Capitulo 6

Cuando salimos del campus ya había un taxi esperándonos, estar con ellas me hacía ser más despierta, sé que Kat solo me molesta con sus insinuaciones, que no siente nada por mí, es más creo que es por Beth, pero ellas me hacen ser como nunca antes fui, ahora canto, bailo, me contagian esa alegría, no solo ellas, todos mis compañeros son mucho más alegres, con todos

Un día me vieron sola, triste, ya no recuerdo porque, y ellos me animaron, Rick me llevo con él a su grupo cuando estaban almorzando, les dijo que me vio triste y todos trataron de levantarme el ánimo, nunca sentí algo así, a menos que fuera en mi casa con Diana o mi papá.

Todavía no conocía muchos lugares en la ciudad, a pesar que ya llevaba más de un mes, pasaba mucho tiempo en la academia o estudiando.

Pasamos por muchas tiendas, en cada una ellas se compraban algo, creo que no era mi fuerte

– Alé, si te gusta te lo regalo- dice Kat – gracias, pero no te preocupes, no creo que me ponga algo así – le respondo.

Pasamos por muchas tiendas antes de llegar a una que nos llamó a las 3 la atención, a lo cual nos pusimos a reír – lencería sexy – dijimos al mismo tiempo.

Pasamos y había una gran variedad – este me gusta – dice Kat mirándose a un espejo, era un conjunto de bracier y bragas negras de encaje, lo toma y ve algunas cosas más, Beth también ve algunos conjuntos, todos eran muy lindos, yo encontré algunos que me gustaron, pero mi vista se perdió en unos babydoll parecidos a los de Beth – a ti te viene el rojo- dice Kat y Beth se acerca – sí, definitivamente el rojo – le sigue Beth – bien, entonces lo llevo – era uno muy traslucido, con encajes en el busto y en las orillas, abierto desde la orilla del busto – yo pago – dice Kat – claro que no, yo pago lo mío, además, ni siquiera sé si lo usare algún día-

Les digo dirigiéndome a la caja – no me di cuenta que Kat estaba a mi lado cuando saque mi tarjeta y mira con asombro - ¿por qué tienes una tarjeta negra? Esas son de un solo banco, y son sin límite

– la miro con algo de miedo – la mía es igual – dice con alegría – a pesar de que Kat es mayor que yo es una niña en sus forma de ser, no le da miedo ni vergüenza expresar lo que siente, al contrario de mí.

Sé que viene de una familia rica, y me sombra que no la haya conocido en Rochter – no me mires así, sabes que mi padre es dueño de casi la mitad de la ciudad – dice riendo – pero sé que algún día me dirás por qué una niña de 17 años tiene esa tarjeta – dice mientras ella paga lo suyo.

Salimos distraídas de la tienda, y yo choco con alguien

- perdón no miraba donde iba-

Levanté la mirada y sus ojos se topan con los míos, su cara estaba roja, me di cuenta de por qué, yo estaba saliendo de una tienda de lencería y al parecer él entraba en ella

– Mateo – saluda Kat - ¿cómo has estado? – pero él no despega la mirada de mí – disculpa, no te vi, Kat, Beth, como están - les pregunta – nosotras bien, pero pareces algo enfermo ¿estás bien? – pregunta Beth – sí, estás rojo, tienes fiebre? - pregunta ahora Kat – disculpa… - miro a sus manos – me puedes soltar, ya no me caeré – le digo – Lo siento, no sé qué pasó – tenía la piel erizada, a pesar de que sus manos estaban cálidas.

- ¿vas a entrar? – apunta Kat hacia la tienda de lencería – Mateo se vuelve a sonrojar – no, creo que tropecé con ustedes por distraído, no venía a esta tienda, ¿y ustedes ya se van? – nos pregunta – hemos caminado tanto que solo quiero agua – le digo a las chicas – las invito a comer algo – nos mira – creo que las asuste por caminar distraído, es justo que les pida disculpas de alguna manera – ya te disculpaste, además no solo fue tu culpa, yo también estaba distraída – le digo con algo de pena – para nada – responde Kat- yo acepto la invitación, no hemos comido nada y ya estoy cansada – camina hacia las escaleras del brazo con Beth – creo que te han dejado atrás – me dice mientras las miramos – disculpa, no nos presentamos la otra vez, soy Mateo – extiende su mano y yo la acepto – Alexandra, un gusto – vamos, creo saber dónde van – dice mientras caminamos – no pensé que te acordarías de mí – no sé por qué mi vos eran solo susurros – el día que te acompañe al auto con tu padre vi el uniforme de la academia, yo estudie ahí – él no era mi padre, es mi chofer, de la familia – no me dice nada – creo que debo darte las gracias – digo rompiendo el silencio – hoy nos recordaron de las actividades extras, y Kat me hablo de Tácticas, me llamó la atención y me inscribí – espero que no te haya obligado, llega a ser muy persuasiva cuando quiere algo – niego con la cabeza – para nada, me uní por ti .- sentí mi cara arder – se detiene un segundo y sigue caminando a mi lado.

Mateo

El día que la conocí, lo recuerdo como si fuera en este mismo momento caminando a su lado, la diferencia, era que ahora se veía algo más madura, eso fue lo que me sorprendió y me eso tropezar con ella en la salida de la tienda, me dejó hipnotizado, la estaba sosteniendo de los brazos, solo cuando ella me habló salí de ese trance de idiota, tal como lo había imaginado, su piel era cálida y suave, tenía que controlarme, recién era la segunda vez que la veía, tenía la sensación de querer abrazarla, poder sentir su piel cerca de la mía, pero me sería imposible - disculpa, no nos presentamos la otra vez, soy Mateo – extendiendo mi mano y ella acepta – Alexandra, un gusto – vamos, creo saber dónde van – le digo caminando a su lado – no pensé que te acordarías de mí – su voz era un susurro dulce – el día que te acompañe al auto con tu padre vi el uniforme de la academia, yo estudie ahí – mentí, me acordaba perfectamente de ella, que vestía, el color negro de su pelo y ojos, nunca había visto ojos así, que a pesar de ser tan negros eran tan dulces como su voz - él no era mi padre, es mi chofer, de la familia – no respondí, me sentí un idiota – creo que debo darte las gracias – no entendía por qué – hoy nos recordaron de las actividades extras, y Kat me hablo de Tácticas, me llamó la atención y me inscribí – espero que no te haya obligado, llega a ser muy persuasiva cuando quiere algo – para nada, me uní por ti .-

Mi corazón latía tan fuerte que creo ella lo podía escuchar me detengo un segundo y sigo caminando a su lado, era la primera vez que me sentía con un niño tan ansioso por algo.

Después del accidente y la recuperación, termine mis estudios en casa, asique no podía volver a la academia, el entrenador me pidió volver como ayudante, pero ya estaba por entrar a la universidad y no sabría si tendría tiempo al ver todas mis materias, voy a tener que replantear la invitación.

-no las veo por ningún lado – habíamos llegado al patio de comida en uno de los tantos pisos de este centro comercial – tienes razón, las voy a llamar – dice marcando a una de ellas

- Beth, ¿Dónde están?... ¿qué? Pero chicas tenía que ir con ustedes, deje mis cosas en tu habitación Beth-

La veo alejarse mientras se frota la frente con la mano, en señal de que algo está mal, me preocupo y me acerco - ¿pasó algo? – ella corta el teléfono – las chicas se fueron…- suspira – deje mis cosas en el dormitorio de Beth – te puedo llevar a los dormitorios si quieres – le digo – gracias pero ya es tarde, además yo vivo en otro lado, creo que puedo ir mañana – ¿que aras? – voy a llamar para que vengan por mí – te puedo llevar – no quiero alejarte de tu camino – me dice con algo de pena – no es problema – ¿seguro? – solo hazme un favor – me mira – comamos algo, Kat dijo que habían estado toda la tarde de compras y que no habían comido nada, por favor, acepta mi invitación – le insisto, sus ojos brillan tanto que más me hacen sentir emoción – bien acepto, solo déjame llamar para que no se preocupen –

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