Gálata sentía su corazón palpitando con fiereza en su pecho, quiso girarse para ver a la persona que la sostuvo, más este no se lo permitió, manteniéndola pegada con fuerza a su pecho, enseguida sintió la dureza del hombre en su trasero y no pudo evitar susurrar con voz ronca.
—¡Matteo! —pronunció casi sin aliento, pese a no haberlo visto, su cuerpo lo reconocía muy bien.
—Me alegra que tu cuerpo sepa quién es tu dueño… —pronunció mientras le mordisqueaba el lóbulo de su oreja, mandándole miles de sensaciones a cada una de sus terminaciones nerviosas.
—Y veo… Que el tuyo también sabe… quién es su dueña —respondió haciendo pausa entre una palabra y otra, por la intensas emociones que se agitaban en su interior.
Matteo la giró y empezó a besarla como un poseso.
—¡Te amo Gálata! No he dejado de extrañarte, ni pensarte, a cada minuto estás en mi mente, nunca te has ido dentro de mí, te he vigilado cada día durante estos años, me has converti
Felipe no dudó en dispararle a Leila en el pecho, pues lamentablemente no le quedó otra alternativa, porque la mujer estaba dispuesta a matar a Gálata. —Matteo, por favor —rogaba Gálata sin deja de abrazar su cabeza— Amor, abre los ojos, no quiero que te suceda nada, si te pasa algo malo no lo soportaría, prefiero verte lejos de mí aunque vivo. No tienes idea el dolor que sentí cuando murió nuestro bebé, no sabía que estaba creciendo en mí… ese día cuando te vi con Leila creí morir en vida, tuve la sensación de estar en una bruma, cuando me caí y me llevaron a la clínica y me dieron la noticia, por un momento te odie, tanto que desee verte sufrir por haberme engañado y provocado la muerte de nuestro hijo. » Después de darme cuenta de que ese sentimiento era temporal producto de la rabia de ese momento, decidí huir porque de solo pensar en verte con alguien distinto me enfermaba, además, una parte de mí temía que si me quedaba saldría corriendo para estar a tu lado y
Matteo la abrazó, enseguida la pasión entre ellos se desbordó como un voraz incendio, empezaron a besarse con necesidad como hambrientos a quien se le ha negado el pan por mucho tiempo; el hombre prácticamente arrancó su ropa dejándola desnuda en sus brazos, empezó a recorrer cada resquicio de su cuerpo, con su lengua saboreó el dulce sabor de su piel, mandando una especie de pequeñas descargas eléctricas a cada una de sus terminaciones nerviosas, haciéndola vibrar de placer.Ella pasó con suavidad sus manos por el tórax de Matteo y este se sintió arder como una brasa expuesta en una chimenea, sus cuerpos se reconocieron, se deseaban y se amaban, se sentían completos.—¡Quiero demostrarte cuanto te amo Gala! —habló el hombre sosteniendo su rostro para verla, al mismo tiempo que frotaba su pelvis contra la de ella, sacándole un gemido
A las nueve de la noche Matteo se dirigió al hotel donde quedó en verse con Morozov, apenas entró a las instalaciones pudo visualizar a los hombres ubicados en sitios estratégicos en el perímetro exterior, estacionó el auto y caminó hacia el área del restaurante.En la entrada una anfitriona le dio la bienvenida y lo guió al reservado donde lo estaba esperando Morozov, cuando lo vio entrar, despachó al hombre con quien estaba conversando y se quedó viendo a Matteo con una expresión inescrutable.—Había esperado que estuvieras solo, después de todo esa fue una de las condiciones. Yo vendría solo y tú también, sin embargo, todos tus hombres rodean el hotel —expresó Matteo mirándolo con aprensión.—Técnicamente, podemos decir que estoy solo, la única persona que estaba conmigo le pedí marc
Otra vez estaba allí, en el altar, esperando a la mujer que amaba, la primera vez que se casó con ella fue un acto de despecho, según él para tratar de olvidar a quien creía era su verdadero amor, sin saber que el destino tenía algo mejor preparado, porque lo estaba premiando al poner en su camino a la mujer de su vida, cuyos sentimientos por ella no podían ser comparados con ninguno, porque simplemente Gálata y todo cuanto representaba en su vida, era único.No obstante, hoy todo era muy diferente, al punto de no poder contener esa profunda emoción que se agitaba en su interior como las hojas al viento, todo valió la pena, cada momento de angustia y de separación sirvió para escudriñar en sus sentimientos y descubrir que no existía más nadie en el mundo a quien amara, sino a su bella y pequeña esposa, su Gálata Ferrari, la mujer que lo hizo volver a v
ADVERTENCIAContiene escenas eróticas, si no le agrada este tipo de contenido absténgase de leer y busque otra historia sin ese contenido, como por ejemplo Gitana por Amor (También de mi autoría), es una historia hermosa y sin mucho contenido sexu4al.*******Matteo pasaba sus manos por la cabeza en un gesto de frustración, mientras conversaba con su amigo Leandro.—Sabes las razones por las cuales me casé con Gálata, fue por despecho. Porque creí que Helena me había engañado con otro hombre y en ese momento solo quería sacarla de mi mente y mi corazón, pero ahora que ha vuelto, que nos hemos escrito, hablado por teléfono y hemos aclarado muchos malentendidos, me he dado cuenta que nada ha cambiado entre nosotros.» Sospecho que sigo amándola, por una parte quisiera verla para saber la verdad y ver si mis sent
Gálata había llevado una bandeja al despacho de su marido, contentiva de café y galletas para darle a Leandro y a su esposo, pero cuando los oyó hablando, no pudo evitar intentar escuchar, sus palabras, allí entendió el significado del refrán "la curiosidad mató al gato", pues eso fue lo sucedido, en sentido figurado, sintió como filosos puñales se clavaban en su corazón destrozándolo, debió respirar por la boca, para recobrar el aliento.Ella nunca fue una mujer impulsiva, todo lo contrario, aprendió a callar las cosas cuando no le agradaban, para mantener en armonía su hogar, nunca discutía con Matteo, lo buscaba complacer en todo, pues pensaba que de esa manera siempre estaría allí para ella.Pensar en eso, le causó un profundo pesar, si miraba hacia atrás, se daba cuenta de que dejó de ser la joven extrovertida, decidida
Por primera vez Gálata se enfrentó a una negativa tan rotunda de su padre, y también por primera vez sintió temor, nunca habían estado en desacuerdo, siempre la apoyaba en todo, pero al parecer está vez iba a ser la excepción.Se quedó viéndolo no solo con sorpresa, si no con un atisbo de tristeza y hasta de molestia.—Papá ¿Por qué te pones de esa manera? ¿Por qué te desagrada tanto Matteo? Él es hijo de tu mejor amigo, del tío Nick, ¿Por qué no sería el hombre adecuado para mí? —preguntó sin dejar de ocultar su contrariedad frente a la posición de su padre.—¡Porque no! No me gusta para ti —habló el hombre con firmeza, mientras permanecía con su hija aún en el salón discutiendo, llamando la atención de algunos de los presentes.&mda
Matteo escuchó la voz al otro lado de la línea y su corazón comenzó a latir enloquecido, como si se tratara de los redobles de unos tambores, un sudor frío recorrió su espina dorsal, hizo un primer intento de hablar, más las palabras se quedaron atragantadas en su garganta.—Matteo ¿Estás allí? ¿Me escuchas? —preguntó la mujer en un tono de angustia.El hombre aclaró su garganta y por fin encontró su voz.—Helena… aquí estoy —suspiró, presintiendo que las palabras pronunciadas a continuación, serían duras de decir, y así fue —. Sin embargo, creí que todo había quedado muy claro entre nosotros la última vez, te pedí no volver a llamarme. ¿Por qué insistes? —Su primera intención había sido no tener el mínimo acercamient