Alguien debía hacer algo, ya que con la misión que le había dado Prescott a Sisa, esta estaba en modo investigadora.Un montón de material llegó al departamento, todo el tiempo estaba con la laptop y un libro, intentando absorber conocimiento para darle solución al problema que tenía.Y Prescott sentía que estaba perdiendo el objetivo principal de aquello, que era acercarlos a ambos más y más.A los ojos de Sisa, él era un sujeto de pruebas, y para él eso era una despersonalización, debía darle rumbo a todo aquello, por lo que sacaría de su rutina a la científica.Le envió un paquete junto a una invitación, una hora, dos horas... luego de que le confirmaron su recepción, no pudo aguantar porque suponía que ella le llamaría para ponerse de acuerdo, cuando esto no paso él la llamó.—¿Qué haces?—¡Oh! Es que acabo de recibir unos paquetes.—¿Y...?—Debes verlos dame un segundo —Sisa volvió la llamada, una videollamada, Prescott esperaba verla con el presente puesto, lo que vio fue nada d
El objetivo se había alcanzado, un Prescott satisfecho se daba una ducha, mientras que Sisa estaba en su recámara avergonzada por lo que acababa de hacer, parada frente al mueble de lavamanos, se miró en el espejo. Y es que en cuanto bajo la lujuria del momento, ella se había incorporado y salió a toda prisa, negó con la cabeza y una sonrisa de incredulidad apareció en su rostro, ¿había algo que no haría por su Elliot? Se sacudió, estaba siendo cobarde, no era solo el acuerdo, Prescott era condenadamente atractivo, no debía fingir demencia, tenía que aceptar y hacer consiente lo que él la hacía sentir, como por ejemplo el efecto de bailar con él o los cumplidos que recibió de su parte. A la mañana siguiente ella no quería estar incómoda en la presencia de él, solo que en el minuto en que esos dos se vieron a la mente de Sisa vinieron toda clase de imágenes de el semidesnudo, fue visible su rubor. Prescott por su parte tomo la decisión de ir a la velocidad que Sisa marcara, verla p
Los eventos habían tomado un rumbo que ella no tenía en mente, pedir una llave para una habitación era para que Prescott pudiera comprobar si su problema estaba en remisión. Estar entre sus brazos no lo esperaba, Prescott emanaba calor por cada uno de sus poros, cada que sus ojos se encontraban transmitían deseo, no parecía que solo estuviera asegurándose de tener sexo. Y para ser honestos, Sisa estaba envuelta en todo el ambiente de pasión que Prescott mostraba desde el momento que la arrastro al interior de la habitación. No podía negar que era excitante verlo en completo control y diciendo cosas de forma directa, así como le gustaba a Sisa. Y qué decir de sentir los labios de ese hombre, eran tan suaves y a Sisa le provocaba morderlos, así que después del primer contacto, ella se entregó a ir en autopiloto concediendo todas las acciones que demandaba su cuerpo en busca de esa gratificante sensación que él le producía. Allí, con la espalda contra la pared y la sesión de besos q
Un ambiente raro entre ambos se apodera del espacio, no había sido buena idea después de todo. Así como había pedido Sisa, ellos regresan al departamento de Prescott, cada uno sumergido en sus propios predicamentos. La atracción que ambos sienten no puede ser suficiente, menos cuando ellos son solo dos perfectos desconocidos que lo único en común que tienen es un hijo. Quien anhelaba conocer a su progenitor y ahora que lo ha logrado su deseo se transformó, se lo hizo saber a su padre, desea tener una familia. Para Sisa nada ha cambiado, con los días solo pudo constatar que Elliot ama su nueva vida, ella incluso ha pensado que no sería correcto llevarlo con ella, por más que le duela estar separada de su niño hermoso. Su consuelo es que lo podrá ver en vacaciones. Antes de que Sisa se vaya a descansar a su habitación —lamento que todo fuera un enorme fiasco. No era lo que imagine, mañana hablaremos, hay demasiadas cosas que debo decirte, al igual que tengo tantas preguntas que hac
Sisa tenía una mente analítica y que buscaba razones y la lógica en todo lo que la rodeaba, así que eso es lo que hizo durante la tarde, su cerebro busco las respuestas a lo que Prescott le contó. Analizo cada una de las situaciones, lo qué sucedió, lo que ella había dicho, lo que él dijo, era como un rompecabezas, intentaba ver donde se originó el fallo y si lo que Prescott contó era plausible o solo una invención bien formulada. Ni siquiera le dio importancia cuando el sol estaba ocultándose, simplemente seguía inmersa en sus pensamientos, sentada en aquella banca que le había dado lugar en el cual acomodarse, por lo que eran ya casi seis horas. El chofer así lo informó al CEO, quien se empezó a preocupar porque la mujer no se movía ni para reacomodarse. Así que tuvo que dar por terminado su día de trabajo para ir a ver lo que sucedía con Sisa. Un suéter ligero es lo único que la defendía del frío que soplaba, Prescott no tardó en llegar hasta ella, solo tuvo que cruzar la aven
Una habitación en la que todo es calma y solo las respiraciones de dos seres son escuchadas, nada comparado con lo que Prescott enfrento por la noche en la que se la paso en vela cuidando de la mujer que le hacía sentir cosas placenteras, culpabilidad y muy probablemente hoy descubriría una nueva emoción. Sisa es la primera en abrir los ojos y a pesar de haber dormido o al menos en sus recuerdos, eso es lo que hizo, no se siente ni remotamente descansada. Prescott hace un pequeño rugido que le parece interesante a ella, era como un ronquido sin llegar a serlo, no tiene memorias de por qué él sigue allí a su lado, solo tapado con una diminuta manta que para nada llega a tapar la totalidad de su cuerpo. En el momento en que ella se gira para levantarse, los ojos de él se abren en automático —Sisa, ¿cómo te sientes? —la mano de él de pronto va hasta la frente de ella. Al constatar que la temperatura es normal, su semblante de preocupación desaparece y sus rasgos emboban a Sisa que lo
No siempre resulta fructífero hablar de los sentimientos hacia otras personas, ese era el caso de Prescott que después de su despliegue de macho enfurecido, quedo a solas en su recámara sopesando su imbecilidad.Era cierto que su mundo jamás iba como debía o según un esquema que tuviera en mente, siempre sufría de desviaciones desde que ciertos personajes aparecieron en su vida, y esta últimamente lucia menos gris.Pero también se descubrió siendo descuidado y olvidando su inteligencia, sus emociones que eran las que últimamente le regían eran en sí una forma loca de dejarse guiar. Quería que ciertas cosas y personas permanecieran en su vida, pues debía hacer algo al respecto, ya había aclarado las cosas y despejado todos los malos entendidos. Lo que seguía, dependía en un 50% de él, lo demás estaba en manos de Sisa. Y Sisa dejo muy claro que necesitaba pensar las cosas, más que nada había un vacío en su ser que le atemorizaba, el motor de su vida ya no lo sería más, debía aprender
Las palabras de Prescott resonaban en la cabeza de la mujer, quien estaba decidida a volver a lo seguro y conocido, pero estaba esa parte de ella que sopesaba una idea fugaz. Su estómago estaba inquieto, al igual que su mente, que no le dejaron dormir, vuelta tras vuelta en la cama, pensando en las opciones que Prescott le había presentado. Para templar sus emociones y enfocarse, antes de que siquiera saliera el sol, dejo su habitación, con cada respiración y movimiento que ejecutaba la claridad era cada vez más notoria. Le gustaba ese lugar, las personas que conoció allí, incluso al recordar la interacción que tenía con Prescott, supo que la extrañaría. Sudaba y se sentía acalorada por las repeticiones, todo aquello le hizo saber que estaba bien su elección, no podía dejar su proyecto a medias, había hecho tantas cosas para que se lo delegaran, que sería una absoluta estupidez abandonar. —¡Buenos días! ¿Qué haces tan temprano? —Prescott se había levantado al igual que ella, solo