Alejandra Marie Costa Calma Alejandra, solo respira no pasa nada, si ella, informa a Jonathan sobre mi trabajo. Además Melissa, no es tonta, ella es la menos interesada en que se entere de mi situación actual. Oh, eso quiero pensar Además dudo que le importe al final de cuentas solo soy la mujer con quien se vi obligado a casarse, porque estoy segura que ese debe ser el motivo para casarse conmigo desde el principio. Por eso siempre me rechazo incluso en la cama. Solo recordar nuestra noche de bodas, oprime mi corazón, su rechazo a la intimidad fue aún más marcado, llore toda la noche sobre la cama, con un marido ausente. Que me abandono en nuestra primera noche como esposos. —Todo bien, sucede algo que te moleste —Pregunta Mayra con preocupación. —Así, solo… Necesito un minuto —Pido, tratando de ocultar mis lágrimas. -Sí, claro, estás segura ¿Quién es esa mujer que te ha puesto tan mal? -Asiento controlando mi respiración. Pero por la forma que me mira sé que no me cree nada.
Alejandra Marie Costa Incomodo, si esa es la palabra, perfecta para describir este momento. Inicialmente estaba feliz de verlo, esperando por mí, pero ahora ya no estoy muy segura, por la intensidad de Melanie, que insiste en perseguir con su mirada a Richard, dónde se encuentra. No, respeta la muy atrevida. No, es mi imaginación, conozco perfectamente cuando una mujer está interesada en el hombre de tú interés, me sonrojo con el pensamiento ¿Desde cuándo Richard es de esa forma para mí? —Sucede algo Alex —Pregunta Richard, clavando su mirada en mi rostro. —No, ¿Por qué lo preguntas? —Digo, negando moviendo mi cabeza de un lado para otro. —Por qué, te pregunté, si prefieres que compartamos las palomitas y no respondiste. Eso me dice que estas distraída niña —Sonríe mostrándome unos lindos hoyuelos en sus mejillas que hasta ahora noto. ¡Que pasa conmigo! Resulta que ahora, pasó más pendiente de su rostro y lenguaje corporal. —Entonces quieres compartir las palomitas conmi
Alejandra Marie Costa Hasta el momento no tenía ninguna noticia de Jonathan, que diera señales de tener información sobre mí por medio de Melissa. Ya había pasado una semana eso me conforta sin una señal que ella, comentara algo con Jonathan, porque no necesito ese estrés en mi vida. Quiero pensar que Jonathan por su silencio acepto nuestra separación pacíficamente. También mi mente se pierde en el recuerdo del último día que fui con Richard al cine, luego de eso, se perdió todo el fin de semana. Así que desde entonces no tuve más que unos cuantos mensajes de su parte. Después de esa llamada que me pareció de lo más extraña. Desapareció todo este tiempo. No, quiero dudar de Richard, pero es difícil no hacerlo. De corazón espero que no me mienta, aunque realmente no, me debe ninguna explicación. Solo quiero de corazón que Richard, no, sea igual de mentiroso que Jonathan. En serio, no tengo nada de ánimos, volver a pasar una vez más por lo mismo. Suspiro dando gracias que por el mo
Alejandra Marie Costa Con mi sobre con el pago de esta semana guardado en la bolsa de mis pantalones, voy al encuentro de Jonathan, no tengo ánimos de conversar con ese hombre, pero que remedio. Cogiendo un poco de valor me dirijo a la mesa, donde permanece sentado concentrado en su teléfono, fijando mi mirada sobre él, debo aceptar que si, mis compañeras tienen razón, Jonathan, es muy atractivo en especial como viste casi siempre con un traje hecho a la medida. Su porte elegante y sexy es responsable que muchas chicas ingenuas como tontas caigan cautivas a sus encantos. Ese fue mi caso, lamentablemente. Pienso con remordimiento. —Y bien que necesitas conversar conmigo —Digo, directo al grano sin tener ningún interés en perder mi tiempo. Cuando estoy junto a la mesa. Eleva su mirada del teléfono estudiando mi rostro, acaso piensa perder tiempo valioso, permaneciendo mudo. Hasta donde se no tengo la capacidad de leer mentes. —Entonces Jonathan, tú dirás —Alejandra, por favor aco
Alejandra Marie Costa Esto debía ser obra de mi padre por mi negativa a volver con Jonathan, no entiendo porque quiere mantenerme atada a un hombre que no me quiere. Que jamás se enamoró de su hija. —Señorita Costa, acompáñeme por favor —Pide uno de los gerentes del banco —Disculpe todo el tiempo que tuvo que esperar tenía que confirmar su reclamo. Guardo silencio siguiendo al hombre a su oficina, luego con su mano me señala donde puedo sentarme mientras toma su lugar en el escritorio. —Sobre su reclamación, lamento informarle que su padre solicito que el dinero en esa cuenta fuera congelado. ¡Congelado! Rabia me invade. Lo siguiente que digo es tratando de no gritar. —Señor Thomas, entiendo que mi padre tiene autoridad sobre sus cuentas, pero no sobre mi cuenta personal, que fue abierta a mi nombre con fondos que yo deposite ¡No, mi padre! Porque no se me notifico que él había tomado atribuciones que no le corresponden. El hombre carraspea su garganta claramente incómodo. —S
Richard Müller —Richard, por favor, no te molestes con mi madre ella, solo se preocupa. Por qué tú ausencia me pone un poco sensible —Expone Victoria, para defender la actitud de su madre. Quien, continua con su mirada enfocada en mi dirección. Ignorando sus agresiones me dirijo a Victoria. —Vitoria, necesito hablar contigo algo muy importante. Podemos hablar en privado solo un momento, por favor —Digo, con toda la intención de terminar de inmediato con esto. De esa manera irme de regreso a New York, necesito saber si Alex está bien, su silencio de todos estos días me incómoda. —No, puedes esperar un poco Richard, apenas vas llegando, seguro estas muy cansado, por el viaje quieres descansar un poco antes y comer lo que preparo Matilde —Dice, Victoria, como si supiera que en esta ocasión estar aquí es diferente. Sin más remedio, y porque no quiero hacerla sentir mal decido quedarme solo el tiempo suficiente. Mientras Marian me dirige una mirada interrogante. —De acuerdo, Victori
Richard Müller No, era como se suponía que abortaría mi situación con Victoria. Independiente el motivo que nos separó, no busco por ningún motivo lastimarla, aunque ella, es en su momento no le importo hacerlo conmigo. Una nota explicando porque me estaba dejando abandonado con mi corazón roto, fue todo lo que destruyo el amor que sentía por Victoria, me llevo mucho tiempo repararlo y ahora que Alex ocupa ese lugar nadie la moverá. Cuando llegue a New York le hablare sobre mi pasado, espero me comprenda. Aunque la verdad no he hecho nada malo, más que ofrecer mi ayuda a Victoria, al no tener a nadie que lo hiciera. Recuerdo ese día hace un año, nuestra boda estaba planeada para realizarse en primavera todos los invitados, esperando en la iglesia, su llegada, como es tradición que la novia haga su aparición al último momento. Me sentía el hombre más feliz del mundo, iba a casarme con la mujer que creí en ese momento, era el amor de mi vida. Pensé que era afortunado por conocer en
Jonathan Bonnet “Despedida resuena en mi cabeza” Así que Mario Costa, cumplió sus amenazas. —Eso no es todo, además perdió su beca universitaria. Quizás pronto hasta donde vivir si no encuentra un empleo en los próximos días —Recalca Eli con su rostro serio. Estoy por decir algo al respecto cuando la puerta de mi oficina se abre dejando entrar a una Melissa sonriente vestida con un vestido elegante. Eso, me recuerda que prometí llevarla a ese club que tanto ha mencionado últimamente. —Pero mi amor aun no estás terminando, vengo por ti para ir al club ¿Espero que no olvidarás que saldríamos con mis amigas y sus esposos? —Dice, Melissa atrayendo hacia ella una mirada no muy agradable por parte de Eli. Para ninguno de nosotros es un secreto que Eli no soporta a Melissa, aunque sabe que es la mujer con la que me hubiera gustado casarme en lugar de Alejandra, para Eli, ella representa solo una amante. Si, tolera su presencia y respeta es simplemente porque sigue órdenes. Pero soy cons