CAPÍTULO 68
Ella era suya…

El aire en la habitación se volvió espeso, cargado con el peso de las palabras de aquella mujer, que, de alguna forma, lo estaba mirando con desafío.

Hakim volvió la mirada a Rania, o la mujer a quien había conocido como tal, con una expresión que mezclaba incredulidad, confusión y un atisbo de traición. La noticia había caído sobre él como un mazo, destrozando la realidad que pensaba conocer.

¿Entonces todo este tiempo debía dudar de ella? ¿O de qué se trataba esto?

—¿Cómo que no te llamas, Rania? ¿Qué significa esto? —Su voz era un susurro cargado de emociones encontradas. La mirada que le devolvió fue una mezcla de temor y súplica, como si temiera perderlo todo con la verdad.

—Por favor… déjanos solos… —Rania pidió, y Adalia cambió la mirada y se fue a ella.

—Me preocupa tu palidez… —Y Rania negó.

—Estaré bien, lo prometo… —Hakim notó cómo Adalia le besó el dorso de la mano a Rania, y luego salió recordándole que ella estaba pendiéndote de cualquier cosa.

Y cu
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