CAPÍTULO 100. Una aclaración necesariaTodos se detienen, por supuesto, porque nadie quiere perderse un espectáculo como este. La mujer que planta cara en la entrada del salón tiene una elegancia medida, y un porte de señora de sociedad que me hace pasar saliva, porque por desgracia me recuerda demasiado a Bonnie. Sé que ni de lejos caen en la misma categoría, pero por desgracia esta también es una mujer que intenta aparentar lo que no es, o mejor dicho, lo que no ha sido.—¿Disculpa? —pregunto como si de verdad estuviera esperando que me lo explique.—Así que tú eres Regina —dice, cruzando los brazos mientas su mirada me analiza de pies a cabeza—. He escuchado hablar de ti últimamente, pero no se me pasó por la cabeza que te atrevieras a dar órdenes en esta casa.—Entonces no has escuchado los comentarios correctos —replico girándome hacia ella—. Sí, es cierto que soy Regina, y tú eres… déjame adivinar: su madre, la señora Beberly.—Así es, exactamente, y soy la única señora Massari,
CAPÍTULO 101. Una madre ofendidaEl aire está cargado de tanta tensión que casi puede cortarse con un cuchillo. Viggo me mira con esa mezcla de sorpresa y ternura que a veces me hace sentir como si estuviera flotando. Cuando su boca impacta contra la mía su beso pretende ser cálido, y su abrazo se siente como un abrazo después de una larga ausencia. Sin embargo la suavidad en él siempre termina convertida en una declaración de posesividad que no puede evitar.—Hablé con Alicia —me dice, separándose un poco para verme a los ojos—. Yo la mandé a llamar. Quería saber cómo se atrevió a seguirte, empecé a reclamarle… pero no sé cuándo me dio algo, no recuerdo mucho de anoche, supongo que seguirá en el trago que estaba bebiendo en mi despacho.Su voz es tranquila, pero puedo ver la preocupación asomándose.—Pues parece que de alguna forma Devon y Bonnie la encontraron —le digo—. Me di cuenta de que estaban tratando de usarla para que yo pierda a “quien me está protegiendo”.Viggo levanta un
CAPÍTULO 102. De princesas y put...Cuando Viggo lanza la frase me deja helada. Escupo el café de la impresión, y el líquido oscuro salpica la mesa. Mi corazón empieza a acelerarse como si hubiera visto un fantasma y sé que mis pupilas se dilatan y que él observa hasta el más mínimo movimientos de mis reacciones.—¿Qué… qué dijiste? —pregunto, mirándolo con incredulidad.La idea de un matrimonio otra vez me parece absurda y aterradora, y no puedo evitar que las náuseas se apoderen de mí.—Que si me vas a dejar ponerte un diamante en el dedo, nena —repite con firmeza y el escándalo de Beberly me da tiempo suficiente para pensar por un segundo.Me acerco a su oído, intentando mantener el tono juguetón que solemos usar, porque ahora mismo no quiero que nadie dé cuenta de lo que realmente siento.—Viggo… —le susurro—. Ahora mismo puedo pensar en muchos lugares mejores donde me gustaría que me pusieras un diamante que no sea en el dedo.La expresión en su rostro cambia de sorpresa a pura e
CAPÍTULO 103. Una llamada en medio de la nocheEstoy acostada junto a Viggo, con las sábanas enredadas en nuestras piernas, todavía recuperándome de la intensidad del estilo princesa, el estilo puta y de todo lo que pasó después. Sus dedos recorren mi brazo con movimientos distraídos, como si estuviera perdido en sus pensamientos, hasta que por fin rompe el silencio con una sentencia clara y precisa.—Devon se alió con Alicia —dice con la voz cargada de disgusto.Es algo que los dos sabemos, pero el hecho de que lo diga así me hace pensar que tiene algo más en mente.Me giro hacia él, frunciendo el ceño.—No debería sorprenderte. Supongo que conoces a Alicia y Devon es muy bueno manipulando. Ella solo es una pieza —le digo.—No me sorprende, no es eso, la verdad —me responde con el gesto sombrío—. Pero sí me molesta. Y el simple hecho de que se atreviera… me hace sentir, ya sabes… un poco cruel. Creo que necesita un escarmiento.No pregunto qué significa exactamente "un escarmiento" e
CAPÍTULO 104. Momentos de tensiónNo puedo quitarme esta sensación de asco que me invade. La llamada de Devon me deja en shock, y su voz resuena en mi mente, y en un segundo, sin saber por qué, presiono la opción necesaria para poner a grabar la llamada.“¡Te odio, Regina, es tu culpa!”“¡Pídele perdón!” grita alguien detrás de él y yo me sobresalto, pero tal parece que a Devon todavía le quedan fuerzas o resistencia para ser un mal hombre, porque ni así me pide perdón.En lugar de eso me maldice una y otra vez, y aunque estoy más que tentada a colgar la llamada, no puedo evitar esta enfermiza satisfacción que siento cuando lo escucho llorando de dolor y de impotencia. Sé que lo están vi0lando, es obvio, y eso no me provoca mi la más mínima compasión, como si él mismo y su madre hubieran arrancado de mí esa capacidad de tener piedad por otro ser humano al mismo tiempo que me quitaron a mis hijos.“¡Me las vas a pagar…! ¡Tú hiciste esto, es tu culpa…!” grita entre sollozos y yo sonrío.
CAPÍTULO 105. Un acuerdo especialHan pasado dos días desde que decidí dar el siguiente paso de mi venganza, y hoy estoy en el camino para reunirme con Ruby. Necesito su apoyo, y en esta locura, es bueno tener a alguien con su… espíritu. Cuando llego a su departamento, la encuentro sentada en el sofá, con un café en la mano y una mirada decidida en el rostro mientras afuera tres hombres hacen guardia—Hola, princesa. ¿Cómo estás? —le pregunto y ella se levanta rápidamente, como si quisiera demostrarlo.—Mejor, gracias.—¿Y cómo te va con la escolta que te puso Ren?—Cagada de risa, son una ternura comparados con la que me puse yo misma —replica ella encogiéndose de hombros.—Genial, en ese caso, necesito tu ayuda con algo especial —le digo, con una sonrisa.Ella levanta una ceja, intrigada.—¿Algo especial?—Puedes traer tu bat3.Ruby se ríe y va dando saltitos hasta su habitación, de donde regresa con ese bate de béisbol que siempre tiene a mano y que adora con toda su alma.—Estoy l
CAPÍTULO 106. Cuando todo esto acabeLa tensión en el departamento se siente como una olla a presión. Bonnie está a punto de un colapso, es evidente, y yo siento que el final de todo esto está tan cerca que la adrenalina correr por mis venas.—¡Lárgate, Regina! ¡No quiero verte aquí! —grita Bonnie, con la voz temblando de ira-. ¡Vete! ¡Márchate! ¡Lárgate! ¡Voy a llamar a la policía ahora mismo y…-Ni falta que hace -me río y ella me mira, aturdida.Verónica, siempre lista para manejar la situación, se adelanta con una sonrisa que no es precisamente amistosa.—No es necesario que llames a la policía, Bonnie. Ya está en camino -le avisa-. Yo misma la llamé porque me imaginé que no ibas a querer poner de tu parte.La mirada de Bonnie cambia de ira a pura desesperación. En un instante, todo se desata, porque como si Vero los hubiera invocado, dos oficiales de policía llegan, con su actitud profesional y su mirada de “esto es un trámite más”.Vero les entrega la orden de desalojo y ellos l
CAPÍTULO 107. Un juicioPasamos todo el día siguiente en el yate, disfrutando del sol, el viaje y el silencio de una vida que, aunque sea por unas horas, no parece estar llena de traiciones, venganzas y juegos de poder. Pero la paz no está destinada a durar para siempre, al menos no en mi caso, así que dos días después llega el momento que he estado esperando: el juicio de Devon.Estoy en el vestidor de nuestro departamento, terminando de ajustar un vestido negro ceñido y unos tacones discretos cuando Viggo entra, apoyándose en el marco de la puerta.—¿Lista? —pregunta, cruzándose de brazos.Lo miro por el espejo. Se ve impecable en su traje oscuro, pero en su expresión hay una mezcla de diversión y determinación.—Lo estoy —respondo, girándome hacia él.Se acerca y me acaricia la cintura con una mano.—¿Quieres que vaya contigo? —me pregunta y sé que es pura cortesía porque ya está vestido para matar.—No tienes que hacerlo —respondo.—Lo sé —dice, inclinándose para besarme suavemente