Gálata había salido temprano con su madre y ya había encontrado el instituto donde cursaría los estudios de diseño, llegó a su casa emocionada, sin embargo, al entrar, la asistente encargada de atender a su hijo, estaba a punto de hacerle compañía en el llanto a su hijo quien estaba, histérico y la expresión de la chica no estaba mucho mejor.
—¡Quielo a mi papá! —sollozaba, con tanto sentimiento, conmoviendo a quienes lo escuchaban.
Vio a su madre y estiró los brazos hacia ella sin dejar de llorar, hipaba mientras en su rostro se dibujaba una expresión de tristeza.
—Ya mi dulce niño, no llores, vas a ponerte arrugadito como una pasita —le habló con dulzura para calmarlo.
—Si me pongo adugadito, ¿Puedo estar con mi papá? —preguntó ilusionado.
—Pronto verás a tu pap&
Matteo observó a Camillo, lo recorrió de pies a cabeza, por su expresión corporal sabía cuáles eran sus intenciones, aunque no estaba dispuesto a dejarlo salirse con la suya.—¡Camillo! Tus intenciones se visualizan perfectamente en tu rostro, pero por ahora no voy a complacerte, no tengo intenciones de enfrentarme a ti. No cuando estoy cargando a mi hijo, además, ahora no tengo tiempo para perder contigo —declaró en tono tranquilo. Haciéndose a un lado, caminó para alejarse de Camillo.—¡Me la debes! —exclamó indignado—. Eres mi amigo, pero lo que le hiciste a mi hermana no voy a dejarlo pasar, podrías haberle hablado con la verdad, no te habría costado nada, sin embargo, decidiste engañarla y volverla objeto de burla de todos.» Cuando te casaste con mi hermana te lo dije, que no era buena idea porque no la amabas, siempre
Adriano llevó a Gálata a la mesa, una ubicada en el lateral izquierdo, situada en un área que les daba mayor intimidad, él le retiró la silla, la joven se sentó con una sonrisa.—Muchas gracias, ¿Tenías mucho tiempo esperándome? —preguntó mirando esos ojos verdes, muy diferentes a los otros que conocía.«¡Ya basta Gálata!, No vale la pena seguir recordando a cubito de hielo, cuando tienes frente a ti a un hombre tan cálido como el ardiente sol de verano», se dijo mentalmente.—Llegué hace un cuarto de hora, estoy acostumbrado a llegar a mis citas con tiempo de anticipación ¿Cómo están tus cosas? ¿Y tu pequeño, cómo está? ¿Con quién lo has dejado? —Adriano, hacia decena de preguntas por segundos, provocando de nuevo una sonrisa en Gálata.&mda
Por segundos se mantuvo allí, inerte solo viendo y grabando esa imagen en su corazón, sin embargo, no se atrevió a armar un escándalo, llego a la conclusión que no tenía sentido, solo sería un acto de absoluta desesperación «¿Qué voy a ganar con eso? ¿Humillarme, avergonzarla? ¿Qué me odie más?», pensó agobiado y con el corazón destrozado.Miró una última vez hacia la pareja y salió de allí como si cientos de demonios lo persiguieran, sentía como un hueco en su pecho, las lágrimas nublaban sus ojos, estaba a punto de colapsar y no estaba acostumbrado a eso, a perder el control, cuando estaba saliendo, se tropezó con el cuerpo de una mujer y esta hubiese caído de bruces en el suelo, si no es por unas manos para ella familiares que la sostuvieron.—¡Matteo! —pronunció l
Matteo vio esos ojos grises centelleando de la rabia, intentó hablar, pero su voz no salía fuerte, además Gálata no prestaba atención a sus palabras, estaba alterada y comenzó a golpearlo en el pecho con fuerza, no hizo intento de detenerla, porque aparte de sentirse adolorido, le pareció bien dejarla desahogar toda su rabia, solo esperaba que luego pudiera escucharlo, porque esta vez quería hablar y dar sus razones.—Mi amor, por favor —logró susurrar, más eso fue para ella como una especie de trapo al frente de un toro.—¡Mi amor un rábano Matteo! Prepárate para que vengan mis abogados y te traigan los papeles de divorcio para que los firmes, no me importa si deba usar todo el poder de mi familia para lograrlo, porque no quiero saber más nada de ti.—¡Gálata no te vayas! —exclamó, sintiendo un profundo miedo de perd
Elizabeth lo miró con tristeza, le tomó afecto al muchacho, pues le recordaba a sus hijos a quienes tenía lejos, era una fiel creyente de que en la vida cosechabas lo sembrado, y ella quería sembrar buenas obras, porque de esa manera sus hijos donde quiera que fueran, recogerían bondad y solidaridad del prójimo.Le volvió a colocar la mascarilla.—No te preocupes Matteo, yo estaré contigo, voy a cuidarte a partir de ahora, si no tienes problemas en aceptar una mamá postiza —pronunció en tono alegre, mientras él asentía conmovido.De nuevo iba a quitarse la máscara de oxígeno y ella no se lo permitió.—Luego hablamos de eso, ahora debes dejártela puesta, si quieres lograr tu pronta recuperación. Ahora, voy a ir a ver si ya reaccionó esa muchacha, Helena y vengo a informarte
Gálata se vio obligada a controlar su ira, después de todo tampoco quería que su hijo la viera en ese estado, respiró profundo y comenzó a conversar con Xavier.—¿Tú conoces a Helena? —Le preguntó con voz calmada.—Sí, habló con mi papá, él me dijo que ela su amiga —pronunció el niño con inocencia, desconociendo el problema que estaba causando entre sus padres.Sebastián rechinó los dientes en un gesto de enfado, Anabella se quedó en silencio sin poder pronunciar palabra.—¿Viste? Un sapo es hermoso frente a ese hombre, presentarle a esa mujer a mi hijo. ¡Nunca voy a perdonar a Matteo! Y hasta aquí hablo de él. Quiero el divorcio papá, sea como sea.» Mañana empezaré a ir al instituto, no voy a seguir centrada en ese hombre, perdí mucho
Nick cortó la llamada, sin dejar hablar a Sebastián y enseguida comenzó a buscar a Matteo en centros médicos, aunque iniciaron una búsqueda intensa, no aparecía, ni historias clínicas, ni ningún rastro de él, revisaron las cámaras de seguridad de varios hospitales y no pudieron obtener ninguna información y en una de ellas estaban borrados los vídeos a ciertas horas del día, incluso de las calles y establecimientos cercanos.Por su parte, Sebastián despidió a Genaro y a los otros, cuestionándoles su comportamiento, sin embargo, no detuvo el proceso de divorcio de Gálata, sin imaginarse que Nick cumpliría su palabra y por otro lado, hacía lo posible por declarar la nulidad del proceso de divorcio.Los días fueron pasando, se convirtieron en semanas y estos en meses, pasaron siete meses, y la desesperación iba en aumento
Matteo estaba en el despacho revisando el último lote de varias contrataciones, pese a tener prisa por terminar, no lograba concentrarse después de la llamada recibida, no obstante, debía terminar con prontitud, porque debía pasar como todos los días por el Jardín de Infancia donde estudiaba Xavier.Después de recuperarse de la perforación de pulmón y una infección, empezó a visitarlo, con complicidad de la maestra, pasaba un par de horas jugando y conversando, empezó a recordar cuando fue por primera vez, hacia poco más de tres meses.«—¿Papá? ¿No me abandonaste? —preguntó con los ojos abiertos de par en par.Matteo se arrodilló en el suelo y con lágrimas en los ojos le habló, abrazándolo.—¡Jamás mi niño! Nunca te abandonaría, papá siempre estará