Mientras iban en el autobús Camila estaba absorta pensando en todo lo que le había sucedido este día. Se sentía muy contenta y aliviada por el logro que habían tenido, pero después que pasó la adrenalina de enfrentar a Giulio regresó la tristeza de sentirse engañada por Adrián, su Adrián, el hombre que tantas emociones le había dado a su vida y quien le había enseñado que podía entregar el corazón de nuevo. En este momento en que su relación se venía abajo se dio cuenta que su conexión no era solo buen sexo con un hombre espectacular, romántico y atento, sino que trascendió tanto que empezó a acostumbrarse a su presencia y a ser muy feliz con solo una mirada suya o un roce de manos y que podía reconocerlo con los ojos cerrados tan solo por su olor corporal.
Pero ahora sentía que todo aquello se ha
Camila pasó toda la noche dando vueltas sobre la cama. Por un lado, se había acostumbrado a dormir sobre el pecho de Adrián y por el otro, una y otra vez venía a su el mismo sueño: Estela, Adrián y su hijo, juntos y felices. Tan pronto, se asomaron los rayos del sol por la ventana, ella se levantó y se duchó con el agua helada. Se puso el mismo atuendo que traía puesto ayer y luego se dispuso a preparar el café. Cuando ya estaba listo Gina se asomó a la cocina bostezando por lo temprano que era aún.—Buongiorno.—Buenos días, Camila. ¿Cómo has dormido?—Me ha costado dormir un poco, pero estoy bien.—Hoy te espera un gran día. ¿Ya pensaste lo que vas a hacer?—¿Sabes que estuve pensando anoche? —Cambió el tema.—¿Qué?—S&ea
Camila se detuvo justo en la puerta del apartamento de Adrián; tomó una bocanada de aire antes de abrirla. Atravesó el umbral y Don Quijote le dio la bienvenida tan efusivamente como estaba acostumbrado. Ella se agachó y acarició su cabeza, pues con el paso del tiempo se había hecho su amiga y ya no le tenía miedo ni asco. Sin embargo, le tenía prohibido subirse a la cama y lamerme la cara. Luego de recibir el amor del can, se incorporó y caminó directo hacia la habitación de Adrián con Don Quijote detrás. Todas las luces estaban apagadas y Adrián dormía boca arriba y llevando solo un pantalón. Ella no quiso despertarlo, así que empezó a cerrar la puerta tratando de hacer el menor ruido.—¿Camila? —la llamó.—Sí, aquí estoy.—Entra —le pidió encendiendo la l&aa
—¡Eres una maldita! ¿Cómo te atreves? —gritó histérica con el pelo de Camila entre sus manos.Por instinto, Camila le clavó las uñas en los brazos y se vio obligada a soltarla.—¿Qué demonios te pasa, Estela? —Adrián se levantó con rapidez y le sujetó ambas manos antes de que volviera a arremeter contra Camila.—¿Cómo pudiste Adrián? —Empezó a llorar a mares con un dramatismo que aumentaba el enojo de Camila contra ella. Respiró profundo para no perder el control y devolverle el que la halara del pelo con una buena bofetada—. ¿Es que Luciano y yo no te importamos? ¿Por qué nos tratas así?—¡Estela, reacciona! —La sacudió—. Luciano está muerto. Mira su tumba. —Y la obligó a verla, pero ella negó con l
El gran día llegó y todo estaba listo. Un salón del hospital ubicado en la primera planta y con acceso a la calle a través de un pasillo, fue habilitado para el peculiar evento. De esta manera los niños no tendrían que exponerse saliendo del hospital, ya que a algunos de ellos su condición se lo impedía. En la entrada una asistente del director del hospital y una enfermera, vestidas de gala, daban la bienvenida a los invitados y colocaban en las solapas de sus sacos o vestidos un lazo dorado, que era el símbolo de los niños que luchan contra el cáncer y por ende de la campaña pro fondo. También les entregaban un brochure con la descripción de la campaña motivándolos a apoyar a los niños con esta enfermedad.La decoración era sencilla, pero conmovedora. El objetivo del evento era mover los corazones de los asistentes, no de maravillarlos c
—¿Qué hace ella aquí? —le susurró Camila a Adrián.—Está en compañía de su padre. Debe ser a causa de la empresa. No sabía que ellos estaban invitados.—Al parecer sí. Temo que haga algo para arruinar la noche.—No te preocupes, no permitiré que haga nada. Olvídala, disfruta del evento, este es tu momento, que su presencia no te perturbe. Mira, ahí vienen los niños.Camila dirigió su mirada a la entrada de la pasarela y trató de concentrarse en su noche dorada. Uno por uno los niños caminaron por la pasarela modelando sus conjuntos. Unos iban seguros de sí mismos, sonriendo, mientras que otros se veían asustado; pero aun así no dejaron de avanzar y realizar la coreografía que habían practicado. Las que estaban más atemorizadas eran las madr
Camila comenzó a despertar poco a poco y la luz se coló por sus palpados acostumbrados a la oscuridad. Cuando enfocó la mirada se encontró con los ojos llenos de lágrimas de su madre, la cara de alivio de su padre, la sonrisa en los labios de Luka y Gina, y la cara de preocupación de Adrián, que aún llevaba la camisa manchada de sangre.—Mi vida, ¿Cómo te sientes? —preguntó su madre sujetándola de una mano.—Como si me hubieran disparado —balbuceó. Estaba mareada por los efectos de la anestesia.—Hija, nos alegra que estés bien —continuó Alonzo, su padre.—¿Lo estoy, Adrián? ¿Estoy bien? —le preguntó ella mirando su pierna vendada e inmovilizada con una férula.—Camila —se acercó—, por fortuna la bala no tocó el hueso;
Tiempo despuésLa Noche Dorada fue un éxito y recaudaron más dinero del esperado. Esto dio inicio a un programa de ayuda para niños con escasos recursos y el comité le pidió a Camila que fuera la encargada de realizar la campaña todos los años. Esta labor la llenaba de mucha satisfacción y contaba con un excelente equipo para la realización de ese evento anual exclusivo para el departamento de oncología pediátrica. Los niños quedaron fascinados y no paraban de contar su experiencia. Muchos de ellos sanaron o mejoraron su condición. Ejemplo de ello fue Priscilla, que dejó de necesitar el oxígeno y caminaba sin ayuda de la silla de ruedas, hasta que por fin fue dada de alta y solo tenía que regresar al hospital a recibir su tratamiento. Adrián decía que estaban cerca de erradicar la leucemia por comp
La relación de Camila y Adrián se afianzó conforme avanzó el tiempo. Los padres de Adrián y sus hermanas la amaron y los animaron a casarse pronto, pues no les cabía duda de que estaban destinados a estar juntos. Los padres de Camila también estaban encantados con él y Gianna no dejaba de repetirles que aunque Camila estuviera un poco descarriada, seguía perteneciendo a una familia religiosa y que no estaba bien que vivieran con sin antes estar casados por la iglesia. Casarse no era algo que le preocupara a Camila y Adrián no estaba desesperado por hacerlo, pues le había dado la libertad de perseguir sus sueños. Sin embargo, la idea de ser marido y mujer no era un pensamiento que les desagradara. Ambos estaban seguros de que querían pasar toda la vida juntos.—¿Ya estás lista? —Se acercó por detrás y la abrazó oliendo su cuell