CAPÍTULO 118. “Regina Sand conquista Nueva York”El día del funeral de Devon fue más oscuro de lo que había imaginado. Y aunque fue el cierre de un capítulo doloroso en mi vida, en el momento en que salí de aquel cementerio, en el momento en que supe que volvería a los brazos de Viggo Massari, el fantasma de este dolor se hizo más tenue.Después de ese día, Bonnie simplemente desapareció. Nadie la ha visto, y todo indica que se fue de Nueva York. Para ser honesta, no estoy muy preocupada por ella, sé que donde sea que esté, está pagando por lo que me hizo. Le dije que no descansaría hasta que le quitara a su hijo, y creo que puedo decir que soy una mujer de palabra.Así que ahora es tiempo de que me centre en mí misma, y con ese pensamiento en mente, decido que es hora de dar un paso adelante. No puedo quedarme estancada en el pasado, así que llamo a Verónica y Ruby para que me ayuden. Nos reunimos en el departamento de Vero mientras tomamos café y les cuento mi plan.Luego lo que sig
CAPÍTULO 119. PresentimientoMe encantan estos nervios. Cuando el día del aniversario de la revista llega, Vero, Ruby y yo nos escapamos del trabajo para irnos de spa. La gala va a ser en un lujoso hotel en el corazón de la ciudad, y estamos listas para brillar.Sin embargo cuando estoy saliendo del baño, escucho la voz molesta de Viggo al teléfono.—No… no me importa. ¡Dije seguridad extra! —exclama y por las voces entiendo que está en conferencia con Ren y con Christian.“¡Que no podemos investigar al público, tarado!” se desespera Christian. “Ya confirmamos las credenciales de todos los que van a estar en el evento, pero no podemos controlar a los paparazzi, o a los curiosos o los fans que se van a aglomerar afuera. ¡Tendríamos que investigar a todo Nueva York!”“Viggo”. La voz de Ren es más calmada. “Viene un Premio Nobel de Química, actrices y cantantes, senadores y embajadores. Va a haber todo tipo de personalidades ahí. Afuera habrá una multitud, pondremos más seguridad pero no
CAPÍTULO 120. Nunca más.VIGGOCierro los ojos. Los abro. El mundo no ha cambiado. Esto realmente acaba de pasar.Esa infeliz de verdad le disparó.Ese puto presentimiento que me ha tenido atormentado todo el día se cumplió, y yo solo quiero darme contra algo porque lo sabía… ¡si es que lo sabía! ¡Que alguna mierd@ de estas iba a pasar! ¡¿Por qué coño tengo que respetarla tanto!? ¡Debí encerrarla en el puto departamento y punto!—¡Viggo…! ¡Viggo! —La voz de St Jhon me saca de mis pensamientos mientras llegamos al hospital.Él tuvo que detenerme, él y dos bofetadas de Verónica porque no me dejaron subir a la ambulancia, necesitaban espacio para maniobrar sobre ella. La llevan a urgencias a toda prisa, y la imagen de su cuerpo herido queda grabada en mi mente como una pesadilla de la que no puedo despertar.El equipo médico corre, y yo solo golpeo la pared con el dorso del puño mientras la ansiedad y la rabia se entrelazan en mi pecho. Verónica tiene el rostro pálido y los ojos llenos d
CAPÍTULO 121. El veneno de una mujer sumisa.Despierto en el hospital, lo sé porque el olor a desinfectante me golpea de inmediato. Todo es blanco, frío y estéril, y mi mente aún está nublada por los medicamentos. La luz del día entra por la ventana, pero apenas puedo apreciarlo, porque mi mente está en un recuerdo, o quizás tres… en tres pesadillas que me llenan los ojos de lágrimas en un segundo.—No, no no… —murmuro desesperada y siento el apretón en mi mano que me hace enfocarme en la figura que está sentada frente a mí.—Un balazo, estás aquí por un balazo, nena, solo eso… —me dice Viggo como si supiera en qué estoy pensando.Esto no se trata de los bebés, no estoy despertando de otro aborto, estoy despertando del balazo que me dio al infeliz de Bonnie.Viggo se inclina hacia mí y me besa. Sus rasgos, que en un momento me parecieron oscuros y peligrosos, ahora son un alivio familiar, y su mirada se ilumina cuando me mira.—Estás despierta —dice, y su voz es una mezcla preocupació
CAPÍTULO 122. Una manera diferente.Por fin. Libertad.Después de una semana en el hospital, soportando exámenes, inyecciones y a médicos diciéndome que “todavía no”, por fin me dan el alta. La herida todavía duele un poco, después de todo me sacaron un pedazo, pero la gente que hemos pasado tanto como Ruby, Verónica y yo, somos de recuperación rápida, después de todo la vida nos ha obligado a eso.Viggo se encarga de todo, como siempre, pero cuando salimos del hospital su cara cambia, sonríe, se nota que los dos necesitábamos respirar un aire diferente. Nos subimos a una de las camionetas de la escolta, que ya no es necesaria, pero él está más paranoico que nunca. Sujeta mi mano con fuerza, y aunque no lo dice, sé que ha estado al borde de la locura desde que Bonnie me disparó.—Al fin sales de ese maldito hospital —gruñe mientras abre la puerta de nuestro departamento—. Ya no soportaba verte ahí.Sonrío un poco mientras entro y respiro hondo. El aire es fresco, el aroma de madera y
CAPÍTULO 123. La exigencia de una madreCada alarma en mí se dispara. Por suerte o por desgracia ya mi instinto está activado y es como un par de lentes que ya no te puedes quitar, así que mi respuesta sale cortante.—¿Para qué? —le pregunto y la escucho carraspear.“No es algo que pueda decir por teléfono”.—Está bien, le diré a Viggo que salgamos temprano y…“¡No! Lo que tengo que discutir es solo contigo, no hay necesidad de que mi hijo se entere”, me interrumpe y niego en silencio porque Beberly Massari tiene que ser muy idiota si cree que caeré en su trampa.—Está bien, nos veremos en mi departamento en media hora.No me gusta esto, pero si quiere hablar, la escucharé, en especial si es algo que no quiere que su hijo sepa.Me acerco a Viggo que me iré temprano a casa mientras él termina con los contratos.—¿Estás bien? —me pregunta achicando los ojos.—Sí… solo hay algo que necesito hacer sola.Él no parece convencido, pero es demasiado inteligente como para forzar una respuesta,
CAPÍTULO 124. La historia de una villanaEl aire en la habitación se vuelve espeso mientras la puerta se cierra con un golpe seco.No necesito mover la vista de Beberly para saber quién es. La energía que arrastra consigo es una tormenta en pleno auge, un peligro latente que cualquiera con un poco de instinto de supervivencia sabría evitar. Pero Beberly no es “cualquiera”. Beberly es la madre de la tormenta y por desgracia es una idiota.Beberly se endereza, girándose hacia él y su rostro cambia en un segundo. De la frialdad calculadora y la satisfacción irónica con la que me hablaba, pasa a la de una madre indignada, casi ofendida.—Hijo, yo solo…—No me llames ‘hijo’. Responde la maldit@ pregunta —espeta él sin contemplaciones—. ¿Por qué demonios le estás exigiendo a Regina que me deje? —Viggo no grita, pero su voz es como el filo de una navaja, porque él sabe herir sin necesidad de levantarla.Mis ojos se clavan en su madre y la incomodidad se refleja en su expresión, aunque se nie
CAPÍTULO 125. El siguiente pasoEl silencio que deja Beberly tras su revelación es denso, casi tangible. Siento su mirada clavada en mí, buscando la reacción que espera: miedo, vergüenza, tal vez incluso culpa; pero no le daré nada de eso.Supongo que después de todo siempre dije la verdad: soy la villana de esta historia. Si Viggo no quiere seguir conmigo porque no puedo tener hijos, lo entenderé; pero no voy a darme golpes de pecho y quedarme sola por mi propia voluntad solo por eso.Viggo sigue mirándome, y su expresión es seria, indescifrable. Se acerca lentamente, sin apartar sus ojos de los míos y una de sus manos va a mi barbilla, levantándola con el índice mientras suelta una leve sonrisa sobre mi boca.—Tú nunca decepcionas, ¿verdad?Su voz es baja, suave, pero tiene ese toque característico suyo, ese que me dice que está disfrutando más de lo que debería. Y no puedo evitar que eso me sorprenda, en especial porque siento que nada de esto lo ha sorprendido a él.Se gira entonc