Pasaron varios días desde lo ocurrido en la oficina de Camila. Mientras la arreglaban ella se había instalado en un escritorio frente a su asistente, que se mantuvo más nerviosa que nunca al tener tan cerca a su jefa. En realidad, ella permanecía poco tiempo sentada allí, pues cada vez que miraba hacia su oficina recordaba ese fatídico día. Camila programó mil reuniones para evitar pensar y distraerse con más y más trabajo.
El abogado de Camila se hizo cargo de todos los pormenores que implicó el fallecimiento de Estela y solo tuvo que ir una vez a la comisaría a dar su declaración de los hechos. Francamente, Camila se sentía como si me hubieran quitado un peso de encima, aunque no le alegraba por completo su muerte, ya que ella tenía una familia que sufría la desdicha de una hija enajenada. Sin embargo, Camila imaginaba que también sentir&iacut
Camila se transportó años atrás. El día de su boda con Adrián no había dudas en su corazón; sabía que él era el indicado. Adrián era el hombre con el que quería quedarse para siempre, con el que deseaba formar una familia. Pero todas aquellas ilusiones habían muerto. En ese momento estaba frente a un hombre que quería casarse con ella y Camila no sentía ningún tipo de emoción. Era como si solo estuviera cerrando un trato más, un negocio que la beneficiaría tanto a su compañía como a la de ella.Por la mente de Camila nunca pasó la idea de casarse otra vez con nadie. Ella pensaba que estaban muy bien como amantes y socios, pero a Matteo se le había ocurrido la brillante idea de sentar cabeza y comprometerse de lleno. «¿Cómo podía decirle que no a su propuesta en medio de la recepci&oac
Matteo y Camila pasaron un tiempo precioso en Marruecos. La ciudad de Marrakech era una obra de arte y recorrieron cada rincón de la Medina observando todas las bellezas artesanales que vendían en aquel lugar. Además, visitaron el lugar donde curten de forma manual las delicadas telas y Camila quedó maravillada del esfuerzo que hacían esas personas para lograr mezclas y diseños increíbles. Aquella aventura con el que ahora era su ex pareja fue muy extravagante e hilarante, pero todo tiene un final. A la semana ambos estaban abordando el avión de regreso a casa, devuelta a la realidad.En aquellos pocos días, Camila tuvo la oportunidad de reflexionar sobre su vida y sus próximos proyectos para lograr el objetivo que tenía en mente, y decidió que tendría que hacer algo que debió haber hecho años atrás. Probablemente se habría ahorrado algunos sufr
Camila respingó cuando una mano se posó en su hombro sin aviso. Se dio la vuelta rápidamente. Su corazón dio un salto cuando se encontró frente a frente con ese apuesto hombre de ojos azules que la miraba confundido. Camila parecía una retrasada mental al quedarse viéndolo fijamente sin decir una palabra y con los labios entreabiertos; pero la verdad era que se quedó en blanco y su cuerpo solo le pedía que lo abrazara, pues estaba feliz de que no se hubiese ido. Sin embargo, su razón le decía que no debía hacerlo, que debía controlar sus impulsos.—¿Qué haces aquí?—¿Qué hago aquí? —Salió de su ensimismamiento y reaccionó golpeándolo suavemente en el pecho, pero tan fuerte como para hacerlo dar un paso atrás.—¿Por qué me golpeas?—¿
Camila dejó a Adrián en uno de los asientos frente a la pasarela y fue a buscar a Luka. —¿Estás nervioso? —le preguntó cuando lo vio estrujando sus manos con impaciencia. —Para nada, querida, solo agito mis manos por gusto —dijo con ironía. —Tranquilo, todo va a salir a la perfección. —Lo sé, pero no puedo evitar estar nervioso. Háblame de otra cosa a ver si despejo mi mente. —¿Qué quieres que te diga? —No sé. Cuéntame cuando te vas a casar otra vez con Adrián, o por lo menos mudarse juntos. Yo creí que las cosas iban viento en popa. —Luka, no seas tonto. Recién terminamos la primera etapa de la terapia y estamos tomando las cosas con calma para no arruinarlo. Luka miró hacia arriba. —Que aburridos son. Pero ¿no ha habido ni un poquito de acción entre ustedes? Camila rio a carcajadas. —Sabes que h**o mucha acción al principio. —Lo sé. Faltaste varios días a la empresa
—¡Mi amor! —¿Sí? —Ven un momento. —¿Qué sucede? —le preguntó Adrián mientras se asomaba a la puerta de cristal que daba al patio trasero. —¿No se ven adorables? Él echó un vistazo y sonrió. —Parece que fue ayer cuando nos volvimos a casar. —El tiempo se va rápido cuando eres muy feliz. Camila le dio un tierno beso en los labios; volvió a mirar al patio y dejó que los gratos recuerdos llegaran a su memoria. Habían pasado seis años desde que Adrián y Camila unieron nuevamente sus vidas. Tuvieron una celebración por el civil que fue muy sencilla y solo participaron algunos familiares. El doctor Ricci, que aún era director del Hospital Infantil, fungió de testigo de Adrián y Gina de Camila. Obviamente, Luka había sido el diseñador de su vestido. Al siguiente día de la ceremonia civil, fueron a una capilla cercana a la Catedral de Milán y en una sencilla celebración, el sacerdote renovó sus votos matri
Camila D’Angelo estaba inquieta y preocupada. «¿Dónde estás?», pensó. El evento más importante para la industria de la moda estaba a ley de hora y media para dar inicio. Era la primera vez que su empresa de ropa para adolescentes presentaba una colección de manera independiente. La joven empresaria se sentía orgullosa, ya que después de tanto esfuerzo llegaba su gran noche. Llevaba un vestido largo, elegante, de color negro. El pelo castaño, suelto y largo caía con naturalidad por su espalda, ocultando un poco el escote de la parte de atrás de su vestido. Llevaba zapatillas doradas, tan altas como le permitía su estado. Con seis meses de embarazo ya sus pies no resistían cualquier calzado.Camila miró su reloj por décima vez y comenzó a desesperarse. Tenía unos diez minutos esperando en la sala, caminando de un lado para el otr
Cinco años atrás…—De prisa Luka, a ese paso no vas a bajar ni medio kilo en un año —lo regañó mientras observaba a su amigo dar pasos lentos y pesados.El muchacho estaba bañado en sudor y respiraba agitadamente. Su corazón latía tan aprisa que daba la impresión de que iba a dar un infarto. Camila y Luka tenían una semana que habían empezado a trotar por una hora antes de iniciar sus clases en la universidad. Luka se quejaba todos los días de que estaba gordo y estaba empeñado en lucir como un modelo de pasarela para romper un par de corazones. Sin embargo, la causa mayor para ejercitarse fue que su doctor le dijo que debía bajar diez kilos para controlar su alocado colesterol. Por esa razón, Camila decidió colaborar con la noble causa.Camila lo observó mientras él descansaba con las man
En pocos minutos llegaron al Hospital Infantil Vittore Buzzi. El hombre se estacionó cerca de emergencia y la llevó cargada hasta adentro. «Puedo acostumbrarme a viajar así», se dijo. Él la recostó sobre una camilla desocupada y le hizo señas a una enfermera para que viniera a atenderla. De inmediato, se acercó a ella para tomar sus datos y la información de su lesión.—Ella necesita una radiografía de muñeca y pie izquierdo, para descartar un daño al hueso —ordenó el extraño antes de que la enfermera hablara. Camila abrió los ojos sorprendida, pues no podía creer hasta dónde podía llegar la arrogancia de ese extraño.—¿Qué crees que estás haciendo? —lo interrogó enojada—. Ya puedes irte. Los doctores se encargarán de mí. No necesito que te quedes.