En medio de ese minuto de silencio, como si estuviera hipnotizado, Bastián comenzó a acercarse a Carmen, inclinándose lentamente hacia ella, sin dejar de observarle rostro, pero sobre todo, sin dejar de detallar sus rosados, tentadores y pulposos labios.—¿Dónde has estado? — Preguntó Carmen, repentinamente, nerviosa.—¿Qué? — Bastián se detuvo abruptamente, ante la repentina pregunta.—Es que no te había visto desde hace tiempo, desapareciste y ahora que volviste, que por fin te veo de nuevo, parece que tienes algunos moretones… — Carmen señaló un cardenal que se marcaba en el brazo de Bastián. — Espero que no hayas estado metido en algún problema…—No, es que, yo… — Bastián se enderezó, incómodo, intentando cubrirse el brazo, bajando la manga de la camisa arremangada. — Había estado tomando algunas clases extras, muchas clases extras de hecho, y esto… Debió ser en las clases de defensa personal o de lucha…—Eso es bueno, supongo, que aprendas de todo… — Carmen se encogió d
De inmediato, Bastián tragó grueso, intentando encajar rápidamente en su mente las piezas sobre lo que su padre le estaba contando, con Carmen, el motivo inicial de esa conversación.—¿Qué? — Bastián soltó la perilla de la puerta para volver a acercarse a su padre.—La hija de los Beltrán, todos piensan que ella murió en el accidente que tuvieron sus padres, pero no fue así, nunca se encontró rastro de su cuerpo o su ADN en el lugar, ella simplemente desapareció… — Comentó Pascual.—Me contaron de ese accidente, la hija de los Beltrán era una bebé en ese entonces, seguramente sus huesos se hicieron polvo en la explosión del auto y se ligó con el de sus padres o algo así… — Replicó Bastián pensativo. — Escuché que fue un accidente muy fuerte, que prácticamente no quedó nada más que cenizas… No puede ser que…—Sí, lo fue, un accidente terrible… Pero… — Pascual exhaló pesadamente, con algo de tristeza en su expresión. — El caso es que… Nunca se encontró pruebas de la muerte de es
—Esto es increíble… Nos has tenido engañados a todos. — Bastián se sostuvo el puente de la nariz entre los dedos de las manos, pensativo. — ¿Alguien más lo sabe?, ¿mi madre lo sabe?, ¿por qué no le decimos a Carmen?—Imposible, nadie puede saberlo, nunca, ni ella misma, eso sería muy peligroso, sobre todo considerando que aún hay muchas aves de rapiña muy capaces de asesinarla para obtener la herencia… Arruinaría años de mantener el secreto…—¿Qué quieres decir con que “aún” hay muchas aves de rapiña…? — Bastián elevó una ceja, con sospecha.—Sigo con el proyecto de los Beltrán, acabar con toda esa plaga de traidores, uno a uno he ido cazando a los familiares lejanos que quedan para acabarlos… No soy partidario de dejar cabos sueltos que arriesguen mis negocios y este ya era un trabajo que Eugenio y Camila ya venían haciendo… — Confesó Pascual con mucho orgullo.—¿Has estado acabando con esa familia? — Repitió Bastián sorprendido.—Con lo que queda, un grupo de zánganos que
—Disculpa, pero… No te estoy entendiendo…—¿No te das cuenta? Por más que te alejas y lo rechazas… Porque he visto como lo rechazas, él no… Él parece no estar dispuesto a darse por vencido contigo, Carmen, te quiere llevar de vuelta a sus brazos a como de lugar… Y por la forma en que te secuestró hoy, mi tío Bastián parece decidido, a todo, a usar todos sus medios y sus recursos… Él no se detendrá, Carmen, mi tío Bastián es ese tipo de hombres y ambos lo sabemos, él no se detendrá hasta que se dé cuenta, hasta que entienda que ya todo está perdido… — Explicó Marcus, dejando a Carmen con una fuerte inquietud en el pecho y aún más confundida.—¿Perdido? — Musitó, Carmen, aturdida.—Sí, cuando mi tío entienda por completo que tú, ya no puedes ser de él, que lo de ustedes ya pasó y ahora es un imposible… — Aclaró Marcus.—¿Pero cómo podría…?—Casándonos… — Soltó Marcus sin titubear.—Eso… Eso es… — Comenzó a balbucear Carmen, perpleja.—Esa es la solución, Carmen, ¿no lo ve
—Sí, lo mejor es irme, Marcus, tengo que escapar a algún lugar remoto, fuera de la ciudad, en dónde nadie me encuentre, ni me conozca… — Esta vez fue Carmen quien comenzó a pasearse por la habitación al tiempo que, finalmente, soltaba lo que pensaba. — Tú, podrás encontrar a alguien, estoy segura… Eres un gran hombre, uno muy amable, tierno y atractivo, en pocos días puedes conquistar a la chica que sea, una que acepte tu acuerdo de matrimonio y que no te traiga problemas con la familia… Mientras tanto, yo… Desapareceré de la vida de los Hidalgo y de Bastián, sobre todo de él… — Exhaló Carmen sintiendo como la pena iba formándose en su pecho con solo imaginarlo, una nueva vida sin Bastián, era algo vacío, aunque necesario. — Y así, él… En algún momento, Bastián tendrá que olvidar su obsesión conmigo y dejarme ir, después de todo, él se terminará casando con otra mujer… — Terminó Carmen con tristeza al imaginarse todo lo que ella misma decía.—¿Y de verdad crees que mi tío te dejará
—Pero… Pero un mes es muy poco tiempo… — Replicó ella perpleja.—Yo creo que es el mejor día, justo cuando cumples los veinticinco años, ¿no es así? Además, entre más pronto, mejor, se acaban nuestros problemas con los Hidalgo y ambos somos libres… — Terminó concluyendo Marcus.—Supongo, pero…—Bueno, si no quieres que sea en tu cumpleaños, podemos dejar el matrimonio para unos días antes, no quiero presionarte para esa fecha tan importante… — Asintió Marcus con un gesto de comprensión. — Pero entre más pronto mejor, Carmen, así acabamos con toda esta zozobra rápido y mi tío Bastián entiende de una vez, cuál es su lugar, casado con Laura y lejos de ti, ¿bien?—Claro… — Contestó Carmen, pensativa.—Muy bien, creo que es momento de que te deje descansar… — Marcus retrocedió un par de pasos.—Está bien…—¡Ah!, y lo lamento, pero para evitar otro mal momento como este, pienso que lo mejor es que por estos días no vayas al trabajo y te quedes en el apartamento… — Soltó repen
Esto se debía terminar rápido y la mejor manera, era encontrar lo que habían venido a buscar, por eso, Carmen simuló dirigirse a los baños, cuando en realidad, ella terminó escabulléndose en la cocina.—¡Carmen! — Fernanda abrió los ojos de par en par, sorprendida, acercándose a su amiga. — ¿Qué…?, ¿qué haces aquí?, después de lo que pasó la última vez, pensé que nunca más volvería a verte aquí…—Estamos en una cena familiar…—Sí, sé que había un evento con la familia, pero, ¿tú y Marcus? — Murmuró Fernanda confundida.—De hecho, fue Marcus quien solicitó esta… Reunión, para disculparse con Bastián y arreglar las cosas con su tío… — Aclaró de inmediato, Carmen.—¿Y el señor Hidalgo aceptó? — Fernanda arrugó el entrecejo, perpleja, pues su jefe no era famoso por aceptar disculpas de nadie.—La señora Mercedes y Carolina metieron sus manos en el asunto… Además, según escuché, Bastián solo aceptó porque, según él, era mejor tener al enemigo cerca… — Carmen movió la cabeza de
Carmen observaba con la mirada perdida a través de una de las ventanas de la sala de la mansión, ella parecía contemplar los jardines, cuando en realidad estaba perdida en sus pensamientos.«La llave, ¿cómo puedo hacer para conseguir esa llave? La única forma es…» de inmediato, ella removió la cabeza de un lado para otro, haciendo un movimiento de negación, para sacudirse esos pensamientos antes de que se quedarán grabados en su mente.Luego Carmen tomó un largo trago de su copa de champán, dejando la copa vacía.Era obvio como tenía que conseguir la llave, pero ella no podía hacerlo, no después de todo lo sucedido, después de dejarlo, después de descubrir que era un mafioso y no después de las duras palabras que ella le soltó.Después de tanto, ¿ahora tenía que seducir a Bastián?Recordando brevemente algunos de sus encuentros furtivos, cuando Carmen era una simple sirvienta y tras las sombras del secreto cuando se veían como amantes, Carmen se sonrojó, deslizando instintivament