Gálata abrió los ojos con sorpresa, no se espera la arremetida del hombre, justo cuando iba a protestar sintió la boca de Dorek cubriendo la suya, mientras sus manos parecían las de un pulpo, pues las sentía por todas partes, en ese momento levantó su vestido acariciando con suavidad su trasero, al mismo tiempo soltaba su boca y descendía por su cuello hasta llegar a su pecho, donde descubrió su seno, sus ojos se nublaron de deseos mientras se acercaba lentamente y capturaba su rosado p3zón para deleitarse con su exquisito sabor en su boca.
Gálata no sabía cómo reaccionar, tenía una lucha con ella misma, su parte racional quería alejarlo, ella era una mujer casada, tenía un hogar consolidado ¿Cómo podía dejarse tentar? Se preguntaba, sin embargo, esas sensaciones la arropaban, sus manos rozando su piel las sentía como brasas ardientes, sin
Morozov se quedó viendo a Dorek, sin ocultar su expresión de enojo, luego giró su vista hacia Gálata y de nuevo al griego.—¡¿Qué carajos te pasa?! ¡¿Acaso te has vuelto loco?! ¿Cuál es el interés que tienes en la señora Sebastini? —inquirió apretando la mandíbula en un gesto de evidente enfado.» Te recuerdo que vas a comprometerte con mi hija, ni se te ocurra atreverte a burlarte de ella. Porque entonces conocerás al mismísimo demonio.Dorek respiró profundo, le complacería tanto romperle la jeta a ese desgraciado, sin embargo, eso no era algo de lo cual podía darse el lujo, por ahora no era el momento, debía ser comedido y esperar pacientemente, no podía arriesgar la vida de Gálata.—No he olvidado nada, pero te recuerdo Morozov, que
Vipiteno —ItaliaHelena regresó a su ciudad natal, a Vipiteno, habían pasado más de dos meses huyendo para no ser encontrada por Franco, no quiso ir primero allí, porque aparte de ser el primer lugar donde la buscaría, no tenía idea de cómo se tomarían sus padres lo que estaba sucediendo. Por eso decidió dejar de huir, y de correr de un pueblo a otro, debía enfrentar las circunstancias y hacer todo lo posible para superar todas esas pruebas que la vida le estaba dando.No fue fácil para ella, tomar la decisión de alejarse del hombre a quien estaba segura, que amaba, con él se dio cuenta de que sus sentimientos por Matteo, se trataban más de costumbre o la emoción de estar enamorada, no era amor verdadero, en cambio, con Franco le hacía sentir demasiadas emociones en una, amor, ternura, deseo, no había nada que no serí
Vipiteno —ItaliaHelena solo logró calmarse, cuando vio a su padre sacar a Leandro de su casa.—Ahora, necesito que me expliques lo sucedido, porque cada día me decepcionas más. ¿Por qué te pusiste histérica cuando viste a ese hombre? —preguntó sin dejar de observar su rostro.—Solo confórmate con saber que no es un hombre bueno, no lo aceptes más aquí, por favor —suplicó la joven con los ojos anegados en lágrimas.—¿Quién es el padre de tu hijo? ¿Por qué regresaste? —sus preguntas salían una tras otra, por completo indignado, no concebía que su hija se aparecieras con una barriga y sin marido.—Lo sabrás, en su momento… juro que voy a decírtelo, pero por ahora no puedo —sollozó.—No sé c&o
Un año después Matteo se asomaba por el ventanal de su oficina, con la mirada perdida, y un cigarrillo en su mano, ese era su nuevo vicio, producido por el estrés de encontrarse solo y sin su familia. La soledad y la ausencia de quienes amaba era una pesada carga sobre sus hombros, muchas veces quería dejar todo a un lado y renunciar incluso a la misma vida, pero luego pensaba en sus tres amores y la fuerza regresaba como un soplo de viento, dándole un nuevo aliento. Ese día estaba más melancólico, su tristeza era mayor, hacía apenas unos minutos, recibió la sentencia del divorcio, su Gala ya no era su esposa y eso le producía un intenso dolor, oprimiéndole el pecho y desgarrando su alma como si está fuese atacada con filosos cuchillos. Maldecía la hora en la cual fue tan confiado, ese día nefasto, cuando empezó su desgracia, desde en ese mismo momento cuando lo obligaron a representar esa pantomima, ella lo creyó infiel y cuand
Gálata lo observó y su cuerpo se tensó, quiso retroceder, pero él se puso en la puerta del balcón para impedir su huida.—Sí ¡Soy yo! El mismo por el cual has tenido tantas noches de insomnio. ¿Me extrañaste? Sé sincera contigo misma y no te lo niegues o ¿Vas a tener el valor desmentirme? —preguntó con un tono de suficiencia—Tienes bastante elevado tu ego y una excesiva fe en ti mismo… quieres saber la verdad, así sufras una decepción… ni siquiera me acordaba de tu existencia —respondió mirándolo de forma despectiva.El hombre se acercó a ella, inclinó su cabeza, se quedó mirándolo con intensidad y su rostro estaba tan cerca que podía percibir su aliento en su rozo, además sus labios estaba separados por mínimo centímetros.—Estás mintiendo
Gálata se dejó llevar por esos besos capaces de encenderla en pocos segundos, Dorek la apretaba a su cuerpo haciéndola sentir la dureza de su excitación, poco a poco fue retrocediendo con ella hasta recostarla en el mullido sofá, dónde inmediatamente empezó a devorar su boca descendiendo por su cuello, hasta llegar a sus senos, los cuales comenzó a acariciar por encima de la tela.Una de sus manos se posó en su húmeda vagina de la mujer y empezó a tocarla con delicadeza, inconscientemente, Gálata movió sus caderas saliendo al encuentro de la mano del hombre, que traviesa se abría paso entre su tanga para introducirla entre sus estrechos pliegues.Dorek exploró su interior, primero con un dedo, al cual segundos después le fue agregando otro, apretó su estrecho botoncito mientras un chorro de su esencia emanaba de su interior, la sentía prieta, ac
Dorek se sonrió y se fue a hacer planes para la cena de esa noche, quería hacerla sentir especial, deseaba tanto que se enamorara de él, enamorarla, llenarla de regalos y atenciones como debió hacerlo Matteo cuando la estaba cortejando cuando apenas era una chiquilla de dieciocho años, ese día de su cumpleaños cuando la vio bajando del brazo de su padre.—Te haré feliz mi pequeña, nadie nos volverá a separar, me ganaré tu perdón y si no quieres perdonarme no me importará ser Dorek Diamantis por siempre, así tenga que desaparecer a Matteo Sebastini.Organizó una comida en un islote del archipiélago balear, luego de varias llamadas, se dirigió a encargarse de la sorpresa, estaba empeñado en deslumbrarla. Aproximadamente cercano a las diez de la noche pasó recogiendo a Gálata, por instrucciones de ella no bajó del auto, s
Luego de bailar, ambos se quitaron los calzados, se tomaron de las manos, caminaron y corrieron por la arena, como locos enamorados, a la orilla de la playa, mientras las pequeñas olas rompían en sus pies y ellos saltaban emocionados, parecían dos pequeños descubriendo las emociones de la vida.Él la giró, la colocó de frente, con la punta de los dedos, comenzó a moldear sus facciones, mientras ella cerraba los ojos, disfrutando no solo del tacto del hombre, sino también de la suave brisa marina golpeando su rostro, se sentía eufórica, más viva que nunca.—¡Eres hermosa! No me canso de admirarte, he sido el hombre más afortunado del mundo al tenerte a mi lado, y aunque he cometido muchos errores, me alegro de que la vida me esté dando una oportunidad de poder reconquistarte.Cuando vio el ceño fruncido de Gálata, supo que había