Tres horas después del incidente, Mansión Héller — Los Ángeles, California
—...no será fácil, pero tampoco digo que llegue a ser imposible. — dijo el hombre trajeado mientras se removía incómodo en los asientos.
Leah le dio una mirada de reojo, pero lo ignoró, sus hermanos por otro lado taladraron al hombre con la mirada mientras ambos mantenían el ceño fruncido, sabiendo que nada bueno saldría de aquella conversación.
— ¿Solo eso? ¿En qué tipo de escuela se recibió para hablar de ese modo? — preguntó Daniel tomando un trago de vodka del vaso que había sobre la mesa, Leah lo miró sin parpadear, completamente segura de que nunca lo había visto actuar de ese modo.
Tampoco lo vio vestir de aquella manera, una camiseta manga corta de color blan
Mansión Héller — Los Ángeles, CaliforniaLeah abrió los ojos cuando sintió como el colchón cedía ante el peso en su cama, refregó sus ojos y miró como sus hermanos mostraban sonrisas mientras en sus manos cargaban un pequeño pastel con una vela con el numero dieciocho.—…feliz cumpleaños a ti. — terminaron de cantar mientras Leah acomodaba algunos cabellos que entorpecían su visión.Con una sonrisa sopló la vela encendida y miró fijamente a sus hermanos, ambos tenían unas sonrisas un tanto tenebrosas, que por algún motivo auguraban cosas nada buenas para ella. Mientras tanto, Carter se mantenía escondido detrás de Ryan con una mano refregando su ojo, Leah recordó no haberlo visto mucho los días anteriores, así que era normal que su hermano pequeño se compo
Héller Multinational Business Empire — Sede en Los Ángeles, California Leah ni siquiera tuvo tiempo para repasar los temas a tratar ahora que se había convertido en CEO de la empresa de su padre. Sabía que los demás miembros de la junta habían esperado con ansias el momento en que ella asuma su cargo para poder librarse de ella cuanto antes, lo que no sabían es que ella pensaba aferrarse con uñas y dientes a la única salida a la libertad que tenía.Una libertad un tanto distorsionada de la que tenía pensado, pero libertad a fin de cuentas.Sintió como todos se quedaban en silencio cuando ella ingresó a la sala de reuniones. Tomó asiento en la punta de la larga mesa de vidrio negro y cruzó las manos debajo de su barbilla mientras fijaba sus azules ojos en los siete miembros allí reuniones, sin contar a los secretarios de dos de ellos; quienes, ella sospechaba, eran los siguientes con más acciones en la empresa después de Leah. 
25 de junio, 02:33 a.m. — Los Ángeles, CaliforniaLas luces estroboscópicas brillaban por encima de sus cabezas mientras bailaban al sonido de la música, algún chico famoso que Leah seguramente no recordaba su nombre por la cantidad de alcohol que había ingerido, cantaba sobre el escenario alocando a todas las personas que se encontraba allí. ¿Antón? ¿Andrew? ¿Allen? Era con A, se repetía en su mente mientras sus brazos parecían no pertenecer a su cuerpo y se movían al compás de la ronca voz del cantante.Vio los rostros distorsionados de sus amigos mientras se movían junto a ella, todos parecían igual de ebrios, Gavin a su lado bailaba sacudiendo la cabeza mientras su sudado cuerpo empapaba la camisa blanca, ya abierta hasta el ombligo, que comenzaba a transparentarse y mostrar dejes de su piel, esbozó una sonrisa ebria mientras tomaba
25 de junio, 11:35 a.m. — Los Ángeles, California La resaca estaba siendo una perra, Leah se quejó de dolor mientras esbozaba una mueca y se sentaba en su cama. El cubrecamas cayó sobre su regazo y soltó otro quejido por la luz que ingresaba por los grandes ventanales, que a diferencia de como los había dejado, estaban completamente abiertos, dejando que cada recoveco de su habitación se ilumine por completo. — Veo que estas despierta. — Leah se quedó de piedra y giró su rostro como la niña del exorcista mientras veía a Daniel sentado en el sofá a un lado de la cama. a diferencia de como acostumbraba a verlo, se encontraba vestido con la misma ropa de la noche anterior y tenía ojeras enormes por el desvelo. — Hola. — saludó ella de manera amable y un tanto culpable mientras lo miraba. Su hermano no le devolvió
CAPíTULO CON CONTENIDO +18. Si son sensibles a este tipo de escenas por favor abstenerse de leer.Los Ángeles, California — 02:18 a.m. Leah sabía que en la única persona que podía confiar para ese tipo de situaciones era él. Sus hermanos no podían saber nada sobre las imágenes que había recibido, entrarían en modo sobreprotectores y aquella persona, quien le envió las fotos, se daría cuenta inmediatamente que había abierto la boca.Eran pasadas las doce de la noche cuando Leah salió de su habitación con la computadora portátil bajo el brazo y un pijama que consistía en una camiseta enorme de Daniel y unos pantalones de básquet de Ryan. Sus pisadas no resonaron en el piso por las pantuflas de osito que tenía y se mantenía en mortal silencio mientras atravesaba los pasillos
Leah mordió su labio mientras daba vueltas dentro de su habitación. Su mente rememoraba cada segundo de la noche anterior, pero ahora mismo no era para recordar algo bueno. Quería saber en qué momento James podría haberlos visto. Ella fue muy meticulosa, se había deslizado de manera sigilosa por los pasillos hasta llegar a la habitación de Kyle, estaba más que segura de no haber visto a nadie allí.Pero ¿Kyle había sido así de cuidadoso?Sabía que había momentos en los que él podía actuar de manera imprudente, así que no estaba segura de ello. — Mierda. — murmuró, se encaminó en dirección al baño y se quitó la ropa. Entro en la ducha en cuestión de segundos. Sudor frio recorría su piel aun en la ducha.Si sus her
— ¿Quién rayos es la persona que mandaste a investigar? — preguntó Gavin por teléfono. Leah salió de la clase con el teléfono en el oído, recibió una mala mirada del profesor de química, pero ella respondió con una sonrisa y el hombre regordete de cincuenta años se sonrojó. — ¿Por qué? —preguntó ella, cerrando la puerta y caminando en dirección al baño. — Es un fantasma. — respondió Gavin. — No hay propiedades registradas a su nombre, sin multas, no hay familiares…es como si hubiese aparecido por primera vez hace dos años. — comentó el.Leah frunció el ceño. &
Leah bajó del auto rápidamente y salió a trompicones del estacionamiento del club. La camioneta negra blindada que usaban para transportar a su hermano pequeño ya se encontraba allí. Así que caminó con decisión y abrió la puerta trasera, sabiendo que los guardias de seguridad ya la habían visto y no le impedirían sacar a James de allí dentro.— Hola cielo, me llevo a tu profesor un momento. — tiró de la manga de un sonriente James y cerró la puerta, dándole una mirada al conductor. Él ya sabía que tenía que salir de allí a penas el maestro estuviese fuera del auto.Y como era de esperar, la camioneta aceleró y salió del lugar a una velocidad aceptable. Ellos hacían eso para no asustar a su hermano.— Parece que conseguiste lo que te pedí. — Leah se puso frente a él y lo se&