CAPÍTULO 32. No estoy interesada en tiAbro los ojos lentamente y me cuesta comprender dónde estoy o recordar qué ha pasado. Lo primero que veo es el techo blanco y la luz tenue de la habitación; y el inconfundible olor a desinfectante me lo confirma: estoy en un hospital.Siento un apretón suave en la mano, volteo la cabeza y ahí está el abuelo, sentado en una silla junto a mi cama, con los brazos cruzados y una expresión preocupada, una que se llena de calma cuando se da cuenta de que estoy despierta.—Regina —dice con alivio, inclinándose hacia mí—. Nos diste un susto, hija.Intento incorporarme, pero un mareo me detiene. Me llevo una mano a la frente y cierro los ojos por un segundo.—¿Qué pasó? —pregunto con la voz pastosa.Antes de que el abuelo pueda responder, mi vista se desliza hacia la ventana. Ren está ahí, de pie con las manos en los bolsillos, mirando hacia afuera. Su postura es relajada, pero sé que está escuchando.—Te desmayaste —responde el abuelo—. Ren y yo te traji
CAPÍTULO 33. Un hombre sin contenciónLa expresión del abuelo cambia de inmediato, el brillo en sus ojos se apaga, como si acabara de recibir una noticia devastadora. Se lleva una mano al pecho y suspira hondo; y entiendo que de verdad le agrado, que de verdad tenía una esperanza en esto y por desgracia es una que no puedo alimentarle. Seré una villana, pero ir destrozando a diestra y siniestra no es lo mío.—Creo que necesito un té… —murmura—. Los esperaré en la cafetería.Se gira despacio y sale de la habitación sin decir nada más, dejándonos a Ren y a mí en un silencio incómodo. Es un señor amable, pero sigue siendo tradicional y quiere la continuidad de su apellido, así que literalmente necesita espacio para dejarme ir.Cierro los ojos por un momento y trato de ganar algo de estabilidad antes de tomar el frasco de pastillas que me dejó la doctora.No sé si debería decir algo o simplemente marcharme, estoy agotada, dolida, emocionalmente quebrada y solo quiero abrir un hueco en la
CAPÍTULO 34. Tu apellidoNo puedo creer lo que acabo de escuchar. Me quedo con el teléfono en la mano, todavía caliente por la llamada de Ruby, y siento una corriente de adrenalina recorrerme el cuerpo.Viggo…Viggo Massari…En su puerta.Me cambio con rapidez, sin siquiera pensar demasiado en lo que me pongo. Jeans, un suéter ligero, botas. Necesito salir de aquí. No tengo idea de cómo demonios Viggo encontró a Ruby, pero es evidente que esta pieza en particular del rompecabezas no la posicioné yo y eso me asusta.Tomo las llaves del coche y el bolso antes de salir casi corriendo del departamento. Verónica viene detrás de mí, supongo que para hacer control de daños, y el trayecto hasta el departamento de Ruby se siente eterno. Cuando finalmente llego y subo hasta su piso, las puertas del ascensor se abren y lo primero que veo es una figura sombría apoyada en la pared del pasillo.Viggo.Tiene las manos en los bolsillos de su gabardina oscura, la mirada baja, y el estado de alerta del
CAPÍTULO 35. Fuera del campo de batalla.No lo entiendo. Viggo Massari es un follador indiscriminado, esa es su naturaleza, no se le conoce ni una relación seria, las amantes son lo único que abunda en su vida; sin embargo estoy segura de que estos no son sus gestos naturales con ninguna amante. No son fajos de billetes arrojados a la cara, es algo más… algo que también es nuevo para él.Siento su duda mientras se acerca a mí, como si fuera un entrenador tratando de acercarse a una osa salvaje o algo así. Me da la vuelta para envolverme en sus brazos, y con mi espalda pegada a su pecho me empuja por el pasillo hasta una de las habitaciones.Cuando abre la puerta siento que me quedo muda de la sorpresa.El cuarto es precioso, y dentro hay un vestidor completo. Filas de ropa perfectamente ordenada, zapatos de diseñador en estantes de cristal, bolsos en compartimentos iluminados, joyas en las vitrinas. Todo preparado para mí. Todo de mi medida.—¿Qué es esto…? —susurro y se que mi cuerpo
CAPÍTULO 36. El enemigo en la… puertaSiento que el corazón se me saldrá del pecho. Pasó un año, literalmente, desde que Devon y yo fundamos TradeLink hasta que conseguimos el primer gran inversor; y ahora, con m i propia empresa, esto está pasando en cuestión de días.Christian parece dudar, revisa los documentos, suspira, pero sé que en el fondo solo se está haciendo el difícil porque eso le divierte, pero al final termina firmando el acuerdo con Verónica, y yo siento que estoy en las nubes. No puedo creerlo. ¡Mi empresa acaba de dar un salto exponencial! ¡Un acuerdo de colaboración con uno de los grupos más grandes de Wall Street! ¡Esto es enorme!Intento mantenerme profesional, pero mis manos están temblando de emoción. Christian me mira y sonríe con suficiencia, como si ya supiera que esto pasaría, y luego se gira hacia mi amiga.—Felicidades, señora Lynch, espero poder conocer pronto a la dueña de Crown Capital Trade —dice, cerrando la carpeta con el contrato firmado.Vero me ha
CAPÍTULO 37. Un encuentro desagradableNo puedo evitarlo. Esto es tan peligroso como divertido.—Bueno, es que estamos enfocados en hacer crecer nuestras inversiones actuales y…—Dejate de juegos que los dos sabemos que a menos que haya flujo constante cualquier empresa de Trade se va a la quiebra, así que repito mi pregunta. ¿Por qué detuviste operaciones hace días?Devon trata de darle excusas y Christian ya está al borde de un colapso, pero yo sigo deslizando notas sobre su bragueta mientras Devon y Anabella intentan negociar con él. Cada vez que se las pasa disimuladamente a la mano y las lee, su mandíbula se tensa más."Dile que solo le devolverás los contratos si te trae una operación fuerte en los próximos dos días."Lo veo cerrando los ojos un segundo, probablemente intentando encontrar la paciencia que ya perdió hace diez minutos, junto con el control de lo que hay debajo de su bragueta. Se aclara la garganta y, con su voz más autoritaria, suelta:—Señor Finnigan, ya me cansé
CAPÍTULO 38. El espíritu de un samuráiRetrocedo tambaleándome contra el auto. Mis piernas no responden bien. El aire es frío y se me mete en los pulmones de golpe. Mi cuerpo está engarrotado como si me hubieran enviado de golpe al peor momento de mi vida, y quizás así sea, porque la voz de Devon basta para eso.No quiero mirar, pero mis ojos se mueven hacia ese infeliz, que está tirado en el suelo, con los ojos muy abiertos y el rostro desencajado porque no puede imaginar que alguien haya golpeado a un Dios como él, no para defenderme a mí. Está mirando a Ren y puedo ver la rabia en su rostro, Devon es de esos que no saben cómo guardar las formas cuando explotan. Lo que no logro distinguir es si sabe a quién tiene delante o no.He llegado a saber que Ren es demasiado reservado, casi todos los negocios los hace con sus abogados de por medio, como representantes, así que no tengo idea de si Devon sabe que el hombre que tiene en frente es el CEO de Kaizen Financial.—¡No deberías defend
Capítulo 39. Una sobreviviente.No puedo descifrar la expresión en el rostro de Ren, solo sé que la idea se queda dando vueltas en su cabeza… junto con todo lo demás que he puesto ahí. Sé que escuchó mi falsa conversación con Vero el otro día hablando de Trade Link y de Christian, y estoy segura de que no comete el error de subestimarme; solo está tratando de ubicarme en su vida en el lugar idóneo.El viaje no dura mucho, y pronto estamos llegando a la casa del abuelo. Mi corazón empieza a latir con fuerza, y por un momento pienso que quizás no debí venir, lo último que quiero es que el abuelo se sienta mal. Pero Ren baja primero y extiende su mano, como un pequeño empujón para que baje del auto, así que lo acepto y lo sigo por los jardines de la mansión familiar hasta que llegamos a un hermoso salón comedor de paredes acristaladas.El abuelo está allí, sentado a la mesa, sonriendo cuando nos ve llegar. La cena es exquisita y asi todo el tema de conversación se mueve alrededor del Sho