El gran día llegó y todo estaba listo. Un salón del hospital ubicado en la primera planta y con acceso a la calle a través de un pasillo, fue habilitado para el peculiar evento. De esta manera los niños no tendrían que exponerse saliendo del hospital, ya que a algunos de ellos su condición se lo impedía. En la entrada una asistente del director del hospital y una enfermera, vestidas de gala, daban la bienvenida a los invitados y colocaban en las solapas de sus sacos o vestidos un lazo dorado, que era el símbolo de los niños que luchan contra el cáncer y por ende de la campaña pro fondo. También les entregaban un brochure con la descripción de la campaña motivándolos a apoyar a los niños con esta enfermedad.
La decoración era sencilla, pero conmovedora. El objetivo del evento era mover los corazones de los asistentes, no de maravillarlos c
—¿Qué hace ella aquí? —le susurró Camila a Adrián.—Está en compañía de su padre. Debe ser a causa de la empresa. No sabía que ellos estaban invitados.—Al parecer sí. Temo que haga algo para arruinar la noche.—No te preocupes, no permitiré que haga nada. Olvídala, disfruta del evento, este es tu momento, que su presencia no te perturbe. Mira, ahí vienen los niños.Camila dirigió su mirada a la entrada de la pasarela y trató de concentrarse en su noche dorada. Uno por uno los niños caminaron por la pasarela modelando sus conjuntos. Unos iban seguros de sí mismos, sonriendo, mientras que otros se veían asustado; pero aun así no dejaron de avanzar y realizar la coreografía que habían practicado. Las que estaban más atemorizadas eran las madr
Camila comenzó a despertar poco a poco y la luz se coló por sus palpados acostumbrados a la oscuridad. Cuando enfocó la mirada se encontró con los ojos llenos de lágrimas de su madre, la cara de alivio de su padre, la sonrisa en los labios de Luka y Gina, y la cara de preocupación de Adrián, que aún llevaba la camisa manchada de sangre.—Mi vida, ¿Cómo te sientes? —preguntó su madre sujetándola de una mano.—Como si me hubieran disparado —balbuceó. Estaba mareada por los efectos de la anestesia.—Hija, nos alegra que estés bien —continuó Alonzo, su padre.—¿Lo estoy, Adrián? ¿Estoy bien? —le preguntó ella mirando su pierna vendada e inmovilizada con una férula.—Camila —se acercó—, por fortuna la bala no tocó el hueso;
Tiempo despuésLa Noche Dorada fue un éxito y recaudaron más dinero del esperado. Esto dio inicio a un programa de ayuda para niños con escasos recursos y el comité le pidió a Camila que fuera la encargada de realizar la campaña todos los años. Esta labor la llenaba de mucha satisfacción y contaba con un excelente equipo para la realización de ese evento anual exclusivo para el departamento de oncología pediátrica. Los niños quedaron fascinados y no paraban de contar su experiencia. Muchos de ellos sanaron o mejoraron su condición. Ejemplo de ello fue Priscilla, que dejó de necesitar el oxígeno y caminaba sin ayuda de la silla de ruedas, hasta que por fin fue dada de alta y solo tenía que regresar al hospital a recibir su tratamiento. Adrián decía que estaban cerca de erradicar la leucemia por comp
La relación de Camila y Adrián se afianzó conforme avanzó el tiempo. Los padres de Adrián y sus hermanas la amaron y los animaron a casarse pronto, pues no les cabía duda de que estaban destinados a estar juntos. Los padres de Camila también estaban encantados con él y Gianna no dejaba de repetirles que aunque Camila estuviera un poco descarriada, seguía perteneciendo a una familia religiosa y que no estaba bien que vivieran con sin antes estar casados por la iglesia. Casarse no era algo que le preocupara a Camila y Adrián no estaba desesperado por hacerlo, pues le había dado la libertad de perseguir sus sueños. Sin embargo, la idea de ser marido y mujer no era un pensamiento que les desagradara. Ambos estaban seguros de que querían pasar toda la vida juntos.—¿Ya estás lista? —Se acercó por detrás y la abrazó oliendo su cuell
La noche más esperada por Camila llegó. Era su debut como empresa independiente en la pasarela del evento más importante de la moda en Milán, la Fashion Week. Teen Today tendría su oportunidad de brillar ante el mundo.Todo estaba listo. Luka miró su reloj y otra vez, mientras la desesperación se apoderaba de él. «¿Dónde estás, Camila? No puede ser que llegues tarde a tu gran noche». Luka empezó a preocuparse y a temer lo peor. Entonces, decidió marcar al celular de Camila, pero le contestó el buzón de voz. Lo intentó con el móvil de Adrián y obtuvo el mismo resultado. El sudor empezó a correr por su frente y la transpiración de su cuerpo mojaba su traje. Decidió que debía hacerse cargo de todo esperando que la demora de su amiga no fuera por complicaciones con su bebé. Lo que Luka n
Camila se recuperó poco a poco de sus heridas físicas, pero no volvió a ser la misma. Su madre se quedó en Milán hasta que sanó, pero el día que se marchó la soledad y el silencio reinó en el apartamento. Por un tiempo, Camila estuvo muy deprimida y no quería salir de la cama. La última vez que le dirigió la palabra a Adrián fue para decirle que necesitaba estar sola y lo desterró de la habitación que compartían. Él estaba muy dolido y se sentía solo, pero comprendió la tristeza de ella e hizo lo que le pidió. Sin embargo, llegó el momento en que no pudo resistirlo más, pues cada día que pasaba su relación se resquebrajaba más profundamente.—Camila, necesitamos hablar.Ella no contestó y cubrió su cabeza con la sabana. Adrián se sentó en la cama jun
Tiempo despuésCamila miró a su hermano Christian mientras conversaba con su padre en el altar y sonrió. Ella nunca pensó que él dejaría el sacerdocio por una mujer. Recordaba como si fuera ayer la cara de horror que puso su padre y las lágrimas de su madre. El hijo predilecto era humano y se había enamorado de una mujer. Al principio, sus padres buscaron un culpable y quien mejor que Camila. Ella le presentó a una amiga que conoció en Estados Unidos, una vez se fueron de vacaciones a Grecia y Camila los envió solos al viaje. Sus padres tenían un poco de razón, a Camila nunca le agradó que su hermano fuera sacerdote; pero lo cierto era que ella no lo había planeado. Sin embargo, estaba feliz por los dos y aceptaba gozosa la culpa.—La capilla está exquisita. Te luciste —escuchó que un sexy hombre con traje neg
Camila estaba petrificada. Nunca se imaginó que perder la movilidad de su cuerpo sería la reacción que tendría al verlo de nuevo. Recordó la última vez que vio a Adrián. Estaba sentado al otro lado de la mesa en la oficina de un abogado con los papeles del divorcio en frente. La mente de Camila estaba inquieta. En un segundo recordó todo lo vivido y se detuvo en el peor momento de sus vidas: cuando perdieron a su hijo. Ese recuerdo la mantenía firme en su decisión de abandonarlo.Su presencia en ese momento la perturbó mucho. Ella pensó que no volvería a verlo jamás, pero ahí estaba él. Vestía un traje negro de gala y llevaba su barba bien arreglada, lo que hacía que luciera muy sensual ante los ojos de ella. Los hoyuelos en sus mejillas seguían provocando la misma reacción en ella y se odió a sí misma por ello