Ese día luego de lo sucedido con Helena y Franco, Matteo salió de la oficina a encontrarse con su hijo cómo lo hacía diariamente, llegó unos momentos tardes, porque se entretuvo hablando con Franco, el rostro del pequeño estaba pensativo, sin fijar su atención en ningún lado, hasta el momento cuando giró la vista y lo vio venir, de inmediato su semblante se iluminó y salió corriendo a recibirlo.
—Papá, viniste, pensé que no vendrías a visitarme —. Matteo se inclinó y lo alzó, lo tiró dos veces al aire, entretanto el niño reía a carcajadas.
Verlo de esa manera le causaba una inmensa alegría, a pesar de todo, su niño se veía muy feliz.
—¿Acaso no sabes que este momento es mi preferido del día? Procuro hacer todo con rapidez para poder regresar a tu lado. Nunca te olvides, tu
Matteo no pudo contenerse, por primera vez dejó a sus deseos tomar el control de sus acciones, la acercó a su cuerpo y unió sus labios a los suyos, en un principio ella se resistió, sin embargo, ante la insistencia del hombre, terminó cediendo frente a sus besos, sus bocas se encontraron húmedas, cálidas, ansiosas, juguetearon en un erótico baile, sentía como si por sus venas corriera la lava de un volcán, en vez de sangre.Ambos se entregaron a esas deliciosas sensaciones, Gálata estaba sumergida sintiendo cada caricia a flor de piel, su cuerpo ardía y el roce de las manos de Matteo en su piel, eran las únicas capaces de calmarla, hasta que de repente recuerdos de lo sucedido en el pasado de su relación, llegaron a su mente y la llenaron de rabia.Sin importar las consecuencias de sus acciones, dejó de besarlo y le mordió el labio inferior con tanta fuerza h
Gálata estaba nerviosa, no quería aceptar, ir a ningún sitio con Leandro, su amiga Paula tenía razón, había algo siniestro en él.—Yo…—comenzó a decir, justo en ese momento para su alegría llegó un auto y aparecieron los clientes con quienes tenía prevista una reunión de trabajo, lo cual la hizo sentirse aliviada.Apenas bajaron caminaron hacia ella.—Señora Ferrari, buen día, venimos preparados para la reunión —declaró uno de ellos.—Claro señor Costa, vamos síganme. Lo siento Leandro, no podré atenderte por ahora, después conversamos, espero tengas un buen día. —Dicho eso, caminó al interior del edificio, sintiéndose aliviada, por poder alejarse de Leandro, él no era quien aparentaba ser y ese día no le había quedado la menor duda.<
Matteo había estado dolido con su padre, de hecho no pensaba perdonarlo y tenía intenciones de cambiarse hasta su apellido, mas cuando lo vio caer, sintió un profundo miedo.Lo sujetó con una mano porque en la otra tenía a su hijo, comenzó a llamar a la secretaria.—¡Señora Betty! Por favor, ¡Venga! —exclamó, le dio el bebé a la mujer y dirigió toda su atención a su padre —por favor llame a emergencias.Intentó despertarlo, sin embargo, no reaccionaba, Lo levantó como si no pesara nada, a pesar de ser bien formado, esto se debió a la adrenalina que estaba sintiendo en ese momento, comenzó a caminar por el pasillo camino al ascensor.—No me hagas esto, no se te ocurra dejarme ahora —mencionó con voz suplicante mientras la culpabilidad hacía estragos en su interior—. Lo siento, si quieres mant
Matteo estaba gratamente sorprendido, porque a decir verdad, aún se cuestionaba el haber firmado, debió resistirse todo y oponerse así lo mataran, pero no pudo hacerlo, ellos tomaron su mano y lo guiaron para terminar cumpliendo su propósito, no obstante, ahora con esta noticia dada por su padre, Gálata seguía siendo su esposa legal.Fue inevitable sentir esa explosión de felicidad en su pecho y miró con incredulidad a su padre, pues le parecía difícil que hubiese podido imponerse a los Ferrari, después de todos ellos eran una familia con siglos consolidados, como la más importante del país, incluso una de las más prominentes de Europa, mientras la riqueza de los Sebastini, provenía desde su bisabuelo para acá, mas fue su padre quien logró estabilizarla, luego de haber rescatado a su abuelo Zandro de la ruina, después del engaño de su abuela Mar
Gálata lo miraba con incredulidad, no podía creer la actitud de Matteo, «¿Dónde estaba el hombre serio, frío, al que nada lo conmovía y mucho menos lo sacaba de su zona de confort?», se preguntaba mientras trataba de luchar con sus emociones, pues estas eran bastante contradictorias, por un lado, quería insultarlo y reclamarle ¿Con qué derecho pretendía hacerle ese tipo de escenas? Por el otro, se sentía un poco emocionada, hasta ganas de reír tenía porque al parecer a su iceberg, si le corría sangre por las venas.—¡¿Qué has hecho Matteo?! ¿Cómo te atreviste a dañar mi sofá? ¿Con qué derecho? —preguntó tratando de controlar su enojo.—¡Porque odio tu maldito sofá! ¡Y ahora lo voy a tirar a la basura! —ignorando el semblante de sorpresa de G&aac
Gálata no lo podía creer, jamás imaginó a su padre siendo capaz de causarle daño a Matteo, sintió una mezcla de tristeza e indignación, sobre todo porque creyó lo peor de él, pensó que había firmado el divorcio porque no quería seguir casado con ella, e incluso hasta lo creyó capaz de involucrarse en una relación con su amor de juventud y ahora la verdad explotaba en su rostro, él nunca quiso divorciarse y ella terminó acostándose con alguien mientras seguía unida en matrimonio con Matteo.—¿Por qué papá? ¿Qué le hicieron? ¿Cómo lo obligaron? ¿Cómo fue que le perforaron un pulmón? —las preguntas salían a borbotones de su boca, pidiendo una explicación, sin embargo, su padre no se la daba, permanecía en absoluto silencio.» ¿No van
Cuando ambos escucharon la voz del pequeño se vieron el rostro como si hubiesen sido encontrados haciendo algo malo, por un momento se mantuvieron en silencio, hasta que de repente ella se levantó asustada.—Matteo Sebastini, ni se te ocurra hablar —susurró Gálata caminando hacia la ducha, pero él la atrapó halándola y haciéndola caer de nuevo en su regazo, sin dejar de sonreír.—¡No huyas! Solo respóndele, dile que ya vas a salir, porque si te quedas en silencio, sentirá más curiosidad por saber lo que está pasando —aconsejó Matteo.—Mamá, ¿Por qué no me respondes? —interrogó de nuevo al niño sin dejar de tocar.—Bebé, ya salgo, mami está ocupada —respondió, aunque en su voz se escuchó un ligero temblor. Mientras ella estaba nerviosa, Ma
Las palabras del pequeño Xavier, silenciaron a todos, no obstante, el primero en reaccionar fue el propio Matteo. —Abuelo tranquilo, no te preocupes. Gálata y yo teníamos algunas divergencias, aunque ya las hemos resuelto de buena manera, por eso estamos aquí y bueno, las palabras de mi hijo no están fuera de la realidad, porque he hecho el propósito en mí, de cada día seducir a mi esposa y recordarle las cosas por las cuales se enamoró de mí y decidió construir una vida junto a mí. Sonrió de oreja a oreja, dejando ver la perfecta dentadura, mientras la miraba con una expresión de ternura en su rostro, lo cual hizo que Gálata sintiera un vuelco en el estómago y se diera cuenta de las razones para haberse enamorado de él en el pasado, así fue como lo idealizó y lo recordaba cuando ella era una niña y él un adolescente. Ante las palabras de su nieto, las muestras de afecto entre él y su esposa, más la demostración de amor en ese juego de luces de fu