Seguimos llamando a Alexandra y a Camilo para que nos ayude pero no hay respuesta de ninguno, el teléfono de Mateo vuelve a sonar con el mismo número desconocido contestando esta vez, Camilo por fin responde el teléfono – Camilo donde estas - ¿Pero como? Dime dónde está – escucho a mateo gritar – vamos en camino – me mira con los ojos llenos de confusión, casi sin poder hablar de nuevo – Ale… - entendí lo que quiso decir – dónde está – no me responde – Mateo donde está Alexandra – lo sujeto de los hombros para que reaccione – tuvo un accidente en su auto, la llevaron a la clínica Kartihg, estaba cerca de ella cuando pasó – nos fuimos lo más rápido que pudimos, olvide que tenía al teléfono a Camilo cuando lo escucho hablar -señor está todo bien? – Camilo avisa a nuestras familias que Alexandra tuvo un accidente y veme en la clínica Karting – si señor –
El viaje era eterno, el tráfico horrible de esta hora nos jugaba una mala pasada.Al fin podemos llegar, nuestros teléfonLa operación fue simple y no hubieron complicaciones, al tener pocas semanas de embarazo nos fue difícil poder encontrar los latidos y eso me estaba desesperando – este es el número de su esposo, aún no le diga que está embarazada hasta estar completamente seguros que no lo perdió – es mi deber informar – es Alexandra Makris y así lo pidió, no me voy a arriesgar por una demanda por incumplimiento de confidencialidad – el doctor Maclan sale para llamar, aprovecho el momento para hacer un ultrasonido transvaginal, pude respirar y se que ella lo ara también cuando despierte. Alcanzo a guardar mi equipo para entregarlo, salgo unos minutos después para encontrarme con Mateo y Bruno. Si desesperación está a flor de piel, y como no si su mujer está en una cama de hospital - ¿Algún problema doctora? – la voz de Bruno estaba quebrada - ninguno supe lo que había pasado y quise pasar a verla - ¿Está segura? – si, el médico ya me informo sobre su condición y me quedo más tranquila – me despido
Kat Una vez que ellos se fueron nos sentamos cerca de ella hablándole, Beth le contó de todo en unos minutos, Rob estaba angustiado, no podía articular ni media palabra – disculpen necesito que me den un poco de espacio – era una doctora, bestia su bata blanca, no la habíamos visto en todo el día. Me fijé que inyectó algo a la venta, lo anotó y se fue, me comía la curiosidad, pasaban de las 10 de la noche, ningún doctor atiende a sus pacientes a estas horas, enfermeras por lo general, pero ellos nunca. Me acerque a la carpeta de Alexandra para ver cómo estaba, no entendía nada, busque la hora en que le pusieron la inyección, era una mezcla de vitaminas una de ellas la toma Beth por su embarazo, espera ¿vitaminas para embarazadas? – voy por un café ¿quieren algo? – les pregunto para poder salir – quiero algo dulce – pide Beth – yo nada amor – ok vuelvo enseguida – trate de encontrar a la doctora que había entrado en la habitación, no la Vi por ninguna parte, ¿Por
Alexandra Me encanta esta paz, la brisa fresca, necesitaba tanto de un descanso - ¿Qué haces aquí? – esa voz me suena familiar – trato de ver a todos lados de dónde viene pero no lo encuentro – Veo a dos pequeños niños correr por la playa, jugando y riendo – son hermosos – ahora la voz es distinta, de un chico que no conozco, me giro al escucharlo, son dos chicos idénticos, ambos de cabello negro corto y ojos negros como los míos – Alexandra nos alegra verte - ¿Quiénes son? – ¿no nos recuerdas? – no los había visto – hermano creo que hemos crecido - ¿Hermano? No sé quiénes son, pero se me hacen familiar, se acercan y se sientan a mi lado a ver a aquellos niños – míralos se parecen a nosotros – si pero nosotros tenemos el mismo padre – ¿o no hermana? – sus cabezas se apoyan en mi, siento tanta calidez al sentirlos – Ostyn, Rey – en un solo susurro – sabía que no nos habías olvidado hermana – es imposible olvidarlos – de nuevo esa voz, esta vez se de quien es, mi papá est
Bruno y Mateo son los únicos en pasar, trato de sentarme pero me duele todo el cuerpo, sobre todo el brazo que veo enyesado – amor quédate quieta – me pide Mateo – pequeña no vuelvas a hacer esto – no te vamos a volver a dejar sola – hablan tan rápido que me marcan – quiero vomitar – estás bien – solo quiero vomitar – las náuseas eran horribles, el movimiento los medicamentos y el hablar me hacían dar vuelta todo. Bruno acerca un basurero pequeño para que lo pueda usar sin bajarme de la cama, al sentir los ruidos entran los demás preocupados - Hijo el doctor ya viene – esa era la vos del padre de Bruno – No dejen que me vean así – una pequeña curva se forma en los labios de Mateo – amor llevan días con nosotros acá, quédate tranquila por ellos – El doctor regresa con Sophia – ¿Cómo te sientes? – pregunta ella – aturdida – Mateo y Bruno se miran extrañados, saben quién es, pero no por qué está aquí – le hice un control de rutina al despertar y todo está bien – le dice e
Alcanzamos a estar unos minutos más a solas, escuchamos abrir la puerta - ¿Está todo bien? – la voz de Helena entrando, y todos detrás de ella – cariño me alegro que hayas despertado y que estés mejor – mamá – papá – Mateo y Bruno llaman su atención, les quieren dar la noticia - ¿Necesitan algo? Pregunta el padre de Bruno – los miro a los dos y se que no puedo esconderles a ellos – no se cómo decir esto – titubeó al hablar – ¿lo decimos nosotros? – ambos sonríen – Alexandra está embarazada – son gemelos – la manera en que hablan terminando la frase del otro, abecés siento se que veo a mis hermanos cuando eran pequeños, a pesar de ser tan pequeños siempre sabían lo que el otro quería. Las felicitaciones no tardaron en llegar, la madre de Mateo era la más feliz con la noticia, se que habrán dudas, si son los dos de un mismo padre o no, yo sé que son de los dos, mis hermanos me los mostraron, eso me deja tranquila. -ya es tarde vayan a descansar – Mateo y Bruno no se quieren ir – voy
Bruno La idea de ser papá no suena tan mal. Voy a hacer unas compras al centro comercial, no pude evitar quedarme parado frente a una tienda de bebés, mire todo con atención, viendo cada detalle de esas pequeñas prendas, entre sin pensar más, recorrí toda la tienda, no sé que buscaba – ¿señor busca algo en especial? – una vendedora se me acerca – nada en especial solo veo – si necesita cualquier cosa solo me avisa – la vendedora camina hacia un mostrador, mientras yo sigo viendo, comienzo a sacar cuentas, ella tiene por lo menos un mes recién, la gestación es de 9 meses estamos en pleno verano, los gemelos estarán naciendo a fines del invierno, me río en mi mente, pensando en fechas, tratando de pensar en como serán, si… si serán de los dos o solo de uno. Perdido en mis pensamientos me dirijo a la caja y veo que llevo de todo, y todo en par, pago y me voy de nuevo a mi auto colocando todo en la maletera. De camino suena mi teléfono, trato de tomarlo pero se cae, l
Aquella mascarilla que estuvo estos últimos minutos empañada por su respiración ahora es completamente transparente, se ha ido, abrazo fuerte a mi hermana mientras lloramos en silencio, Kaios abraza a mi madre y a luz, no puedo imaginar a mi madre sin su compañero de vida, no quiero saber que se siente perder a la persona que amas. Pasamos horas en silencio en la casa, ni mis sobrinos hacían ruido, cuando son lo más ruidos que puede haber, recuerdo que tengo que llamar a Bruno - ¿Mateo? – no soy capaz de decirle nada – no te preocupes estaremos ahí está noche - el cuelga, no fue necesario decir una sola palabra para que entendiera. Estábamos todos calmados, a pesar de que ninguno lo esperaba, estábamos calmados. Con mis hermanos comenzamos los preparativos para su funeral, el día fue agitador, regresamos a la casa ya era casi media noche, al acercarme veo que esta el auto que Bruno usa acá, habían llegado y no se si le dijo a Alexandra, no fui capaz de hablarle, en
AlexandraMateo y sus hermanos tienen la suerte de haberse despedido de su padre antes de morir, yo no pude. Trate lo más que pude de no molestarlos, pero esa mañana me dio tanto asco lo que estábamos preparando que tuve que correr al baño, lo que menos quería era llamar la atención, subí a la habitación para buscar mis pastillas, pero no las encontré, si sigo así serán unos días horribles, no solo para mí, Mateo siente un gran dolor en este momento y no lo puedo molestar con algo así. Trate de comer algo antes de irnos al cementerio, cada bocado me enviaba al baño – necesitas comer algo cariño – me dice Helena preocupada – si, perdón es que no traje mis pastillas para las náuseas – déjame mandar a alguien a comprarlas – Pide Mateo, una de las chicas del servicio llega al poco tiempo con mis pastillas, tomo una a penas me la da, después de unos minutos como algo, mi estómago no aguanta más del hambre y no puedo preocuparlos por mi en este momento. En el cementerio estábamos tod