Alejandra Marie CostaMe remuevo inquieta sobre la cama busco su calor a mi lado sin embargo mi mano coincide con sabanas frías él no está…, abro mis ojos lentamente la tenue luz que se cuela entre las cortinas me ayuda comprobar que Richard no se encuentra en la habitación.El ultimo recuerdo en mi cabeza antes de quedarme dormida es permanecer entre sus cálidos brazos en nuestro camino a casa luego absolutamente nada. Me incorporo con cuidado lo suficiente para encender la lampara sobre la mesa de noche estudiando la habitación ningún rastro de su ropa lo que significa que tiene horas fuera.¡Richard!Como si con solo decir su nombre en mi cabeza fuera suficiente para hacerlo aparecer me quedo mirando hacia la puerta esperando que en cualquier momento entre por ella cuento los minutos con paciencia así transcurren varios, pero no lo veo entrar por ella que puede estar entreteniéndolo.Me incorporo con cuidado notando que llevo una cómoda pijama sonrió imaginando como disfruto ponérm
Richard MüllerMantengo mi rostro entre las manos rogando que mi niña y mi hija estén bien cuando llegamos al hospital nos recibieron de inmediato ella fue puesta en una camilla bajo la atenta evaluación de los médicos su rostro estaba mortalmente pálido mientras que su respiración apenas era un murmullo perceptible.La peor pesadilla de mi vida se estaba desarrollando ante mis ojos no prestaba atención a las palabras de los médicos concentrado en el rostro de mi esposa solo Marian trataba de responder a las preguntas que lanzaban los galenos. Lo único que mi cerebro lograba entender en mi embotamiento era sobre mucha sangre, desprendimiento, sufrimiento fetal, necesidad de realizar una cirugía.—Richard —Escucho decir a Marian —Ellas estarán bien ahora están en manos de profesionales que van a ayudarles te necesitan fuerte no puedes quebrarte en este momento ¡Me estas escuchando!Pero no respondo tengo miedo decir que estoy de acuerdo con ella cuando fui quien vio su rostro cuando se
Jonathan Bonnet—Jonathan —Carlo sale de una habitación dentro de la suite murmurando mi nombre —Que bueno finalmente te decidiste venir estaba pensando mandar por ti, pero fue mejor que te me adelantaras. Bien ahora que te encuentras en Alemania todo será mucho más fácil para conocernos.Asiento aceptando su palabra sin hacer ningún comentario solo estudiando la interacción de ambas personas sorprendiéndome de su gran parecido.Carlo nota mi desconcierto sin perder su sonrisa se aproxima en mi dirección palmeando mi hombro mientras agrega.—Oh, si ya conociste a Margaret permíteme que los presente formalmente Jonathan ella es tú hermana espero que se lleven bien —Agrega como si nada elevando su mirada hacia la mujer que todo el tiempo mantiene una falsa sonrisa en su rostro mientras me estudia con atención.—Un gusto Margaret —Digo sin hacer notar mi incomodidad ante el escrutinio de la mujer todo el tiempo sobre mí luego la supuestamente hermana mía se acerca al bar para coger una b
Jonathan BonnetMe quedo completamente rígido en el umbral de la puerta sin realizar un solo movimiento por avanzar sobre mi silla viendo como el hombre que considero mi rival cae sobre sus rodillas llorando desconsolado. Sus sollozos son desgarradores.Ella está en estado de coma… es lo que dice el medico que en términos mortales significa que está muy grave cierro mis ojos con fuerza no puede ser cierto.Apenas unos días han pasado que me hablo molesta exigiendo que detenga las acciones de Carlo. Todo parece una burda mentira. Cierro con fuera mis ojos sintiéndome incapaz de continuar viendo todo lo que se está desarrollando frente a mí en este momento. Negándome en aceptarlo.Pero si fuera mentira porque Richard estaría tan desconsolado llorando como un niño perdido. Y quienes están acompañándolo no están en condiciones mejores que él. La mujer por quien tenemos una enemistad una disputa jurada entre los dos esta fuera de nuestro alcance durmiendo en un sueño profundo.—Jonathan —A
Richard Müller—No puedes continuar así cariño necesitas descansar también comer algo ¿Cuánto tiempo piensas que soportaran tus energías de esta manera? —Insiste mi madre con preocupación —Por favor, Richard, hazlo por ellas si enfermas Alejandra estará muy molesta contigo.—Mamá—Nada de mamá mueve los pies iremos por comida mandé a casa por ella también pedí tus platillos favoritos hijo —Me toma de la mano instándome a levantarme de la silla para guiarme hacia la sala dentro de una habitación que mis padres solicitaron para nuestro uso mientras mis niñas permanezcan en el hospital.En una mesa esta dispuesto varios platillos entre ellos mis favoritos como menciono mi madre, pero también encuentro muchos de los postres que le encantan a mi niña.Imito las acciones de Axel que toma un plato rellenándolo de diversos aperitivos luego busca donde sentarse tomo uno de los postres llevándolo a mi boca disfrutando el dulce sabor pensando en Alex que siempre elige precisamente el mismo que e
Richard MüllerLos días transcurren lentamente mientras mi corazón se impacienta, pero lucho contra esa emoción distribuyendo las veinticuatro horas del día entre mi hija y esposa olvidándome por completo de mi trabajo por suerte cuento con Marian y Nathaly para encargarse de las situaciones más próximas que no requieran mi presencia.En cuanto a todos los demás han adoptado una rutina similar parece que nos hemos convertido en residentes permanentes en el hospital mis padres prácticamente se apoderaron de un nivel completo en el edificio para nuestra comodidad.De esa manera me resulta más fácil para no dejarlas mucho tiempo al cuidado de otras personas solo pensarlo me produce mucha ansiedad por eso mismo por la insistencia de mi madre trato de no saltarme mis comidas para tener la fuerza que necesito para afrontar esta difícil prueba.La rutina que he desarrollado en estos últimos días me ayuda un poco a controlas mis emociones sentirme útil al lado de ellas me ayuda mantenerme con
New York Día del aniversario. —Señora Alejandra, todos los preparativos en el jardín sur están listos, pronto los invitados llegarán para la fiesta —Murmura en el umbral de la puerta, mi asistente Raquel. Asiento agradecida por qué, sin ella y con la ayuda de los demás que trabajan en el servicio de esta casa, sería imposible lograr organizar la celebración del aniversario de nuestro matrimonio. Hoy se cumplía un año de matrimonio, quería que fuera un evento especial para celebrarlo, había invitado a su familia, mi familia, amigos y socios de mi marido, para qué compartieran con nosotros este día. Todo estaba en marcha para que fuera registrado el gran evento social del año, por las revistas de sociedades tanto nacionales como internacionales, una petición que no compartía, pero considerando la identidad de mi marido no podía negarme a la solicitud de mis suegros. —Gracias, Raquel, por toda la ayuda, trasmite mi agradecimiento a todos los demás integrantes del servicio – Comento
Alejandra Marie Costa de Bonnet Todo en la mansión estaba dispuesto para celebrar nuestro primer aniversario, los invitados personas cercanas a la familia como socios de negocios de mi marido, pululaban de un lado para otro en conversaciones que para mí no tenían ningún sentido. Entre todas esas personas pretenciosas se encontraban mis suegros, que no paraban de elogiar todos los logros de Jonathan con sus amigos y socios de negocios. Me encontraba impaciente porque se presentará mi familia, solo con mis hermanos Enzo y Fabio aquí me sentiría más tranquila, pero ellos llamaron temprano expresando su tardanza a la fiesta, por qué debían hacerse cargo de un imprevisto primero. Yo era la menor de una familia enorme de ascendencia Italiana perteneciente de Brescia, en la región de Lombardía. Nuestra vida era tranquila en ese entonces y continuo de esa manera, incluso después que mi familia se mudó a los Estados Unidos por negocios cuando yo tenía la edad de seis años. Pero las c