Nora se despertó aquella mañana con una determinación inquebrantable. Sabía que era el momento de hablar con Jeremiah, y las circunstancias parecían haber conspirado a su favor aquel día. Habían planeado salir juntos a un lugar especial. Aunque se trataba de una cita romántica, pero sería especial pues también llevarían consigo a Zoe. El sol se filtraba a través de las cortinas, tiñendo de dorado el rostro de Nora mientras apartaba las sábanas y se levantaba con un brillo de emoción en los ojos, pero al mismo tiempo sentía temor. Era consciente de que esta era una oportunidad única para fortalecer su relación con Jeremiah, y no planeaba dejarla escapar.Tomó una gran bocanada de aire. Y con firmeza, se vistió con un vestido que resaltaba la belleza natural que emanaba de su ser. Se arregló el cabello de manera sencilla pero elegante en una coleta alta.Caminó por el pasillo con cautela para no despertar a Zoe, quien aún dormía plácidamente en su habitación. Cruzó la estancia de la
Nora, por su parte, apartó la vista al sentirse abrumada por la profundidad que emanaba la mirada de Jeremiah.—¿Qué pasa? —Abrió la boca para decir algo, pero se calló de inmediato al no saber cómo formular la pregunta.—Yo... necesito hacerte una pregunta, pero no sé cómo empezar —dijo después de unos minutos de silencio.Jeremiah percibió que se trataba de algo serio e intentó no mostrar su ansiedad.—Empieza por donde creas que es mejor —tomó su mano y Nora asintió.—Nunca me has preguntado por mi familia, ¿no tienes curiosidad? —inquirió sospechosa, haciendo que él frunciera el ceño.—¿A qué viene tu pregunta? No entiendo —le lanzó una mirada furtiva.—Me enteré de que Oliver Whitman trabajó para ti hace unos años, para ser precisos, hace cinco años. Era el hombre que murió en una de las construcciones de tu familia —la mención del incidente hizo que Jeremiah se tensara—. Tal vez te sorprenda, pero era el esposo de Irena, mi hermana. Ella también falleció el mismo día que él. ¿No
Jeremiah bajó la mirada, sintiéndose responsable por la tragedia que había ocurrido. Sabía que no había excusa para lo que había sucedido y solo podía esperar que Nora encontrara en su corazón la capacidad de perdonarlo algún día.—Entiendo que lo que te he revelado sea difícil de aceptar —dijo en voz baja—, pero quiero que sepas que eres lo más importante en mi vida y nunca quise hacerte daño. Si pudiera cambiar el pasado, lo haría sin dudarlo.Nora asintió, sin poder contener las lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos. A pesar del dolor y la decepción que sentía, no podía negar que el amor que tenía por Jeremiah seguía presente en su corazón.—Lo sé. Y nada cambiará entre nosotros, lo que siento por ti no va a desaparecer. Pero necesito tiempo para procesar todo esto —susurró, sintiendo cómo su mundo se tambaleaba.Jeremiah acarició la mejilla de Nora con ternura, sintiendo cómo su corazón se rompía por el dolor que había causado. Sabía que tenía que respetar su decisión y da
Jeremiah acababa de dejar a Nora y Zoe en casa, sintiendo la tensión de la repentina distancia entre ellos. Él entendía que no podía ser fácil para Nora procesar todo, y no quería presionarla. Tal vez un tiempo separados les ayudaría a ambos. Mientras cruzaba la estancia, el sonido de sus pasos llamó la atención de Elliot, quién se encontraba en la sala de estar de la mansión, esperando la llegada de Jeremiah. Cuando lo vio, una expresión de sorpresa se reflejó en su rostro. Jeremiah pudo percibir que se trataba de algo serio por la mirada sombría en el rostro del chef. Elliot parecía cansado, y su mirada apagada indicaba que estaba pasando por un momento difícil.—Elliot ¿Qué te trae aquí? ¿Pasa algo? —preguntó preocupado.—Yo... He venido a hablar contigo. ¿Tienes un momento? —preguntó Elliot, un poco indeciso.—Por supuesto, no hay problema. Vamos a mi estudio, tendremos más privacidad allí —sugirió Jeremiah, dirigiéndose hacia las escaleras.Elliot lo siguió, repasando cada pala
—Mi mamá no tiene mucho tiempo. Los médicos le dieron un mes, y no creo que lo logre. Hace años le diagnosticaron depresión, lo cual le ha causado problemas de salud, incluyendo insuficiencia cardíaca que se ha agravado con el cáncer. Su vida no ha sido fácil para ella desde que le quitaron lo que más amaba —explicó, se podía escuchar un rastro de resentimiento en sus palabras—. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras veo cómo esta mujer construye una vida de mentiras a costa del sufrimiento de los demás. Ella no se lo merece.Jeremiah sentía cómo todo lo que conocía se desvanecía en la niebla del engaño y la traición. La incredulidad lo inundaba, amenazando con hacerlo sucumbir bajo su peso. ¿Cómo podía aceptar que su madre, la mujer que lo había criado con amor y ternura, realmente había robado a un bebé al nacer y negado su existencia hasta ahora?Una ola de ira invadió el corazón de Jeremiah al decidir tomar cartas en el asunto. No podía aceptar esta revelación sin enfrentar
—¿De qué estás hablando? —su rostro se tiñó de confusión.Sussan soltó un chasquido.—¿Cómo es posible que no te hayas dado cuenta del parecido entre tú y la niña? Son como dos gotas de agua —dijo con obviedad—. Al principio pensé que era mera casualidad, pero confío plenamente en mi intuición, querido. Resulta que esa mujer... Nora, visitó la clínica de fertilidad el mismo día que fuiste al procedimiento de criopreservación. Debido a un error de la enfermera, usaron tu esperma. El resultado fue que Nora quedó embarazada de una niña a las pocas semanas.—¿Qué? —exclamó, lleno de incredulidad.—¿No tenías idea de esto, verdad? —alzó una ceja, mientras él negaba aún confundido—. Yo también me enteré hace poco. Para ser sincera, he investigado a esa mujer y descubrí que Sheyla le ha proporcionado toda la información. Aquí tienes todo lo que necesitas saber si tienes alguna duda, créeme, no te estoy mintiendo.Jeremiah se sintió abrumado por la revelación que Sussan le había hecho. La not
La mujer que le había dado la vida, su madre, yacía en aquel lecho de muerte, esperando el último deseo que había pedido fervientemente; conocer al hijo que le fue arrebatado. Desde que había descubierto la verdad, sus emociones habían estado en constante ebullición.Las preguntas atormentaban su mente mientras conducía por las calles de la ciudad, los recuerdos de una infancia con una mujer que aparentó ser su madre, se agolpaban en su memoria. Todo lo que pensó que era real había sido una mentira cuidadosamente tejida a su alrededor. Su vida se sumergía en la oscuridad, y no había forma de encontrar una luz.Cada kilómetro que se desvanecía bajo las ruedas del automóvil era una prueba de la magnitud de aquel momento. La vida le concedía una última oportunidad de conexión, de descubrir quién era y de abrazar a la mujer que le había dado la vida. La mezcla de emoción, miedo y esperanza se reflejaba en su rostro, sus ojos cargados de un brillo incandescente.Finalmente, Jeremiah llegó
Jeremiah se encontraba en su despacho, con la mente en otro lugar, intentando concentrarse en los informes que tenía sobre su escritorio. Sin embargo, la añoranza y el dolor por la pérdida de su madre lo invadían por completo, haciendo imposible que pudiera concentrarse en su trabajo de la misma manera que solía hacerlo. Su semblante apagado y su actitud malhumorada habían sido notados por sus empleados, pero ninguno de ellos tenía idea de la verdadera razón detrás de su comportamiento.Los días continuaban pasando, uno tras otro, sin que Jeremiah encontrara una salida a su dolor. El tiempo, que solía ser su aliado, ahora parecía cruel y despiadado, haciéndole recordar constantemente lo efímera que es la vida y lo frágiles que somos ante la muerte.Las noches eran especialmente difíciles para él. Mientras el mundo dormía, él se encontraba atrapado en un torbellino de recuerdos y pensamientos entrelazados. La presencia ausente de su madre había dejado un vacío insuperable en su vida, c