¡Por favor, que estés bien!Un segundo estruendo apagó el escenario, las luces y el sonido, Rania y Samir fueron al suelo, y los guardias gritaban fuertemente.—Han sido desactivadas las comunicaciones dentro del palacio, señor… —Su mano derecha llegó a él—. Nuestros cables no funcionan, hay total confusión ahora…A Samir se le podía ver la furia en sus ojos, y Rania casi gateó para colocarse de pie y correr, sin embargo, él la alcanzó tomando su brazo y la sacudió con fuerza.—¡¿Adónde vas?! —ella miró sus ojos y negó.—Debo buscar a Omar…—¡No! —Samir tomó al “imán” que era el hombre encargado de unirlos en la ceremonia—. ¡Termina, ahora mismo!—Pero señor… —Samir sacó el arma de su hombre y lo apuntó.—¡Ahora!—Señor, vemos que vienen muchos militares, no sé de quién se trate… debemos salir cuanto antes…—¡Prepara el auto! Saldré con Rania…Rania trató de zafarse y negó.—No… no… Déjame…—¿Dejarte? ¡Dijiste que estabas conmigo en esto!—Majestad… en estas condiciones, no puedo casa
¿Y Rania?A medida que el sol comenzaba a rayar el atardecer, el palacio de Al-Zahir yacía sumido en un silencio ominoso, interrumpido solo por los pasos decididos de Hakim. Los pasillos, una vez llenos de vida y bullicio, ahora reflejaban el caos de la traición reciente: paredes manchadas por el humo, obras de arte desfiguradas, y el suelo salpicado con la sangre de los guardias caídos.Hakim, flanqueado por sus leales, avanzaba por el palacio con un semblante de acero, su mirada fija en el horizonte de su nuevo dominio. Los cuerpos de los guardias traicioneros yacían esparcidos, testimonio mudo de la batalla librada en esos mismos corredores.Las calles de Omán ahora estaban repletas por la verdadera fuerza militar, y había muchas bajas de militares que decían que no tuvieron otra opción que cumplir al mandato de Samir.Pero ya se encargaría él de colocar todo en orden.Las fuerzas especiales extranjeras le comunicaron que se quedarían una semana más mientras sus propias fuerzas mil
Un mal hijo… La noche caía sobre Omán con un manto de estrellas que parecía burlarse de la oscuridad que se cernía en el corazón de Hakim. La desesperación por encontrar a Rania se había convertido en una obsesión que lo consumía, eclipsando incluso el alivio de haber retomado el control del palacio y asegurado la captura de Samir.—Hakim —comenzó con un susurro cargado de preocupación—. La noche es larga, y la esperanza no debe morir… Rania, ella es fuerte; ella encontrará el camino de regreso a nosotros, al igual que tú has encontrado el camino de regreso a tu gente. Creo que, si no han dado con su paradero, es por el miedo a que sea encontrada por Samir.Hakim miró a su madre, intentando procesar sus palabras. La última vez que ella habló de Rania, fue para decirle que estaba decepcionada de su elección.—Lo sé, madre… Pero el tiempo es un lujo que no podemos permitirnos. Cada momento que pasa, el peligro crece… —respondió, su voz teñida de la urgencia que sentía.El grupo de élit
Omar… La habitación, bañada en una luz artificial que no lograba disipar la oscuridad de los pensamientos de Hakim, se convirtió en un escenario para la reflexión. A pesar de la turbulencia de sus emociones, una decisión se afianzaba en su mente. Samir enfrentaría la justicia, la justicia de un reino que había sido testigo de su traición y su crueldad.Y ya no importaba que llevara su misma sangre.—Que la justicia sea nuestro guía… —murmuró Hakim y luego se dio la vuelta, mientras Mahir dio órdenes precias, tanto a la guardia, como a los mismos médicos.Nadie podía visitarlo, y prepararían sus traslados, en cuanto el informe médico diera un sí. Caminaron en silencio por los pasillos del hospital, pero antes de que pudieran intercambiar palabras, una conmoción en el exterior atrajo su atención.La prensa, siempre hambrienta por un destello de drama en los altos círculos del poder, había congregado fuera del hospital sus cámaras y micrófonos apuntando hacia la entrada como lanzas pre
Otro hombre… Al entrar en una sala privada, Zulema fue la primera en aparecer como si le hubiesen devuelto la vida. Casi corrió a Omar, y se lo quitó a Hakim de los brazos para estrecharlo contra su cuerpo.—Mi niño… —sus ojos se nublaron mientras regaba besos en su carita, y lo miraba con aprensión—. Sabía que estaría bien, estás destinado a muchísimas cosas.Hakim sonrió al ver a su madre, mientras Laya se quedaba atrás con los brazos cruzados, como si se consolara a ella misma.—Laya… —Zulema comenzó—. Estamos en una deuda muy grande contigo…Laya negó rápidamente.—No es nada… Le prometí a la señora Rania que protegería al niño Omar con mi vida… y él se porta de maravilla…—Está acostumbrado a ti —el rey lo afirmó, y Laya pasó un trago fuerte—. Antes que nada, debes saber cuánto agradezco lo que has hecho por mi hijo y por Rania… —Hakim volvió a decir, Zulema se sentó con Omar, y Laya notó que el rey estaba angustiado. —Mi señor, hice lo que cualquier leal servidora haría por su
Yemen…Rania trató de parpadear y moverse un poco. Se sentía cómoda, pero adolorida, pero en el momento en que sus ojos se abrieron, su ceño se frunció.Había una amplia habitación iluminada. Muy lujosa, candelabros innovadores, y una enorme cama, donde todo resplandecía.Ella se tocó las costillas. Miró sus piernas.Parecía que alguien la había atendido. Tenía algunas vendas en el estómago y una en su rodilla. Aún sentía dolor, pero era llevadero, entonces, cuando intentó levantarse, solo en ese momento, notó que alguien más estaba en la habitación.—Tenga mucho cuidado, señorita… —Ella se giró de golpe.Era una criada bastante joven que ahora le sonreía y Rania se sintió demasiado extraña.—¿Dónde estoy?—En Yemen… —Su respiración comenzó a agitarse…—¿Yemen? —La chica rubia asintió.—Sí, señorita…Ella pasó un trago. Esperaba que no sucediera de nuevo.—¿Sabes mi nombre?La chica parpadeó como confundida, y luego volvió a sonreír.—Sí… es la señorita Rania… —El aliento salió de su
El verdadero renacer…La habitación, que momentáneamente había sido un refugio de su realidad tormentosa, se convirtió en el escenario de una complejidad aún mayor.Rania miró a Rabbuh y Adalia, aun procesando la revelación de su embarazo y, sobre todo, lo que acababan de decirle. Ella trató de parecer serena, pero era evidente que todo estaba siendo demasiado para ella.Se masajeó la sien, y luego volvió a observarlos. La miraban con un poco de miedo, pero ¿por qué? Había expectativa en su mirada y sobre todo una tensión innegable.—¿Por qué…? ¿Por qué me estaban buscando? —preguntó Rania con su voz aún temblorosa, pero firme, demandando respuestas.—Has pasado cuatro días en cama… por favor, come con nosotros…Ella negó.—Por favor, en mi país hay un caos… —Y Rabbuh se apresuró a dar una orden.Hubo un silencio cuando el hombre salió en un momento recibiendo una Tablet en sus manos.Llegó hasta Rania y luego se la pasó.Ella comenzó a deslizar su dedo.Se relataban los últimos acont
Lista para el futuro…La revelación había dejado a Rania sin palabras, sumergida en un mar de emociones que apenas podía comprender. La idea de que su vida estuviese tan intrincadamente conectada con la de esa chica, y que su existencia misma fuese el nexo perdido en una historia de dolor y búsqueda, le confería un nuevo sentido a su propio ser.Ahora, sentada frente a Adalia y Rabbuh, no solo veía a dos personas que habían sufrido la pérdida de una hija, sino también a sus propios padres ahora, cuyas vidas habían estado marcadas por la ausencia y la esperanza.—Zahida… —susurró Rania, tratando de adaptarse a la información.—Sí, Zahida —confirmó Adalia acercándose con su esposo y extendiendo su mano sobre la mesa para alcanzar la de Rania. La calidez de ese gesto era un bálsamo para el alma agitada de ella, para todo lo que había pasado, para todo lo que había tenido que aceptar—. Durante años, la búsqueda de nuestra hija ha sido la llama que mantenía vivos nuestros espíritus. Y ahor