Había algo extraño en los Torres, Bastián sentía que esos dos sujetos tenían algo sospechoso, ¿o eran simplemente los celos que crecían día con día, cuando él veía a Marcus charlando amenamente con la joven que él amaba?Quizás era una liga de todo, pero Bastián no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados, así que siguiendo su instinto, él omitió momentáneamente su antiguo plan de escapar junto a Carmen y antes que nada, se dedicó a investigar en profundidad la vida de los Torres.—Son familiares lejanos de los Beltrán. — Soltó Bastián repentinamente, tirando una abultada carpeta sobre el escritorio de su padre.—¿Qué? — Pascual arrugó el entrecejo, confundido, tomando la carpeta que su hijo le había traído, para abrirla.—Nicolás y Marcus Torres, ellos son familiares lejanos de los Beltrán… — Enfatizó Bastián, paseándose de un lado para el otro, por la oficina de su padre, con el entrecejo arrugado.—Oh… — Pascual deslizó la vista por encima de uno de los papeles con c
Carmen no lo podía creer, todo lo que se dijo en esa cena retumbaba una y otra vez en su mente.Toda la humillación y los insultos, y el hecho de que toda la familia Hidalgo sabía sobre la relación íntima que ella tenía con Bastián supuestamente a escondida.Pero había algo más, algo que se dijo en la mesa y que también dejó a Carmen pensativa y perpleja, ¿sería cierto que en el pasado Bastián no quería tomar su lugar como cabecilla de los Hidalgo?, ¿y por qué?—Ese imbécil… ¿Quién se cree?, ¿el dueño del mundo? — Refunfuñaba Marcus en el auto, al tiempo que Carmen se mantenía inerte y cabizbaja, viendo a través de la ventana el paisaje que corría. — Ya lo verá, pronto lo verá, que él no tiene todo el poder y no manda sobre nosotros… ¿Cierto, Carmen?, estás de acuerdo conmigo, ¿verdad? — Marcus tomó una de las manos de Carmen, haciéndola reaccionar.—¿Eh? Yo… Eh, sí…—Mi tío Bastián, él piensa que va a detener nuestros planes… — Marcus observó fijamente a Carmen, con el entrec
Pensando en todo esto mientras se dirigía a la oficina, Bastián se encontró con una escena todavía más sospechosa.Fernanda, quien no estuvo en la entrada para recibirlo con el resto de las sirvientas, ahora estaba parada justo en la puerta de su oficina como si vigilara que nadie se acercara.Ahora Bastián entendía por qué se sintió extraño el recibimiento en la entrada principal, y por qué sintió que algo no le cuadraba, fue porque no la vio a ella.—¡Fernanda!, ¿qué haces aquí? — Preguntó Bastián al acercarse a su empleada, provocando que esta se sobresaltara.—¡Eh, señor…! Es que… Yo… — Fernanda bajó la vista, nerviosa, para luego mirar hacia la puerta de la oficina de forma inquieta. — Disculpe, es que… Yo lo buscaba… Y es que… Es porque… Porque… — Se quedó pensativa, pero nada salía, ninguna explicación. Bastián se detuvo justo frente a ella.—Si de verdad me hubieras estado buscando, debías haber estado en la entrada, como todas las demás, para recibirme… — Gruñó Bastiá
Después de todo lo que había pasado, después de haber perdido toda esperanza, él la tenía allí una vez más, oliéndola, tocándola, sintiéndola, ¿era esto real o un sueño?Bastián rasgó el traje de sirvienta de Carmen, un tirón y los botones salieron disparados en todas las direcciones, con todo y el broche delantero del brasier, dejando los pechos de Carmen expuestos para su deleite.Él se hundió entre esas pequeñas y deliciosas montañas, succionando, saboreando y mordisqueando, mientras que Carmen sostenía su cabeza, presionándolo e incitándolo para que él la besara más.El pantalón y la ropa interior de Bastián cayeron al suelo, la falda del traje de Carmen se levantó, la pequeña ropa interior salió volando luego de rasgarla y con una certera estocada, Bastián embistió a Carmen, dejándola sin aliento.Una especie de corriente los recorrió a ambos, Carmen saltaba sobre el mástil de Bastián acoplándose a él, tan perfectamente como siempre lo había hecho, como si su cuerpo hubiera s
Un momento después, él se movía de nuevo por la oficina, agarró la camisa del traje que había estado usando y sacó un pañuelo del bolsillo, el cual tomó para acercarse a ella y limpiarla delicadamente en la humedad que quedaba en sus piernas.Carmen cerró los ojos con fuerza, sintiendo como el rostro se le calentaba al sentir las manos de Bastián con tal suavidad, recorriéndola mientras deslizaba el pañuelo por la piel de ella.Con la respiración agitada, Carmen se levantó cuando lo sintió detenerse, notando que ahora Bastián acomodaba su camisa y sin decir palabra, la envolvía con la pieza, cubriéndola como si fuera una bata.Luego, él se fue y abrió el cerrojo de la puerta de la oficina, para luego volver por ella, y sin previo aviso, haciendo que Carmen soltara un pequeño grito por el susto, la tomó entre sus brazos, cargándola como a una pequeña, para llevarla en brazos fuera de la oficina, hasta su habitación.A la vista sorprendida de algunas empleadas, Carmen se acurrucó to
—Eres un traidor, un m@ldito cobarde, ni creas que permitiré esto… — Pascual se acercó a su hijo, rojo de la rabia.—Padre, te equivocas…—Después de trabajar toda mi vida para darles lo mejor a mi familia y a mi linaje, la vida fue tan cruel conmigo que me dio dos hijos incapaces de tomar el timón de mi legado familiar… — Murmuró Pascual en el rostro de Bastián. — Pero ahora el destino me ha sonreído y me ha dado una pista sobre lo que debo hacer…—¿Qué?—Tomaré al hijastro de Carolina bajo mi resguardo… — Pascual se giró sobre los talones para recorrer lentamente la oficina, mientras observaba los alrededores. — Le daré el apellido Hidalgo y lo convertiré en mi heredero…—Padre… Estas… ¿Estás bromeando?, ¿no es así? — Bastián comenzó tener un mal presentimiento.—Por supuesto que no… — Replicó Pascual. — Ese chico, cumple con todas las expectativas para ser mi heredero, lo entrenaré y se convertirá en el jefe de la mafia más grande del país cuando se case con la hereder
*Flashback*Bastián simuló acomodar todo, como si de verdad hubiera revisado que los papeles estuvieran en orden, y con el entrecejo arrugado y el pulso a mil, fue a salir de la oficina.Aunque antes de irse, él se detuvo en la puerta por un corto momento, para ver por última vez a su padre, quien le devolvió la mirada de forma despectiva y llena de rabia.Al salir, un par de escoltas que siempre rondaban el pasillo cercano a la oficina de Pascual, por si el jefe necesitaba algo, se acercaban.Con el mal genio que cargaba su padre, Bastián sabía muy bien que, dentro de poco, Pascual necesitaría de sus pastillas y, al no encontrarlas al momento, llamaría a sus hombres para pedirles que las busquen o pedirles auxilio, lo que probablemente lo salvaría.Y cuando la crisis pasara e investigaran la desaparición de las pastillas, ¿quién sería el principal sospechoso?, ¿quién sería el último que salió de esa oficina? Solo era cuestión de atar cabos y Bastián estaría acabado.—¡Oigan, u
*Flashback*Él mismo le había abierto la puerta y apenas Carmen entró, mientras ella se dirigía tímidamente hacia el escritorio, Pascual cerraba la puerta con seguro, pensando que no vaya a ser que Bastián decida volver y los interrumpa, lo que podría terminar arruinando sus planes.—¿Ah, sí? — Carmen lo observó confundida, al tiempo que ya se sentaba frente al escritorio, tal como Pascual se lo pidió.—Escucha lo afortunada que eres, niña… Esta noche te irás de viaje… — Continuó explicando Pascual, acercándose y viendo como Carmen abría los ojos y la boca de par en par, por la sorpresa. — Irás al extranjero en lugar de Mila y ahora serás tú, quien comience desde ya una formación privilegiada en las mejores instituciones del mundo… Una grandiosa oportunidad te espera, muchacha, te convertirás en una dama, culta y elegante y serás…—Pe… Pero, señor… — Interrumpió Carmen, repentinamente. — ¿En lugar de Mila?Pascual observó a la joven, aun sin entender su queja, e intentando ign