CAPÍTULO 122. Una manera diferente.Por fin. Libertad.Después de una semana en el hospital, soportando exámenes, inyecciones y a médicos diciéndome que “todavía no”, por fin me dan el alta. La herida todavía duele un poco, después de todo me sacaron un pedazo, pero la gente que hemos pasado tanto como Ruby, Verónica y yo, somos de recuperación rápida, después de todo la vida nos ha obligado a eso.Viggo se encarga de todo, como siempre, pero cuando salimos del hospital su cara cambia, sonríe, se nota que los dos necesitábamos respirar un aire diferente. Nos subimos a una de las camionetas de la escolta, que ya no es necesaria, pero él está más paranoico que nunca. Sujeta mi mano con fuerza, y aunque no lo dice, sé que ha estado al borde de la locura desde que Bonnie me disparó.—Al fin sales de ese maldito hospital —gruñe mientras abre la puerta de nuestro departamento—. Ya no soportaba verte ahí.Sonrío un poco mientras entro y respiro hondo. El aire es fresco, el aroma de madera y
CAPÍTULO 123. La exigencia de una madreCada alarma en mí se dispara. Por suerte o por desgracia ya mi instinto está activado y es como un par de lentes que ya no te puedes quitar, así que mi respuesta sale cortante.—¿Para qué? —le pregunto y la escucho carraspear.“No es algo que pueda decir por teléfono”.—Está bien, le diré a Viggo que salgamos temprano y…“¡No! Lo que tengo que discutir es solo contigo, no hay necesidad de que mi hijo se entere”, me interrumpe y niego en silencio porque Beberly Massari tiene que ser muy idiota si cree que caeré en su trampa.—Está bien, nos veremos en mi departamento en media hora.No me gusta esto, pero si quiere hablar, la escucharé, en especial si es algo que no quiere que su hijo sepa.Me acerco a Viggo que me iré temprano a casa mientras él termina con los contratos.—¿Estás bien? —me pregunta achicando los ojos.—Sí… solo hay algo que necesito hacer sola.Él no parece convencido, pero es demasiado inteligente como para forzar una respuesta,
CAPÍTULO 124. La historia de una villanaEl aire en la habitación se vuelve espeso mientras la puerta se cierra con un golpe seco.No necesito mover la vista de Beberly para saber quién es. La energía que arrastra consigo es una tormenta en pleno auge, un peligro latente que cualquiera con un poco de instinto de supervivencia sabría evitar. Pero Beberly no es “cualquiera”. Beberly es la madre de la tormenta y por desgracia es una idiota.Beberly se endereza, girándose hacia él y su rostro cambia en un segundo. De la frialdad calculadora y la satisfacción irónica con la que me hablaba, pasa a la de una madre indignada, casi ofendida.—Hijo, yo solo…—No me llames ‘hijo’. Responde la maldit@ pregunta —espeta él sin contemplaciones—. ¿Por qué demonios le estás exigiendo a Regina que me deje? —Viggo no grita, pero su voz es como el filo de una navaja, porque él sabe herir sin necesidad de levantarla.Mis ojos se clavan en su madre y la incomodidad se refleja en su expresión, aunque se nie
CAPÍTULO 125. El siguiente pasoEl silencio que deja Beberly tras su revelación es denso, casi tangible. Siento su mirada clavada en mí, buscando la reacción que espera: miedo, vergüenza, tal vez incluso culpa; pero no le daré nada de eso.Supongo que después de todo siempre dije la verdad: soy la villana de esta historia. Si Viggo no quiere seguir conmigo porque no puedo tener hijos, lo entenderé; pero no voy a darme golpes de pecho y quedarme sola por mi propia voluntad solo por eso.Viggo sigue mirándome, y su expresión es seria, indescifrable. Se acerca lentamente, sin apartar sus ojos de los míos y una de sus manos va a mi barbilla, levantándola con el índice mientras suelta una leve sonrisa sobre mi boca.—Tú nunca decepcionas, ¿verdad?Su voz es baja, suave, pero tiene ese toque característico suyo, ese que me dice que está disfrutando más de lo que debería. Y no puedo evitar que eso me sorprenda, en especial porque siento que nada de esto lo ha sorprendido a él.Se gira entonc
CAPÍTULO 126. Como la primera vez—Quiero cada centímetro de ti… —Esa voz ronca a lenta sobre mi oído hace que hasta la última de mis fibras se estremezca.—Hablas como si fuera un trozo de carne —lo provoco solo para molestarlo y él baja despacio la blusa sobre mis hombros, mientras su boca recorre la piel e mi garganta y sigue bajando.—¡Oye, más respeto con mi carne! —sisea juguetón y mis manos van al mueble que tengo detrás, tratando de sostenerme.Hay algo casi insoportable en la forma en que me toca. Viggo no está hecho para la paciencia, para las caricias pausadas o los gestos suaves. No es su estilo. Me fascina la manera en que su aliento se vuelve errático, cómo su piel reacciona al contacto y se estremece contra la mía.Una de sus manos me recorre con un propósito claro, mientras la otra se aferra a mi cintura con una firmeza posesiva, y me empuja lentamente hacia el cuarto mientras me desnuda. Mi respiración se entrecorta cuando su pulgar roza uno de los pezones, activando
CAPÍTULO 127. DiamantesUn latigazo de anticipación recorre mi clítoris hasta mi nuca y las manos de Viggo sobre mis pechos son como un pasaje directo a la locura. Siento su erección contra mi trasero y sé que cuando dijo que mis maldiciones son “acumulativas”, significa que de verdad voy a necesitar otra semana, de reposo, pero no me importa.El calor de Viggo entre mis piernas me hace morder los labios, pero él desliza sus dedos dentro de mí antes de que pueda contenerme más. Jadeo mientras lo siento adentrarse, reclamando cada centímetro de mi cuerpo. Ha pasado demasiado tiempo y lo necesito, así que no puedo evitarlo: lo recibo con una desesperación absoluta. Me mide, empuja, escurre cada gota de humedad dentro de mí y la verdad es que no lo veo venir… quizás ese es todo el propósito de mantenerme inmóvil.Lo escucho reír fugazmente antes de penetrarme con fuerza, arrancándome el aliento. Mi grito llena la habitación mientras él embiste profundo, chocando contra el final de mi sex
CAPÍTULO 128. Un día diferente.DOS AÑOS DESPUÉS.Observo mi reflejo en el espejo, pero mis ojos no se detienen en mi rostro maquillado, en mis labios pintados con precisión o en el peinado que llevo cuidadosamente arreglado.Mi atención está en mi mano. En el anillo que brilla en mi dedo.Aún no puedo creer que le haya dicho que sí a Viggo en medio del post sexo más violento de nuestras vidas, pero al parecer lo hice.Suelto una risa baja por lo absurdo de la situación. Me acomodo en la silla y cierro los ojos sintiendo el roce de uno de mis piercings, es obvio que este condenado a preparado mi vida para que lo recuerde al más mínimo movimiento; y me doy cuenta de que Viggo Massari es un poco algo así como Thanos: inevitable.Paso el dedo sobre la delicada pieza de joyería que es este anillo de compromiso en mi mano. No es un anillo de compromiso convencional, ni fue entregado en un escenario romántico con una rodilla en el suelo. Fue una promesa entre nosotros, una que Viggo selló s
CAPÍTULO 129. Un virus solidario.Despedirme de Viggo nunca ha sido fácil, y menos cuando tiene esa cara de cachorro enfermo por más que trate de disimularla. Pero la verdad es que no puedo ir a hacer los trámites con él si quiero que esto sea una sorpresa.—En serio, no es necesario que me mires así —le digo, ajustando mi bolso en el hombro después de dejarlo acomodado en su oficina porque por supuesto que el macho alfa lomo plateado insistió en ir a trabajar—. Solo voy a mi oficina y después haré un par de cosas.Viggo me observa su escritorio, con el cabello alborotado y el ceño ligeramente fruncido.—¿Qué cosas?—Cosas.Él ladea la cabeza con sospecha.—No me gustan tus "cosas".Me inclino y le doy un beso rápido en los labios.—Tendrás que confiar en mí.—Siempre lo hago —susurra contra mi boca.Le hago un guiño antes de salir y me apresuro hacia el juzgado. Estoy emocionada. ¡Voy a hacer los trámites preliminares para casarme con Viggo! ¡Y él no tiene ni idea!El proceso en el j