— ¿Quién rayos es la persona que mandaste a investigar? — preguntó Gavin por teléfono. Leah salió de la clase con el teléfono en el oído, recibió una mala mirada del profesor de química, pero ella respondió con una sonrisa y el hombre regordete de cincuenta años se sonrojó.
— ¿Por qué? —preguntó ella, cerrando la puerta y caminando en dirección al baño.
— Es un fantasma. — respondió Gavin. — No hay propiedades registradas a su nombre, sin multas, no hay familiares…es como si hubiese aparecido por primera vez hace dos años. — comentó el.
Leah frunció el ceño. &
Leah bajó del auto rápidamente y salió a trompicones del estacionamiento del club. La camioneta negra blindada que usaban para transportar a su hermano pequeño ya se encontraba allí. Así que caminó con decisión y abrió la puerta trasera, sabiendo que los guardias de seguridad ya la habían visto y no le impedirían sacar a James de allí dentro.— Hola cielo, me llevo a tu profesor un momento. — tiró de la manga de un sonriente James y cerró la puerta, dándole una mirada al conductor. Él ya sabía que tenía que salir de allí a penas el maestro estuviese fuera del auto.Y como era de esperar, la camioneta aceleró y salió del lugar a una velocidad aceptable. Ellos hacían eso para no asustar a su hermano.— Parece que conseguiste lo que te pedí. — Leah se puso frente a él y lo se&
Los ojos dorados de Kyle la miraban con fijeza mientras Leah apuñalaba la comida en su plato. Podía sentir el calor de su cuerpo golpeando su pierna desnuda, pero no lo miró, estaba concentrada en desquitar su odio con el filete de pollo con ensalada que había preparado la cocinera. Era eso o llorar durante horas mientras sentía como su corazón se estrujaba en su pecho por la inminente perdida que significaba lo ocurrido el día anterior.Había llegado destrozada, y el primero en verla había sido Kyle, quien sin mediar palabra la llevó a su habitación y se había recostado con ella mientras las lágrimas salían de sus ojos sin parar durante gran parte de la tarde y la noche.Ahora estaba más calmada, pero aun sentía ese dolor profundo en el pecho al recordar el rostro de su mejor amigo cuando le había dicho la verdad. Y como las palabras de Denis se clava
El pulso de Leah martilleo en su pecho mientras sudor frio comenzaba a recorrer su cuerpo. Podía sentir la respiración de la persona ubicada detrás de ella, aun así no sentía el suficiente valor para mirar a través del espejo y verificar quien era. Los sonidos del exterior seguían entrado por las ventanas y por la puerta cerrada, pero no parecía que alguien fuese a acercarse a aquel lugar en un buen tiempo.— Ahora tu y yo tendremos una buena charla, perra. — escupió la voz. Una mano tomó su cabello con fuerza y levantó la cabeza de Leah. Ella miró su reflejo, la persona detrás de ella era completamente desconocida.El cabello del hombre estaba escondido debajo de una gorra de un equipo de beisbol que Leah no podía identificar en ese momento. La piel blanca parecía nunca haber visto la luz del sol, sin embargo la fuerza que empleaba el sujeto sobre ella
— Putas jodidas mierdas ¿Qué carajos se supone que pasó aquí? — fue lo primero que Leah escuchó cuando abrió la puerta para darle paso a Denis y el equipo de limpieza.— Hola a ti también. — murmuró seria mientras le cedía el paso para que este pudiese entrar.Las personas detrás de él estaban vestidas con unos trajes blancos de cuerpo completo y unas raras mascaras cubriendo sus rostros, cargaban unos carritos pequeños de color azul y unas escobas largas. No pudo reconocer a nadie. Sin embargo su amigo del MC estaba vestido con unos pantalones de cuero negro y unas botas de motociclista y el chaleco del club cubriendo su desnudo torso, un tatuaje reciente cubría su pecho.— En serio quiero saber qué demonios ocurrió aquí — la miró —. Tienes un poco de sangre…ahí — señaló
Leah miró a Daniel de reojo y volvió la vista al televisor apagado, sus labios esbozaron una mueca mientras las imágenes del día comenzaban a golpear con fuerza su cabeza, pero no dijo una sola palabra. El arduo trabajo que habían realizado con Kyle, Denis y el resto podía verse afectado si su fachada flaqueaba a esas alturas. Su hermano Dan era como un detector de mentiras, así que fácilmente podía leerla y saber qué cosas estaban pasando por la cabeza de Leah. O si se había metido en algún problema.— ¿Y Ryan? —preguntó, ignorando la mirada furibunda que le dirigió el mayor.— Responde. — gruñó él.Ella miró los cuadros repartidos por las blancas paredes, eran tan minimalistas como podían serlo. Una simple línea negra cruzando el lienzo blanco. Y ya. Supuso que algo de arte debía
Con la frente en alto y la mandíbula tensa, Leah caminó por los pasillos de la enorme oficina de HMBE. El sonido de sus tacones repiqueteando por el piso le confería un aire de confianza mientras avanzaba por los amplios pasillos ignorando a las personas a su alrededor que la miraban con desconfianza y alguno incluso con dejes de molestia en sus rostros. Ella ya sabía que ellos la conocían, sin embargo parecían no amedrentarse por su presencia, sino que la veían como una molestia en la empresa.Eso no le gustaba. En absoluto.— ¿Dónde está mi oficina? —le preguntó al chico que se apresuraba tras ella.— B-bueno la antigua oficina de su padre está en el ala este, pero…—Leah lo ignoró luego de eso y se dirigió al ala este.Algunos en aquel sector la miraban con abierta curiosidad, pero la gran mayoría mantení
— ¿Quién diablos te crees que eres para entrar en mi lugar de trabajo de esa forma? — lo miró fijamente. — ¿Cómo siquiera entraste? no estás en mi registro.— No hizo falta más que dos palabras bonitas para que la secretaria me deje entrar al edificio.— Roland, despide a esa mujer. — gruñó.— B-bien.Ella lo miró sobre el hombro.— Se supone que tienes que decir que no. No hizo nada malo.— T-técnicamente sí, no p-puede dejar entrar desconocidos a las oficinas centrales. Su contrato de trabajo lo estima en el apartado…— Bien, entiendo. Solo comunícale a RR.HH., que ellos se encarguen del resto. — dijo con cansancio.Miró el rostro sonriente del hombre frente a ella y se desplomó en el sillón. Con una mano invitó al hombre de ojos grises
— ¿Qué es eso? —preguntó Leah cuando vio como Daniel tiraba unas cuantas hojas arriba de la mesa. Ryan tomó asiento frente a ella y Kyle optó por sentarse a su lado.La tensión crecía en el ambiente a medida que sus hermanos parecían compartir las mismas emociones. Las cuales no eran buenas, el humor de ambos era tan malo que a Leah le costaba diferenciarlos.— Eso nos gustaría saber a nosotros. —dijo Ryan con la mandíbula tensa.— Pues…— Deja tus malditos juegos de lado. —gruñó Daniel, luego clavó su mirada en Kyle. — Espero que tu tengas algo bueno que decir para defenderte, considerando que estas embarrado hasta la mierda en esto y no hay forma de que te laves las manos.— No tengo la más mínima idea de lo que estás hablando. —confesó.Dan soltó un