Lucía se puso las manos en la cabeza mientras daba un profundo grito, sentía que su mano le ardía, le quemaba de la bofetada que le había dado a la perra de su prima; no podía soportar más esa opresión en su cuerpo, no sabía lo que le estaba pasando, tenía la sensación como si algo se estuviera desgarrando su pecho, su vista empezó a oscurecerse, aunque trataba de no colapsar, Damon se acercó a ello con una expresión de dolor, decía algo, pero a ella ya no le importaba, no estaba interesada en oírlo.

Salió de esa habitación como si cientos de demonios la persiguieran, corrió hacia el salón donde se estaba celebrando la fiesta, pensó que lo más duro era reconocer ante la manada, que el hombre con quien se había comprometido unas horas antes, se lo había encontrado follando con otra, y no era con cualquier otra, sino nada más y nada menos que con la arpía de su prima.

Entró al salón como un vendaval, todos fijaron su mirada en ella, al principio sonriendo, pero cuando vieron la expresión de su cara se dieron cuenta de que algo grave estaba pasando, y así lo pudieron comprobar, cuando ella segundos después subió a la tarima y comenzó a hablar, con la voz entrecortada y con un profundo dolor en su corazón.

—¡Esta fiesta se acaba aquí! Ya no se celebrará ninguna boda... A partir de este momento rompo mi compromiso con su alfa. —declaró con voz firme quitándose el anillo con sus ojos anegados de lágrimas.

Damon apareció por la puerta con una expresión de desesperación, al darse cuenta de manera brusca lo que había ocurrido, se pasó las manos por la cabeza en una expresión de frustración.

—Por favor Lucía, debes escucharme… no es lo que parece… déjame explicarte… no tomes decisiones precipitadas.

—¿No es lo que parece? ¿Qué es? ¿Le estabas auscultando, dándole respiración boca a boca? ¿Qué explicación tienes?

Un silencio se hizo en la sala mientras él no hablaba, solo miraba con confusión, mientras negaba con la cabeza.

—¡No lo sé! —expresó con impotencia.

—Eres un ¡Cínico! ¡Descarado! —exclamó con dolor, mientras le tiraba el anillo a los pies, pensó que no podía haber nada más doloroso que eso, pero momentos después pudo comprobar que no estaba ni remotamente cerca—, pero ya no más… Yo Lucía Verónica Davis, futura luna de la manada Lirio Plateado.

—¡No! Por favor, no lo hagas… debemos hablar —manifestó en tono de ruego Damon con una expresión aterradora, pero eso no la detuvo, siguió con sus palabras de rechazo.

—Ante todo los miembros de esta manada, te rechazo a ti Damon Jones, como mi mate, mi pareja destinada y como mi alfa—mientras pronunciaba las palabras, sentía sus huesos romperse, cayó al suelo, doblada por el dolor, sentía como si le hubieran sacado todo el aire de sus pulmones—. Acepta el rechazo —exigió entre dientes, mientras el hombre negaba con la cabeza.

A pesar de su negativa terminó accediendo y un par de minutos después Damon pronunciaba las palabras que sellarían su tragedia.

—Yo… Damon Jones… futuro alfa de la manada Lirio Plateado… acepto el rechazo de mi mate, de mi pareja destinada y como mi futura luna… de Lucía Verónica Davis —y con esas palabras, cayó en el suelo, asfixiado del dolor.