Adriano llevó a Gálata a la mesa, una ubicada en el lateral izquierdo, situada en un área que les daba mayor intimidad, él le retiró la silla, la joven se sentó con una sonrisa.
—Muchas gracias, ¿Tenías mucho tiempo esperándome? —preguntó mirando esos ojos verdes, muy diferentes a los otros que conocía.
«¡Ya basta Gálata!, No vale la pena seguir recordando a cubito de hielo, cuando tienes frente a ti a un hombre tan cálido como el ardiente sol de verano», se dijo mentalmente.
—Llegué hace un cuarto de hora, estoy acostumbrado a llegar a mis citas con tiempo de anticipación ¿Cómo están tus cosas? ¿Y tu pequeño, cómo está? ¿Con quién lo has dejado? —Adriano, hacia decena de preguntas por segundos, provocando de nuevo una sonrisa en Gálata.
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Por segundos se mantuvo allí, inerte solo viendo y grabando esa imagen en su corazón, sin embargo, no se atrevió a armar un escándalo, llego a la conclusión que no tenía sentido, solo sería un acto de absoluta desesperación «¿Qué voy a ganar con eso? ¿Humillarme, avergonzarla? ¿Qué me odie más?», pensó agobiado y con el corazón destrozado.Miró una última vez hacia la pareja y salió de allí como si cientos de demonios lo persiguieran, sentía como un hueco en su pecho, las lágrimas nublaban sus ojos, estaba a punto de colapsar y no estaba acostumbrado a eso, a perder el control, cuando estaba saliendo, se tropezó con el cuerpo de una mujer y esta hubiese caído de bruces en el suelo, si no es por unas manos para ella familiares que la sostuvieron.—¡Matteo! —pronunció l
Matteo vio esos ojos grises centelleando de la rabia, intentó hablar, pero su voz no salía fuerte, además Gálata no prestaba atención a sus palabras, estaba alterada y comenzó a golpearlo en el pecho con fuerza, no hizo intento de detenerla, porque aparte de sentirse adolorido, le pareció bien dejarla desahogar toda su rabia, solo esperaba que luego pudiera escucharlo, porque esta vez quería hablar y dar sus razones.—Mi amor, por favor —logró susurrar, más eso fue para ella como una especie de trapo al frente de un toro.—¡Mi amor un rábano Matteo! Prepárate para que vengan mis abogados y te traigan los papeles de divorcio para que los firmes, no me importa si deba usar todo el poder de mi familia para lograrlo, porque no quiero saber más nada de ti.—¡Gálata no te vayas! —exclamó, sintiendo un profundo miedo de perd
Elizabeth lo miró con tristeza, le tomó afecto al muchacho, pues le recordaba a sus hijos a quienes tenía lejos, era una fiel creyente de que en la vida cosechabas lo sembrado, y ella quería sembrar buenas obras, porque de esa manera sus hijos donde quiera que fueran, recogerían bondad y solidaridad del prójimo.Le volvió a colocar la mascarilla.—No te preocupes Matteo, yo estaré contigo, voy a cuidarte a partir de ahora, si no tienes problemas en aceptar una mamá postiza —pronunció en tono alegre, mientras él asentía conmovido.De nuevo iba a quitarse la máscara de oxígeno y ella no se lo permitió.—Luego hablamos de eso, ahora debes dejártela puesta, si quieres lograr tu pronta recuperación. Ahora, voy a ir a ver si ya reaccionó esa muchacha, Helena y vengo a informarte
Gálata se vio obligada a controlar su ira, después de todo tampoco quería que su hijo la viera en ese estado, respiró profundo y comenzó a conversar con Xavier.—¿Tú conoces a Helena? —Le preguntó con voz calmada.—Sí, habló con mi papá, él me dijo que ela su amiga —pronunció el niño con inocencia, desconociendo el problema que estaba causando entre sus padres.Sebastián rechinó los dientes en un gesto de enfado, Anabella se quedó en silencio sin poder pronunciar palabra.—¿Viste? Un sapo es hermoso frente a ese hombre, presentarle a esa mujer a mi hijo. ¡Nunca voy a perdonar a Matteo! Y hasta aquí hablo de él. Quiero el divorcio papá, sea como sea.» Mañana empezaré a ir al instituto, no voy a seguir centrada en ese hombre, perdí mucho
Nick cortó la llamada, sin dejar hablar a Sebastián y enseguida comenzó a buscar a Matteo en centros médicos, aunque iniciaron una búsqueda intensa, no aparecía, ni historias clínicas, ni ningún rastro de él, revisaron las cámaras de seguridad de varios hospitales y no pudieron obtener ninguna información y en una de ellas estaban borrados los vídeos a ciertas horas del día, incluso de las calles y establecimientos cercanos.Por su parte, Sebastián despidió a Genaro y a los otros, cuestionándoles su comportamiento, sin embargo, no detuvo el proceso de divorcio de Gálata, sin imaginarse que Nick cumpliría su palabra y por otro lado, hacía lo posible por declarar la nulidad del proceso de divorcio.Los días fueron pasando, se convirtieron en semanas y estos en meses, pasaron siete meses, y la desesperación iba en aumento
Matteo estaba en el despacho revisando el último lote de varias contrataciones, pese a tener prisa por terminar, no lograba concentrarse después de la llamada recibida, no obstante, debía terminar con prontitud, porque debía pasar como todos los días por el Jardín de Infancia donde estudiaba Xavier.Después de recuperarse de la perforación de pulmón y una infección, empezó a visitarlo, con complicidad de la maestra, pasaba un par de horas jugando y conversando, empezó a recordar cuando fue por primera vez, hacia poco más de tres meses.«—¿Papá? ¿No me abandonaste? —preguntó con los ojos abiertos de par en par.Matteo se arrodilló en el suelo y con lágrimas en los ojos le habló, abrazándolo.—¡Jamás mi niño! Nunca te abandonaría, papá siempre estará
Gálata recibió cada estocada de Adriano, sin dejar de gemir, cada embiste la acercaba un poco más a esa cúspide de placer que tanto añoraba, dónde tenía mucho tiempo de no ir, se sintió tan excitada, ese hombre era pura pasión, fuego, no obstante, su conciencia, que al parecer era su peor enemiga en ese momento, le trajo los recuerdos del último encuentro con Matteo.«Esto es solo sexo, al final tendrás remordimiento y no sentirás ternura, ni mucho menos amor, como la última vez», desechó esos pensamientos, porque no quería darle cabidas en ese momento.Una vez experimentada la explosión del orgasmo, se sintió con una extraña sensación, se levantó del sofá donde habían estado, sin pronunciar palabra, tomó sus ropas, su celular y se fue al baño, había dicho sin remordimiento
Por un momento nadie habló, todo era un denso e incómodo silencio hasta que su padre decidió romperlo.—Se trata de Nick, se asoció con una marca alemana de autos y van a crear una sucursal en Italia, y aparte de eso ha saboteado varios negocios que teníamos en sociedad con otras familias. Canceló todos nuestros negocios con él, ha invocado una cláusula de los contratos, que establece falta de probidad de los socios, para pagarnos el precio de las acciones y sacarnos de todas las sociedades donde estábamos juntos, y la que manejamos nosotros están pidiendo el importe de lo invertido. Todo es un desastre, las acciones de las empresas Ferrari comenzaron a descender —habló con un deje de preocupación removiendo el hielo del vaso de Whisky en sus manos.—El Consorcio Ferrari es un monstruo, no podrá hacer nada. Además, porque está tomando esa posici&oa