El pulso de Leah martilleo en su pecho mientras sudor frio comenzaba a recorrer su cuerpo. Podía sentir la respiración de la persona ubicada detrás de ella, aun así no sentía el suficiente valor para mirar a través del espejo y verificar quien era. Los sonidos del exterior seguían entrado por las ventanas y por la puerta cerrada, pero no parecía que alguien fuese a acercarse a aquel lugar en un buen tiempo.
— Ahora tu y yo tendremos una buena charla, perra. — escupió la voz. Una mano tomó su cabello con fuerza y levantó la cabeza de Leah. Ella miró su reflejo, la persona detrás de ella era completamente desconocida.
El cabello del hombre estaba escondido debajo de una gorra de un equipo de beisbol que Leah no podía identificar en ese momento. La piel blanca parecía nunca haber visto la luz del sol, sin embargo la fuerza que empleaba el sujeto sobre ella
— Putas jodidas mierdas ¿Qué carajos se supone que pasó aquí? — fue lo primero que Leah escuchó cuando abrió la puerta para darle paso a Denis y el equipo de limpieza.— Hola a ti también. — murmuró seria mientras le cedía el paso para que este pudiese entrar.Las personas detrás de él estaban vestidas con unos trajes blancos de cuerpo completo y unas raras mascaras cubriendo sus rostros, cargaban unos carritos pequeños de color azul y unas escobas largas. No pudo reconocer a nadie. Sin embargo su amigo del MC estaba vestido con unos pantalones de cuero negro y unas botas de motociclista y el chaleco del club cubriendo su desnudo torso, un tatuaje reciente cubría su pecho.— En serio quiero saber qué demonios ocurrió aquí — la miró —. Tienes un poco de sangre…ahí — señaló
Leah miró a Daniel de reojo y volvió la vista al televisor apagado, sus labios esbozaron una mueca mientras las imágenes del día comenzaban a golpear con fuerza su cabeza, pero no dijo una sola palabra. El arduo trabajo que habían realizado con Kyle, Denis y el resto podía verse afectado si su fachada flaqueaba a esas alturas. Su hermano Dan era como un detector de mentiras, así que fácilmente podía leerla y saber qué cosas estaban pasando por la cabeza de Leah. O si se había metido en algún problema.— ¿Y Ryan? —preguntó, ignorando la mirada furibunda que le dirigió el mayor.— Responde. — gruñó él.Ella miró los cuadros repartidos por las blancas paredes, eran tan minimalistas como podían serlo. Una simple línea negra cruzando el lienzo blanco. Y ya. Supuso que algo de arte debía
Con la frente en alto y la mandíbula tensa, Leah caminó por los pasillos de la enorme oficina de HMBE. El sonido de sus tacones repiqueteando por el piso le confería un aire de confianza mientras avanzaba por los amplios pasillos ignorando a las personas a su alrededor que la miraban con desconfianza y alguno incluso con dejes de molestia en sus rostros. Ella ya sabía que ellos la conocían, sin embargo parecían no amedrentarse por su presencia, sino que la veían como una molestia en la empresa.Eso no le gustaba. En absoluto.— ¿Dónde está mi oficina? —le preguntó al chico que se apresuraba tras ella.— B-bueno la antigua oficina de su padre está en el ala este, pero…—Leah lo ignoró luego de eso y se dirigió al ala este.Algunos en aquel sector la miraban con abierta curiosidad, pero la gran mayoría mantení
— ¿Quién diablos te crees que eres para entrar en mi lugar de trabajo de esa forma? — lo miró fijamente. — ¿Cómo siquiera entraste? no estás en mi registro.— No hizo falta más que dos palabras bonitas para que la secretaria me deje entrar al edificio.— Roland, despide a esa mujer. — gruñó.— B-bien.Ella lo miró sobre el hombro.— Se supone que tienes que decir que no. No hizo nada malo.— T-técnicamente sí, no p-puede dejar entrar desconocidos a las oficinas centrales. Su contrato de trabajo lo estima en el apartado…— Bien, entiendo. Solo comunícale a RR.HH., que ellos se encarguen del resto. — dijo con cansancio.Miró el rostro sonriente del hombre frente a ella y se desplomó en el sillón. Con una mano invitó al hombre de ojos grises
— ¿Qué es eso? —preguntó Leah cuando vio como Daniel tiraba unas cuantas hojas arriba de la mesa. Ryan tomó asiento frente a ella y Kyle optó por sentarse a su lado.La tensión crecía en el ambiente a medida que sus hermanos parecían compartir las mismas emociones. Las cuales no eran buenas, el humor de ambos era tan malo que a Leah le costaba diferenciarlos.— Eso nos gustaría saber a nosotros. —dijo Ryan con la mandíbula tensa.— Pues…— Deja tus malditos juegos de lado. —gruñó Daniel, luego clavó su mirada en Kyle. — Espero que tu tengas algo bueno que decir para defenderte, considerando que estas embarrado hasta la mierda en esto y no hay forma de que te laves las manos.— No tengo la más mínima idea de lo que estás hablando. —confesó.Dan soltó un
Tres días después Leah había recibido una llamada inesperada, bueno no totalmente inesperada, pero era una sorpresa. Jimmy, el padre del Gavin, se había comunicado con ella para informarle que necesitaba, haciendo énfasis en la última palabra, hablar con ella urgente. El corazón de Leah se detuvo por un momento, y le preguntó entre tartamudeos si Gavin se encontraba bien, lo cual el hombre había respondido que sí, sin embargo había cosas que ambos tenían que saber.No preguntó más, y se emprendió camino en dirección al club, aunque una fila de vehículos blindados la seguía de manera disimulada.Las calles estaban casi vacías, lo cual no era raro ya que era pasado el mediodía y el sol quemaba de una forma en la cual haría que su piel se pusiera roja. Antes de salir se bañó en bloqueador solar, dios sabía
El silencio pareció reinar durante unos minutos y luego el caos llegó a ellos de la manera menos esperada. Gritos resonaron fuera de las puertas de la oficina de Jimmy, el sonido de disparos era ensordecedor, las explosiones sonaban como si estuviesen junto a su oído, pero sabía que no era así. Toda aquella escena infernal se desataba puertas afuera, donde la gente que quería también estaba luchando.— ¡Mierda! metete debajo del escritorio. — le gritó Gavin, sacando un arma de la cintura de sus pantalones y saliendo por la puerta.— Pero…—Gavin desapareció, Jimmy salió por detrás de él y la puerta fue cerrada rápidamente.Leah movió su mano en dirección a su teléfono en el bolsillo de sus jeans corto, tomó el aparato y marcó el número de Kyle. Pero detuvo su dedo antes de presionar el bot&
Había cosas malas que venían con el paquete de ser un adulto completamente funcional. Una de ellas era no poder faltar al trabajo dos semanas seguidas por estar de luto, sin embargo le habían conferido tres días libres para asistir al velorio y luego tomar un día de descanso. Aunque eso no había sido suficiente, había momentos, como ahora mismo, donde se encontraba sentada en la sala de descanso con Robin a su lado, donde las lágrimas simplemente salían como si hubiesen abierto un grifo en sus conductos lagrimales y no podía detenerlas.— ¿S-se encuentra bien? —preguntó Robin con cautela, mirándola de reojo.No la miraba fijamente cuando los ojos de Leah estaban llenos de lágrimas, o tal vez si lo hacía y ella no podía distinguirlo por las lágrimas.— Claro que sí. —se limpió las lágrimas con el antebrazo y siguió revisando los papales de contaduría. Había pequeñas perdidas de dinero cada mes durante seis años, pero cuando juntaba todo el dinero “perdido” la suma era exorbitante.— La