—Sí, lo mejor es irme, Marcus, tengo que escapar a algún lugar remoto, fuera de la ciudad, en dónde nadie me encuentre, ni me conozca… — Esta vez fue Carmen quien comenzó a pasearse por la habitación al tiempo que, finalmente, soltaba lo que pensaba. — Tú, podrás encontrar a alguien, estoy segura… Eres un gran hombre, uno muy amable, tierno y atractivo, en pocos días puedes conquistar a la chica que sea, una que acepte tu acuerdo de matrimonio y que no te traiga problemas con la familia… Mientras tanto, yo… Desapareceré de la vida de los Hidalgo y de Bastián, sobre todo de él… — Exhaló Carmen sintiendo como la pena iba formándose en su pecho con solo imaginarlo, una nueva vida sin Bastián, era algo vacío, aunque necesario. — Y así, él… En algún momento, Bastián tendrá que olvidar su obsesión conmigo y dejarme ir, después de todo, él se terminará casando con otra mujer… — Terminó Carmen con tristeza al imaginarse todo lo que ella misma decía.—¿Y de verdad crees que mi tío te dejará
—Pero… Pero un mes es muy poco tiempo… — Replicó ella perpleja.—Yo creo que es el mejor día, justo cuando cumples los veinticinco años, ¿no es así? Además, entre más pronto, mejor, se acaban nuestros problemas con los Hidalgo y ambos somos libres… — Terminó concluyendo Marcus.—Supongo, pero…—Bueno, si no quieres que sea en tu cumpleaños, podemos dejar el matrimonio para unos días antes, no quiero presionarte para esa fecha tan importante… — Asintió Marcus con un gesto de comprensión. — Pero entre más pronto mejor, Carmen, así acabamos con toda esta zozobra rápido y mi tío Bastián entiende de una vez, cuál es su lugar, casado con Laura y lejos de ti, ¿bien?—Claro… — Contestó Carmen, pensativa.—Muy bien, creo que es momento de que te deje descansar… — Marcus retrocedió un par de pasos.—Está bien…—¡Ah!, y lo lamento, pero para evitar otro mal momento como este, pienso que lo mejor es que por estos días no vayas al trabajo y te quedes en el apartamento… — Soltó repen
Esto se debía terminar rápido y la mejor manera, era encontrar lo que habían venido a buscar, por eso, Carmen simuló dirigirse a los baños, cuando en realidad, ella terminó escabulléndose en la cocina.—¡Carmen! — Fernanda abrió los ojos de par en par, sorprendida, acercándose a su amiga. — ¿Qué…?, ¿qué haces aquí?, después de lo que pasó la última vez, pensé que nunca más volvería a verte aquí…—Estamos en una cena familiar…—Sí, sé que había un evento con la familia, pero, ¿tú y Marcus? — Murmuró Fernanda confundida.—De hecho, fue Marcus quien solicitó esta… Reunión, para disculparse con Bastián y arreglar las cosas con su tío… — Aclaró de inmediato, Carmen.—¿Y el señor Hidalgo aceptó? — Fernanda arrugó el entrecejo, perpleja, pues su jefe no era famoso por aceptar disculpas de nadie.—La señora Mercedes y Carolina metieron sus manos en el asunto… Además, según escuché, Bastián solo aceptó porque, según él, era mejor tener al enemigo cerca… — Carmen movió la cabeza de
Carmen observaba con la mirada perdida a través de una de las ventanas de la sala de la mansión, ella parecía contemplar los jardines, cuando en realidad estaba perdida en sus pensamientos.«La llave, ¿cómo puedo hacer para conseguir esa llave? La única forma es…» de inmediato, ella removió la cabeza de un lado para otro, haciendo un movimiento de negación, para sacudirse esos pensamientos antes de que se quedarán grabados en su mente.Luego Carmen tomó un largo trago de su copa de champán, dejando la copa vacía.Era obvio como tenía que conseguir la llave, pero ella no podía hacerlo, no después de todo lo sucedido, después de dejarlo, después de descubrir que era un mafioso y no después de las duras palabras que ella le soltó.Después de tanto, ¿ahora tenía que seducir a Bastián?Recordando brevemente algunos de sus encuentros furtivos, cuando Carmen era una simple sirvienta y tras las sombras del secreto cuando se veían como amantes, Carmen se sonrojó, deslizando instintivament
—Mi tío puede ser el hombre más metódico y cuidadoso del mundo, pero tiene que haber algún momento en el que se descuide… — Iba diciendo Marcus, cuando notó que Carmen bajaba la mirada, sonrojándose. — Claro, cuando está contigo… Seguro que es, en esos momentos, cuando él tira todo y se olvida del mundo, sin pensar en nada…—Eh, no… Yo, Mar… Marcus… — Balbuceó Carmen, poniéndose colorada como un tomate. — No es así… Y por eso te dije… Que es imposible…—Claro que si es así, ¿acaso piensas que soy un tonto?… Y en ese caso, mi querida Carmen, creo que conseguir esa llave, podría ser mucho más fácil… — Soltó repentinamente Marcus con una sonrisa maliciosa, volteando también hacia el ventanal, pensativo.—¿Qué? — Carmen abrió los ojos de par en par, volteando hacia Marcus, sorprendida.—Disculpen, señor Marcus, señorita Carmen… — Fernanda se acercó a ellos, inclinándose en una pequeña reverencia. — Lamento interrumpir su conversación… Solo quería avisarles que la cena está servid
— ¡¿Qué?! — Se escuchó un fuerte golpe sobre la mesa, Carolina se había levantado evidentemente irritada. — ¡Marcus, debes estar bromeando! — ¡Carolina! — Se quejó Mercedes ante la estrepitosa interrupción de su hija, sin embargo, la mujer no se pudo controlar. — Lo siento, madre, sé lo que opinas sobre este matrimonio, pero yo no pienso igual… — Soltó Carolina hacia Mercedes, con fuerza, dejando sorprendida a su madre. — Aunque ciertamente nunca fue mi deseo tener un hijo propio porque sé que no tengo las cualidades de una madre y porque no quería arruinar mi figura, la vida me regaló a un joven, un hijo, para que terminara de criarlo y de pulirlo… Al principio fue muy difícil, para ambos… — Carolina le dirigió una mirada significativa a Marcus. — Pero sentí que todo el esfuerzo que hice y todo lo que tuve que soportar valió la pena cuando Marcus demostró ser un hombre diligente, listo, un caballero, un digno hijo Hidalgo, y creí… Yo pensé… — Carolina volteó hacia Bastián, ceñuda.
—Simplemente, asumí mi papel como el heredero, madre, pero siempre he sido claro con ella y ya me imagino que tú también debes saberlo, Laura no es nadie para mí… — Gruñó Bastián, viendo fijamente a su madre.—Pues… Digas lo que digas, no aceptaré, ni permitiré que te vuelvas a involucrar con esa mugrosa y barata zorra, una ignorante sin procedencia y sin linaje, una muerta de hambre sin nada… Bastián, te recuerdo que ella es la mujer que permitió que tu padre muriera, ¿o acaso ya lo olvidaste? — Siseo Mercedes con un tono amenazante. — Si lo haces, si me enfrentas por esa mujer, si deshonras el apellido de la familia y la memoria de tu padre, soy capaz de… Quitarte el apellido Hidalgo y desterrarte.—Por mí, puedes intentarlo, haz lo que quieras, madre. — Concluyó Bastián con la mandíbula apretada, para darse la media vuelta y retirarse.El conflicto con su madre, el compromiso con Laura, era asuntos insignificantes, problemas sin importancia, pues la mente de Bastián estaba en
Había algo extraño en los Torres, Bastián sentía que esos dos sujetos tenían algo sospechoso, ¿o eran simplemente los celos que crecían día con día, cuando él veía a Marcus charlando amenamente con la joven que él amaba?Quizás era una liga de todo, pero Bastián no estaba dispuesto a quedarse de brazos cruzados, así que siguiendo su instinto, él omitió momentáneamente su antiguo plan de escapar junto a Carmen y antes que nada, se dedicó a investigar en profundidad la vida de los Torres.—Son familiares lejanos de los Beltrán. — Soltó Bastián repentinamente, tirando una abultada carpeta sobre el escritorio de su padre.—¿Qué? — Pascual arrugó el entrecejo, confundido, tomando la carpeta que su hijo le había traído, para abrirla.—Nicolás y Marcus Torres, ellos son familiares lejanos de los Beltrán… — Enfatizó Bastián, paseándose de un lado para el otro, por la oficina de su padre, con el entrecejo arrugado.—Oh… — Pascual deslizó la vista por encima de uno de los papeles con c