note como tres guardias venían hacia mí y me sujetaban con fuerza.

 

Por lo que intenté zafarme, instante hacerlo como pude, pues de verdad quería asesinarlo, quería por lo menos llevarlo conmigo, si iba a morir quería antes de irme de este mundo, también la muerte de ese bastardo, pero no pude, no podía siquiera moverme, solo estaba allí luchando por ser liberada solo unos instantes, solo eso necesitaba, en lo que mi mirada se posó en aquella mujer, en aquella humana m*****a que fue la cúspide de mis desgracias, aquella que fue la que creo todo este caos desde que aprecio en mi vida.

 

--No te preocupes Alya, después de todo tú descansa, mientras yo seguiré como siempre, ahora pondré a mi verdadero mate en el lugar que pertenece, mientras el hijo que ella carga en su interior será el heredero y tu nombre se olvidará con el tiempo, pues a una traidora no vale la pena el hecho de recordarla, buena vida Alya

 

--Te maldigo, te maldigo Raiden y ruega a los dioses que yo nunca tenga la oportunidad de volver a la vida o incluso que pueda liberarme, porque te juro, te juro Raiden que yo misma te mataré, lo haré con mis propias manos, lo juro, lo juro!… Fui arrastrada hasta la guillotina aquel día, mientras aquellos que siempre ame estaban al lado de aquel malvado hombre al que yo le había dado el trono, mientras que aquellos lobos que muchas veces me saludaron llenos de amor o dicha, ahora me observaban llenos de odio y pedían mi muerte como si de una traidora me tratara, en lo que mis lágrimas llenaron mis ojos y recibí la muerte como un alivio, ya que después de todo aquel dolor que me poseía quizás, solo tal vez, podría irse cuando muera.

 

Pero entonces eso no fue todo, después de haber sentido un terrible ardor en mi cuello, mis ojos se abrieron por completo y una luz terrible me cegó, a lo que no entendía que ocurría, después de todo yo fui asesinada, tal vez está es la dichosa eternidad, tal vez este sea el lugar que me tendrá en paz por el resto de mis días, el lugar que ayudara a sanar aquel dolor y odio que me posee, seguramente de eso se trata, pero entonces note como en medio del lugar desolado había un enorme lago, en este había una mujer, aquella con su cabello negro con la noche y tan largo que arrastraba el suelo, mientras su vestido de color blanco le daba una apariencia terriblemente delicada en su pequeña figura, por lo que me sentí lo suficientemente en confianza para acercarme, aunque por supuesto lo hice con delicadeza, pues no deseaba asustarla.

 

--Ya era hora de que vinieras a mi Alya… fue una muerte lamentable…--abrí mis ojos grandemente ante ella, en lo que la mujer proyecto sus ojos negros como la noche ante los míos azules y me sonrió con delicadeza.

 

--¿Quién eres? —ella sonrió y hablo con lo que precia ser un susurro en medio del silencio. -Tengo distintos nombres, según cada cultura y cada ser me llaman de ciertas formas, también muchos hablan de mí en diferentes formas, algunos son amables, otros no tan amables, pero según tengo entendido, tú me llamas Keke la diosa de la oscuridad…--mis ojos se abrieron grandemente ante aquello, en lo que no sabía que deseaba aquella diosa conmigo, pero un terror terrible se apoderó de mí.

 

--¿Y qué desea la diosa de la oscuridad en el lugar que se supone que es mi lugar de paz? —la diosa sonrió al parecer con burla y negó divertida ante mis palabras.

 

--¿Quién dice que mereces la paz después de la muerte? ¿Quién dice que tus pecados solo se quedaran como si nada? ¡Tal vez no merezcas la paz! …--apreté mis manos en puño y negué llena de soberbia.

 

--No te creo, he sufrido lo suficiente, fui asesinada y traicionada por mi esposo, fui traicionada por mis padres y mi pueblo, ¿acaso no merezco la paz? ¿Qué para ustedes no es suficiente el dolor que viví en vida? —la diosa sonrió de nuevo y luego asintió levemente.

 

--¿La vida no es justa? ¿Qué no es esa la frase muy común en los humanos y los lobos? —apreté mis manos en puños y estuve a punto de refutar, pero ella habló de nuevo—pero siendo piadosa, te tengo un trato Alya, loba blanca y pura, tú volverás! Y espero que hagas las cosas de manera distinta. A cambio quiero que me des el don de reconocer a tu mate, que me des ese amor incondicional que los lobos tienen a primera vista, que me des el amor puro y leal que posees por él con solo conocerlo…

 

Me quedé sin poder creer en sus palabras, en lo que solté una gran carcajada y ella me observo como si no comprendiera que era aquello que me hacía reír tan divertida ante la situación, en lo que yo al estar más tranquila la observe llena de determinación y hable ahora de manera más seria.

 

--¿Solo pides eso? ¿Hablas en serio? —ella asintió de manera determinada y más fuerte que antes y supe que no estaba bromeando, que hablaba muy en serio, que no estaba bromeando o burlándose de mí, por lo que miles de mis pensamientos pasaron por mi cabeza, miles que solo me convencieron de dar mi respuesta—tómalo, es todo tuyo, ¿para qué un amor como ese si no pudo salvarme de mi muerte tan lamentable? ¿Quiere el amor incondicional que mi lobo ofrecerá a mi mate? Es tuyo, todo tuyo, a cambio dame la manera de volver y vengarme…—la diosa sonrió divertida y asintió con su pequeña cabeza.

 

--Hecho, te vas a arrepentir, pero amo crear el caos, buena suerte Alya y esta vez… encuéntralo y no lo mates…--no tuve tiempo de entender de que hablaba, pues un fuerte viento me arrastro hacia el lago y antes de poder reaccionar, ella me había dado un empujón que hizo que mis ojos se cerraran y temiera en abrirlos de nuevo.

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