Capítulo no apto para mujeres sin morbo. Atentamente: la autora.
CAPÍTULO 10. Un corazón en garantíaCuando vuelvo a abrir los ojos, apenas está amaneciendo. No tengo formas de explicar en cuantas formas me duele el cuerpo, pero él tiene razón, al menos por algunas horas todo lo demás ha quedado como… entumecido.Lo observo en silencio, y en silencio le agradezco hacerme sentir al menos un poco menos sola, aunque no haya sido por mucho tiempo.Con cuidado, me levanto de la cama, asegurándome de no despertarlo. Miro alrededor y me doy cuenta por primera vez que el lugar en el que estoy es absurdamente lujoso, este hombre debe ser terriblemente rico, tanto que cuando apoyo las manos en el tocador, lo primero que veo en su caja fuerte abierta y decenas de fajos de billetes apilados hasta el techo.¡Maldición, y yo sin tener ni con qué pagar un taxi!Sin embargo la Regina que debe recoger sus pedazos, esa que acaba de despertar, es mucho más decidida que la que era hace doce horas, así que tomo uno de los fajos de billetes sin siquiera contarlos. Alcan
CAPÍTULO 11. Sangre—De verdad lo lamento, señora Sand. Es evidente que le han hecho una muy mala jugada aquí, pero por desgracia esto significa que no tiene derechos sobre la empresa. No puede reclamar nada.Las palabras me golpean con tanta fuerza que siento que me falta el aire. Eso no puede ser. Yo ayudé a construir esa empresa desde cero. Fue mi idea, mi esfuerzo.—Él… ellos, Devon y su madre, ellos jugaron sucio… —murmuro con los ojos llenos de lágrimas.—Entiendo, pero últimamente me he dado cuenta de que esa es la única forma válida de jugar para quienes quien ganar.Me quedo en silencio, mirando los documentos frente a mí. Sé que pelar supondría una batalla larga y costosa, y aun si tuviera dinero para librarla, que no lo tengo, la verdad es que preferiría hundir esa empresa hasta los cimientos antes que permitir que Devon se llevara ni una décima parte de ella.—Si no puedo tener la empresa… —digo, levantándome de la silla mientras la rabia estalla en mi interior como una b
CAPÍTULO 12. El club de los poderososMientras el gerente y su nuevo ex empleado salen de mi vista, Ruby me pasa un pañuelo húmedo por el labio y la barbilla, y Verónica me observa fijamente con los brazos cruzados. No dice nada al principio, pero esa mirada suya es más que suficiente porque me conoce. Me conoce demasiado bien como para saber que yo no soy de las que va exigiendo despidos ni arruinándole la vida a la gente.Unos segundos después su voz por fin rompe el silencio.—¿Vas a decirnos qué fue lo que pasó con el mesero? Porque tú no eres así.Sus palabras me producen un alivio infinito. No, yo no ERA así, pero acabo de demostrarme a mí misma que puedo serlo.—Estaba cerca de aquí cuando Devon me echó de la casa y vine a buscar ayuda. No tenía a nadie más, estaba sola, congelándome... así que vine a pedirle de favor que me prestara un teléfono para llamarte… pero en lugar de eso me drogó y trató de violarme —les cuento y el pañuelo cae de las manos de Ruby.Su rostro, que sie
CAPÍTULO 13. Cómo nace una villana—¿Estás segura de esto, Regina? —La voz de Verónica resuena a mi lado, mientras doy otro sorbo a la copa de champaña que tengo en la mano.La música en el club late en el fondo, pero yo apenas lo noto. Cada movimiento, cada mirada, cada palabra que pronuncian se convierte en piezas de un tablero que ahora empiezo a construir en mi mente.—¿De qué? —pregunto, sin mirarla, como si realmente no entendiera la pregunta.—De la persona en la que vas a convertirte —dice Verónica con un tono más bajo—. No me malentiendas, podrías ser una asesina serial y seguirías siendo mi amiga, pero quiero que estés segura.Sonrío, pero no porque me haga gracia. Es un tipo de sonrisa que ni siquiera reconozco como mía. Me giro hacia Verónica y respiro profundamente mientras trato es esbozar esta respuesta.—¿Sabes cómo nace una villana, Vero? —Le pregunto y ella no responde porque sabe que necesito desahogarme con la mayor crudeza—. Una villana no nace cuando lo pierde to
CAPÍTULO 14. Piezas en el campo de batallaHe pasado toda mi vida luchando por construir algo, por mantenerlo, por protegerlo. Y Ahora estoy aquí, empezando desde cero, como si nunca hubiera existido nada antes. Verónica insiste en que me quede con ella por un tiempo.—Hasta que te sientas mejor, cariño —insiste, pero ambas sabemos que eso no va a pasar. Aun así, accedo, porque tampoco es como si tuviera muchas opciones.Ni siquiera tengo un sitio para vivir y si quiero poner todo el dinero que tengo en inversiones, entonces tengo que economizar en otras cosas tanto como pueda.—Puedes quedarte todo el tiempo que quieras —me dice mientras me abraza y yo trato de dormir, de verdad trato, pero mi cabeza está ocupada en otra cosa, en ellos.Christian St Jhon.Toshiro Ren.Viggo Massari.Ahora ellos son mis objetivos. Uno de sus grupos será el respaldo de Devon y Bonnie y tengo que evitarlo. Así que estos tres “reyes” son ahora mis piezas en este juego. Tengo que conocerlos, aprender cómo
CAPÍTULO 15. Una entrevista de trabajoDos días pasan, dos días tensos hasta que por fin recibo la llamada que estoy esperando.Me miro al espejo una última vez antes de salir y no puedo evitar reírme un poco de mi reflejo. Llevo moño deshecho que parece a punto de caer, unos lentes de pasta gruesa que encontré en la parte trasera de un cajón de Verónica y una blusa que parece sacada de una venta de garaje. La falda lápiz y los tacones oscuros completan el look. Es irónico: nunca me he visto menos como yo, y al mismo tiempo, sé que es el disfraz perfecto.—¿A dónde vas vestida así? —pregunta Ruby desde el sofá, mirándome con espanto.—¡A una entrevista de trabajo!Ella suelta una carcajada exagerada, pero no me detengo.—¡Así no te van a dar ni el saludo! —me advierte y yo le hago un guiño desde la puerta.—¡Ya veremos! ¡Me llevo tu coche!Conduzco en el tráfico vespertino y por supuesto que dejo el auto de Ruby lejos de mi destino. Digamos que un Jaguar no pega mucho con la criatura
CAPÍTULO 16. La chica dulce, torpe y perfectaLa voz estridente que viene desde la puerta es como un arañazo en una pizarra. Solo de escucharla se me eriza la piel, pero no es del todo desconocida para mí. Sabía que la señorita Camela llegaría a esta hora, tal como sabía que el señor del carrito de limpieza casi atropellaría a Christian: Al señor de la limpieza le pagué bien, porque se sabe todos los chismes de esta empresa, en especial que los jueves esta hora, después de su sesión semanal con su “consejera espiritual”, esta amante intermitente de Christian suele pasarse por aquí a hacerle la vida difícil.—¡Tienen que dejarme pasar! ¿Es que no saben quién soy? —grita ella entrando en la oficina como si fuera dueña del lugar.Christian gruñe por lo bajo y se pasa una mano por la cara, claramente al borde de la paciencia.—Por eso necesito una secretaria —dice en voz baja, más para sí mismo que para mí.La mujer, alta y delgada como un maniquí de vitrina, irrumpe con el aire de alguie
CAPÍTULO 17. Jugadas inesperadasTrabajar para Christian St. Jhon es, tal como esperaba, un acto de equilibrismo. Durante el día, soy Regina la torpe. Ropa ligeramente arrugada, cabello en un moño que parece hecho a la carrera, y una actitud humilde pero determinada. Una pluma descuidada siempre manchándome alguna parte de la blusa, algunos papeles desordenados en mi escritorio, como si estuviera abrumada pero intentando con todas mis fuerzas mantenerme a flote.No parezco una amenaza para nadie, pero no dejo nada sin cumplir. Las juntas se hacen en hora, muevo su horario a mi antojo y lo más importante: me entero de todo. Soy la sombra indefensa detrás del cuerpazo sexy de Christian St. Jhon, pero mis oídos están abiertos en todo momento.—¿Otra vez los de Barrell llegan tarde? —me pregunta Christian al tercer día mientras deja caer un expediente sobre mi escritorio.—Dicen que están atorados en el tráfico, así que moví una entrevista con Dextam primero. Llegarán en cinco minutos —re