—¿Besaste al psicólogo? —dijo sin abrir los ojos.—No.—Que lastima.—A veces pienso que me vas a vender al mejor postor.—No estaría mal. Mira todo lo que tiene el psicólogo que pensé que no era más que otro curalocos. Resulta que es millonario.—Sabe cómo manejar la herencia de sus padres.—Aja y yo me chupo el dedo —se incorporó solo para sentarse —. Su café se comercializa en todo el mundo y ¿Adivina que? Es el mejor de todos.—Su trabajo le ha costado.—Eso sí, pero si yo tuviera la oportunidad de cogérmelo y retenerlo a mi lado con un chamaco te juro que lo haría. Viviría como reina toda mi vida.—El dinero no lo es todo Claudia.—Pues para mi si lo es —dijo decidida —. Toda mi vida viví en la miseria y después de eso comencé a meterme drogas y mirame, estoy aquí encerrada tratando de curarme.—Todos pasamos por una etapa traumática en nuestras vidas.—¿Cuál es la tuya? —hiso un par de pucheros.—Fui violada por mi padre bilógico y encima de ello me acosté con mi medio hermano.
—¿Quién es Julio?—El guardaespaldas y mano derecha de Drako.—¿Qué sucedió después?—Estuve a nada de dispararle a Bruno, no pude hacerlo, algo me detuvo —incliné la cabeza hacia un lado —. Julio me llevo al hospital donde me medicaron para evitar posibles complicaciones. Al llegar a casa me encerré en mi habitación y me sumergí en una profunda depresión. Drako se mantenía junto a mí, observándome. Supo darme el espacio que necesitaba y le agradecí las noches enteras que paso sentado en el sofá frente a mi cama. Guardo silencio cuando debió hacerlo.—¿Cuándo supiste que Bruno era tu padre biológico?—Un par de días después, mi madre escucho que vino a reclamar a la mujer que había hecho suya a la fuerza. En ese instante supe la verdad.—¿Qué sentiste en ese momento?—Me sentí sucia, usada, maltratada y engañada. Quería morirme por haber permitido que mi padre abusara de mí.—No tuviste la culpa de nada Agnes, no sabias quien era Bruno Marchetti.—Lo sé, y cuando lo supe imagine los p
La cabalgata no fue grata para mi cuerpo, a pesar de que dormí bien y pude descansar como es debido el dolor en las piernas aun sigue igual, parece más una molestia muscular como cuando excede en la rutina de glúteos y femorales. Antes de ir a desayunar fui a correr en los alrededores de la finca. Muchas personas de servicio sonreían al verme pasar otras tantas prefirieron saludarme dándome los buenos días. No cabe duda de que los colombianos son personas maravillosas.—Apresurate mujer o te perderás el desayuno —Claudia estaba colocándose los zapatos —¿Fuiste a correr?—Si —me limpie el rostro con una pequeña toalla.—Estas loca, yo prefiero mi grasita, además asi les gusto a los hombres.—Eres muy linda así como estas —suspire —. Me daré un baño rápido y te alcanzo en el comedor.—Ok, te estaré esperando. No tardes.Enseguida me quité toda la ropa y me metí debajo de la regadera. Por el calor que sentía en el cuerpo preferí bañarme con agua casi fría, mis músculos se relajaron a tal
—¿Y que has recuperado de todo eso que perdiste y que no lo encuentras?—Tal vez muchas cosas de las que yo misma preferí olvidar.—¿Cómo cuáles?—Aun cocino y eso me hace sentir muy bien. Soy feliz con todas las personas que me rodean y encontré paz interior al hablar de mis problemas con profesionales que me ayudaron a salir adelante. Sigo leyendo y ahora me sorprende lo rápido que lo puedo hacer —reí por lo bajo —. Todavía no puedo usar vestidos, no porque no quiera simplemente que no empaque eso cuando salí corriendo de Italia.—Buen punto —mirar su sonrisa me dio esperanza.—Lo primero que hare al regresar a casa será buscar un empleo y volver a usar mis amadas zapatillas.—¿Cuántos pares tenias?—Mas de cien.—¡¿Cien?! —se sorprendió mucho que hasta me reí de la cara que hizo —. Esos son muchos, mujer.—Ups, soy amante a los tacones.—Seria un placer verte usar tacones y un vestido.—Ya se dará la oportunidad.—Concuerdo contigo —se puso de pie —. Aún tenemos más cosas por hacer
Edgar.Todo el tiempo estoy pensando en ella, no sé cómo sacarla de mi mente, es como una potente droga que en poco tiempo ha causado las más grandes consecuencias en mi corazón. Es difícil concentrarme en lo que Carlos esta hablando cuando apenas unos segundos antes tuve el privilegio de besar a la única mujer que ha puesto mi mundo de cabeza. El sabor de sus labios es adictivo, casi pude tocar la gloria con mis manos y aun asi no estoy del todo satisfecho. Anhelo llegar más lejos con ella.—Psicólogo ¿esta escuchándome?—Si… por supuesto —me acomode en la silla.—¿Qué es lo que le sucede?—Nada. Continua por favor —seguí tomando nota.—Bueno pues, resulta que una chica del centro me gusta mucho —dijo sin mirarme.—¿Por qué te gusta?—Es muy alegre, hermosa y su cuerpo es perfecto como para amarla como se lo merece.—¿Quién es la afortunada? —sentí curiosidad, Carlos nunca habla de eso conmigo. No es que llevemos muchos días de terapia, pero es algo reservado en ese asunto.—Es Agnes
—Hazme tuya… te lo ruego— su cabello azabache cubría sus redondos senos. Parecía una hermosa musa de un cuento de hadas. Con calma me acerque a ella y observe el contorno de sus caderas. Camine hasta su espalda y encontré la belleza de sus nalgas.—Eso es lo que mas deseo —le susurre al oído. Gire su cuerpo y acaricie con calma sus mejillas bajando poco a poco por su cuello hasta llegar a los perfectos montes redondos. La suavidad de su piel es irreal, es una delicia sentirla. Deslizo sus manos temblorosas por mis pectorales, explorando cada centímetro de carne, hice lo mismo al memorizar la forma de sus curvas —. No tengas miedo, estoy aquí… contigo —bese cada uno de sus dedos.—Me gustas de pies a cabeza.Besé su hermosa boquita con mucho amor, no lo hice con deseo a pesar de que me estaba muriendo por sentirla junto a mí. Me tome el tiempo para admirar la belleza de su rostro y de su cuerpo desnudo. Acaricié todo lo que pude dejando huellas cálidas en su piel. Los gemidos que salía
Dos días después.Agnes.La plenitud que embarga mi cuerpo es totalmente placentera, fue una buena decisión quedarme en la finca un par de días más. El descanso entre la naturaleza me a ayudado a sanar las ultimas heridas que difícilmente querían salir de mi mente, es sombrosa la manera en la que todo el universo se alinea para que la vida fluya de la mejor manera.Al mirar las aves extender las alas en el aire, me traen un recuerdo de las noches en la que Edgar me hizo el amor. Fui yo la que suplico por sus caricias… fui yo la que después de entrar a su habitación me desnudé para poder apaciguar el intenso infierno que ardía entre mis piernas y que aun no ha sido apagado en su totalidad. Debo confesar que me encanta la forma tan sexual en la que me mira y me enloquece la manera en la que acaricia mi piel para llevarme a un paraíso terrenal en el que solo está hecho para nosotros… somos los únicos que poseemos la llave. Sinceramente… me enamore como quizás una tonta lo haría aun conoc
La sensualidad con la que tomo y moldeo mi cuerpo me encendió la chispa de la lujuria y el fuego de mi entrepierna comenzó a arder con la llama intensa del placer. Es un verdadero genio de la fotografía, conoce perfectamente los ángulos en donde la imagen se transforma en arte. Sus manos serpentearon en cada centímetro de mi piel mientras reflejaba en su mirada ser el dominate que claramente consume mi alma. Algo que es relativamente cierto, me enseñó a coger como toda una ramera. Perfeccioné la técnica que aprendí en los brazos de Drako… ahora, se cómo utilizar mis encantos. Cuando se termino el tiempo de posar frente a la cámara, ya se imaginarán lo que sucedió después.El bello sol de la mañana me regresa a la vida. Sostuve la mano de Edgar mientras conduce, desconozco a donde nos dirigimos, pero me imagino que es al centro de la ciudad. Me encanta lo alegre que es, jamás se detiene a pensar en que los demás hablen de él. Si escucha una canción a mitad de la calle y