Elliot se encontraba en el estacionamiento del hotel, respirando profundamente el aire fresco de la noche luego del arduo trabajo que había desempeñado esa día. Su móvil sonó, interrumpiendo su momento de tranquilidad. Sin embargo, una sonrisa se deslizó por su rostro al ver de quién se trataba, aquella mujer que siempre estaba en su pensamiento.—Hola, mamá.—Cielo, por favor no olvides comprar los medicamentos —le recordó, su voz ligeramente preocupada.Elliot asintió, sabiendo lo importante que era para su madre recibir el tratamiento adecuado. Atravesó el estacionamiento con paso apresurado, ansioso por cumplir con esa tarea. Mientras se dirigía a la farmacia más cercana, su mente se llenó de pensamientos sobre los planes que tenía para esa noche con Jeremiah. Durante años, había esperado con anticipación ese momento y estaba decidido a cumplir con lo que se había propuesto.Finalmente, encontró el local abierto y se adentró en la farmacia. Buscó los medicamentos prescritos por el
Jeremiah había salido del elevador en cuanto las puertas se abrieron. Mientras caminaba hacia su oficina, sentía intriga por descubrir la identidad de aquel individuo que se había infiltrado en el evento benéfico.Su secretaria se puso de pie en el instante en que lo vio llegar, pero Jeremiah la detuvo con un gesto de su mano antes de que pudiera informarle sobre lo que estaba sucediendo.—Estoy al tanto —fue lo único que dijo antes de entrar a su oficina.Dentro, estaban Jong, Joseph y un hombre arrodillado en el suelo mientras sus guardias lo sujetaban con fuerza.—Jeremiah —se acercó su amigo.—¿Qué ocurre? ¿Por qué está Joseph aquí? —preguntó, dirigiendo su mirada hacia Joseph, quien permanecía tenso en su lugar.—Bueno, dile por qué estás aquí —instó Jong.—Antes que nada, quiero asegurarle que mis acciones no tenían ninguna otra intención. Espero que crea en mis palabras, señor —habló el gerente.Jong soltó un bufido.—Sí, claro. No justifiques tus acciones y cuéntale lo que hic
Sofía había regresado a la ciudad después de un mes sin ver a su querida amiga Nora y su pequeña Zoe. El sol brillaba en el cálido día de primavera mientras ella caminaba con emoción en las calles de la ciudad, dispuesta a ir a la casa de su amiga. Aunque Nora no tenía la menor idea de su llegada, Sofía estaba determinada a darle una sorpresa inolvidable.Mientras tanto, Jong había decidido encargarse de recoger a su hermano menor quién había venido de visita y se quedaría unos días en su casa. Conociendo a su hermano, sabía que detestaba esperar, por lo que había llegado al aeropuerto unos minutos antes. Pero decidió esperarlo en el auto.Sofía, ajena al peligro inminente que se cernía sobre ella, se encontraba despreocupadamente revisando su móvil, cuando de manera sorpresiva y furtiva un sujeto intentó arrebatarle su cartera. Sin embargo, Jong, quien desde el principio había percibido las malévolas intenciones del hombre, decidió actuar como su salvador. Con determinación, abandonó
Aquella mañana, Jeremiah despertó experimentando un intensísimo dolor de cabeza a causa de haber pasado la noche en vela. Le había resultado imposible conciliar el sueño debido a su insomnio, su mente daba vueltas al mismo asunto una y otra vez. No podía creer que Joseph lo hubiese traicionado de esa manera; aunque comprendía sus motivos para solucionar sus problemas económicos, hubiese preferido que Joseph le contara lo que estaba pasando y le pidiera ayuda. Sin embargo, había actuado mal, había sido deshonesto.Durante el día, Jeremiah se sintió agotado y, aunque tenía trabajo por hacer en el hotel, decidió quedarse en casa y terminar las tareas pendientes desde allí.Se tomó una ducha fría para aliviar el dolor de cabeza y después se dirigió a la cocina a buscar algo de comida. Tenía un hambre voraz. Sin embargo, al abrir el refrigerador se dio cuenta de que no había hecho la compra y solo encontró un par de rebanadas de pan.Suspiró hondo.Su estómago rugía de hambre, lo cual solo
—¡Está ardiendo! —exclamó con preocupación—. ¿Ha tomado algo para ello?—Sí, probablemente sea solo un resfriado y se pasará pronto —restó importancia al asunto.Asintió sin estar del todo convencida, pero decidió no inmiscuirse más.—¿Qué le apetecería comer? —cambió de tema al notar lo poco comunicador que estaba ese día—. Puedo prepararle un delicioso estofado para el almuerzo.Jeremiah encogió los hombros.—Lo que decidas preparar estará bien.Nora abandonó la estancia y se dirigió a la cocina, donde se encontró con el señor Esteban colocando las compras en el refrigerador. Frunció el ceño al ver una notable cantidad de zanahorias.—¿Qué es todo esto? —preguntó, llamando la atención de Esteban—. ¿Por qué hay tantísimas zanahorias?Agarró una entre sus manos y notó que aún estaban frescas.—A Jeremiah le encanta el exquisito pastel de zanahoria. Suele degustarlo cuando está bajo estrés o en esos... momentos tan particulares —su tono de voz cambió al pronunciar lo último.—¿A qué mo
Terminada la preparación de la comida, Nora abandonó la cocina y ascendió las escaleras hacia el segundo piso de la magnífica mansión. Se dirigió al dormitorio donde había dejado a Jeremiah, sin embargo, al abrir la puerta se encontró con la desoladora imagen de la habitación vacía. Confundida y sin saber qué hacer, salió al pasillo en busca de algún rastro de su jefe.Para su buena fortuna, avistó a una de las sirvientas y decidió acercarse a ella. La mujer, visiblemente fatigada, parecía no haber descansado lo suficiente.—Disculpe, ¿sabrá usted dónde se encuentra el señor Jeremiah? ¿Lo ha visto? —preguntó Nora con educación.—Está en su habitación —respondió la mujer, sin darle demasiada importancia, y se fue sin más preámbulos.Nora asintió para sí misma, notando que todos en la mansión parecían tener una ligera apatía en su actitud.Restándole importancia a la situación, emprendió su camino hacia la habitación, afortunadamente recordaba su ubicación. Sin embargo, al haber tantas
—No sé a qué se refiere, pero créame, mi objetivo no cambiará —aseguró con convicción.—¿Entonces estás aquí solamente por el trabajo? —continuó Sussan alzando una de su delgadas cejas, como si intentara ver más allá de las intenciones de Nora —. Es inevitable que las mujeres se fijen en Jeremiah, con todo lo que tiene, nadie puede resistirse. Pero lo que debes saber, querida, es que debes mantener ese objetivo hasta el final.—Madre, es suficiente —intervino Jeremiah, harto de tener que escuchar a su madre.Sussan se giró hacia él, su expresión había transformado en una de inocencia y sorpresa. —¿Qué? Simplemente estoy asegurándome de que no tengas que pasar por lo mismo de nuevo, cariño. ¿Acaso has olvidado lo que aquella mujer hizo...?—No, no lo he olvidado —replicó Jeremiah con contundencia, aunque suavizó su semblante al percatarse de que sus palabras habían sido excesivamente severas —. No es menester que realices esta acción con mis nuevos empleados. Aprecio enormemente tu in
Jeremiah meditaba en las palabras que Jong le había pronunciado momentos antes de abandonar su hogar. Su amigo le informó de la promesa de Joseph de devolver todo el dinero que había tomado y, además, le confesó que Geoffrey era más astuto de lo que pensaba, por lo que sería prudente vigilarlo de cerca si quería descubrir sus planes. Esta revelación alertó a Jeremiah, quien reflexionaba constantemente sobre el asunto. Se sentía frustrado por no haber reconocido las intenciones de su tío desde el principio.Jamás había imaginado que su tío, por culpa de la avaricia, codiciaría algo que en realidad no le pertenecía. Aunque había sido de gran ayuda para su abuelo Malcom, este nunca lo había incluido en su testamento. En realidad, el sesenta por ciento de las acciones le pertenecían a él, mientras que el otro cuarenta por ciento recaía en Dylan. Sin embargo, Dylan nunca había mostrado interés en el negocio, por lo que su padre Geoffrey había asumido su papel.Estaba claro que su tío no se