—Hola —dijo Sheyla, haciendo que Nora volteara a mirarla—. No sé si me recuerdas, trabajo en la clínica de fertilidad.Sheyla mostró su fotografía con el uniforme azul para que Nora pudiera acordarse. Los ojos de Nora se ampliaron llenos de sorpresa.—Oh, sí. Eres la enfermera que estaba en el consultorio ese día —dijo Nora, asintiendo.—Soy Sheyla, por cierto— se presentó sonriente.—Nora, es un placer —dijo Nora y extendió su mano para estrecharla con la de la muchacha.—Desde hace semanas he querido conseguir tu número, pero no lo encontré en los registros de la clínica. La verdad es que necesitaba contactarme contigo cuanto antes.La preocupación se instaló en el rostro de Nora.—Debe ser muy urgente, ¿no? —la miró expectante—. Dime ¿qué ocurre?Antes que Sheyla pudiera hablar, el sonido de una campanilla inundó la habitación. Ambas dirigieron la vista hacia Sussan, quien sostenía una copa en sus manos llamando la atención de los presentes.Sheyla se levantó de la silla para ir a
Al día siguiente, Nora se dirigía a una de las cafeterías más concurridas. Ese día se había despertado más temprano de lo habitual para llevar a Zoe a la guardería, aunque la niña había insistido en acompañarla, su madre se negó. Consideró de suma seriedad lo que Sheyla necesitaba decirle, y por eso no le pareció adecuado que su hija estuviera presente.Al entrar en el local, varios pares de ojos se posaron en Nora, lo que la hizo sentir incómoda al llamar tanto la atención. Se preguntó si no había escogido la mejor vestimenta y si estaba fuera de lugar con aquel lujoso abrigo que le había regalado Jeremiah. La verdad era que no estaba segura de si debía usarlo o no ese día, pero no tenía otra opción ya que en su armario no había otro abrigo abrigado que la protegiera del frío otoñal.Cohibida, se dirigió hacia la mesa al final del local, pasando al lado de varios hombres que la observaban sin disimulo. Nora apretó su bolso con fuerza mientras sentía las miradas clavadas en su espalda
Sheyla asintió con seriedad.—Sí, hablo en serio —afirmó avergonzada—. Fue un malentendido, confundí los frascos y entregué otro por error. No puedo evitar sentirme responsable por todo lo que ha pasado...Nora no fue capaz de prestar más atención a lo que decía la muchacha, sentía que el mundo se le venía encima. Todo tenía sentido ahora. La conexión y el cuidado que había sentido por parte de Jeremiah no eran producto de la casualidad, sino del lazo que los unía sin que ninguno de los dos lo supiera.Tragó saliva y se esforzó por mantener la calma.—Dime, ¿Lo sabe Jeremiah? —quiso saber Nora.Sheyla suspiró y pareció perderse en sus pensamientos por un instante antes de responder.—Lo sabe, Jeremiah está al tanto de lo que ocurrió. Sin embargo, no tiene idea que eres la persona que quedó embarazada por el procedimiento —la miró esperando cualquier reacción de parte de la castaña, sin embargo, esta parecía estar procesando todo.Nora asimiló toda la información, sintiendo una mezcla
Nora se dirigió a la cocina, después de llevar a su hija a la habitación. Había decidido recogerla de la guardería luego de reunirse con Sheyla. Agradeció que la niña se encontrara dormida en ese instante, necesitaba un momento a solas para procesar todo lo que había descubierto. Se sentó en una silla y se apoyó en la mesa, dejando que las lágrimas que había estado conteniendo finalmente afloraran. Sentía una extraña mezcla de felicidad y tristeza. Por un lado, se sentía afortunada de haber encontrado al padre de su hija, algo que muchas madres solteras nunca lograban. Por otro lado, se sentía abrumada por la confusión y los sentimientos encontrados que este descubrimiento le causaba.Jeremiah no solo seguía siendo su jefe, la persona que le había dado la oportunidad de trabajar en el hotel Beaumont. Además, era el hombre que la había aceptado tal y como era, sin importar si tenía una hija. Pero ahora, su relación se complicaba aún más debido a este vínculo biológico que compartían.¿
—Bien —asintió la niña tomando asiento en una de las sillas de la recepción. Tomando una bocanada de aire, Nora se acercó a la puerta y golpeó antes de entrar. Sin embargo, nadie respondió. Decidió ingresar al despacho y se llevó una gran sorpresa.Esperaba ver a Jeremiah en su oficina, pero en su lugar estaba Dylan.—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Buscas algo en tu favor para arruinar a tu primo? —cuestionó Nora mirándolo. —Te equivocas, estoy aquí por trabajo —corrigió Dylan sosteniéndole la mirada—. ¿Y tú? ¿Qué has venido a hacer?—No es de tu incumbencia —emitió tajante.—¿Has venido pensando que ibas a conseguir a tu príncipe? Pues déjame decirte que eso no será posible, porque se ha ido de viaje —informó burlesco, provocando sorpresa en Nora—. ¿Qué? ¿Acaso no te avisó? Pensé que estaban saliendo...Nora se recompuso y se mantuvo seria.—¿Sabes cuándo volverá? —preguntó, ignorando lo último.—¿Por qué? ¿Tienes algo importante que decirle? —inquirió Dylan mientras pasaba el bolígraf
Habían transcurrido tres días desde la partida de Jeremiah y Nora todavía no había recibido ninguna comunicación de parte del director. Se sentía desilusionada cada vez que miraba su pantalla y no encontraba ningún mensaje, pero supuso que él estaría ocupado y no había tenido tiempo de escribirle. Intentaba no pensar en lo que Dylan le había revelado aquel día, pero era imposible no sentirse abrumada por la situación en la que se encontraba.Ansiaba poder confesarle la verdad a Jeremiah, revelarle que Zoe era su hija biológica. Sin embargo, ahora se encontraba atrapada entre la espada y la pared.Aquella mañana, había estado indecisa sobre si debía contarle a alguien más lo sucedido en aquella clínica. Pensó en alguien confiable que pudiera ayudarla a tomar una decisión acertada, pero no se le vino a la mente nadie en particular. Aunque Elliot había sido un buen amigo, se encontraba en una situación difícil en ese momento y no quería agobiarlo aún más. De hecho, él necesitaba su apoyo
El avión finalmente aterrizó, Jeremiah había reservado el primer vuelo en la madrugada para llegar a la ciudad lo más rápido posible. Una sensación de alivio se apoderó de su cuerpo, sintiéndose tranquilo por haber logrado resolver el problema a tiempo. De lo contrario, el negocio habría sufrido graves consecuencias. El hotel había estado perdiendo más dinero de lo esperado y no había forma de cubrir esas pérdidas a menos que consiguiera un gran inversor.Jeremiah se había sentido tan desesperado y al borde de un colapso emocional que había considerado la posibilidad de cerrar el hotel y comenzar de nuevo en otro lugar. Sin embargo, su abuelo Malcom le había dejado una lista de contactos para situaciones como esa. Fue así como logró encontrar al inversionista que había recibido un préstamo de su abuelo hace muchos años. El hombre no dudó en ofrecerle ayuda al nieto de su amigo y resolver el problema financiero.De repente, recibió una notificación en su teléfono del abogado. Sacó el m
Nora se despertó aquella mañana con una determinación inquebrantable. Sabía que era el momento de hablar con Jeremiah, y las circunstancias parecían haber conspirado a su favor aquel día. Habían planeado salir juntos a un lugar especial. Aunque se trataba de una cita romántica, pero sería especial pues también llevarían consigo a Zoe. El sol se filtraba a través de las cortinas, tiñendo de dorado el rostro de Nora mientras apartaba las sábanas y se levantaba con un brillo de emoción en los ojos, pero al mismo tiempo sentía temor. Era consciente de que esta era una oportunidad única para fortalecer su relación con Jeremiah, y no planeaba dejarla escapar.Tomó una gran bocanada de aire. Y con firmeza, se vistió con un vestido que resaltaba la belleza natural que emanaba de su ser. Se arregló el cabello de manera sencilla pero elegante en una coleta alta.Caminó por el pasillo con cautela para no despertar a Zoe, quien aún dormía plácidamente en su habitación. Cruzó la estancia de la