CAPÍTULO 54

Desplome total…

La tragedia en el despacho de Samir dejó a Rania en un estado de shock. La imagen de Adilá, inerte y sin vida, la perseguía mientras la urgencia de la coronación forzaba a todos a seguir adelante como si nada hubiera pasado. En el fondo de su ser, Rania sentía una mezcla de horror y determinación, mientras Laya se apresuraba a buscarle otro vestido.

—Señora… por favor… su maquillaje se escurre a cada nada… —dijo la mujer que la estaba maquillando y ella volvió a limpiarse las mejillas.

Laya la ayudó a vestir, y cuando la habitación quedó vacía, la abrazó con fuerza.

—La mató delante de mí… yo… ella no me caía bien, merecía muchas cosas, lo sé, pero… pero esto…

—Señora… tranquilícese, por favor…

Y Rania negó, levantándose.

—Él iba a… estaba forzándome a estar con él, Laya, si Adilá no hubiese entrado…

Los toques en la puerta se hicieron urgentes y ni siquiera pudo responder cuando un guardia entró.

—Su presencia se exige, señora Rania…

Laya abrió los ojos. La arbitrarie
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