Nora caminaba por la acera, sumida en sus pensamientos, cuando de repente un elegante automóvil plateado se estacionó cerca de ella. Entrecerró los ojos con cierta desconfianza, mientras observaba atentamente a la persona que se encontraba dentro del coche.Jeremiah, el director de la empresa en la que Nora trabajaba, asomó su cabeza por la ventanilla y ella alzó las cejas en sorpresa al reconocerlo.—Señor... —comenzó Nora, sin saber muy bien qué decir.—Supongo que te diriges al restaurante de Elliot, ¿verdad? —interrumpió Jeremiah con amabilidad—. Justo voy de camino a casa, pero puedo llevarte cerca de allí.Nora dudó por un momento, pero ante la perspectiva de llegar más rápido y evitar la búsqueda de un taxi en esa hora tardía, asintió y aceptó el aventón.Subió al lujoso automóvil y acomodó su bolso encima de su regazo. Mientras se abrochaba el cinturón de seguridad, Nora se sintió algo cohibida bajo la mirada atenta de su jefe. Jeremiah puso en marcha el coche y se adentraron
Jeremiah estacionó el coche en frente del parque, donde Julie había indicado en el mensaje que estaría con Zoe. Esperó dentro del vehículo la llegada de Nora, pero a medida que pasaban los minutos, se impacientó y decidió acercarse a la mujer que estaba sentada en el banco.Se percató de que no había nadie más allí, excepto él, la mujer y una niña que jugaba en los columpios.—Buenas noches, ¿es usted Julie? —habló Jeremiah con amabilidad, haciendo que ella se sobresaltara ante su repentina aparición.—Sí, soy yo... —lo miró con cierta desconfianza—. ¿Y usted es...?—Me llamo Jeremiah Beaumont —respondió él con una sonrisa cordial que intentaba disipar cualquier duda—. Supongo que sabe quién es Nora, ¿verdad?Julie estaba a punto de responder, pero Zoe se adelantó con una voz aguda y un tono seguro.—Nora es mi mamá —dijo la niña haciendo que el director volteara a mirarla.Una pequeña niña de rizos dorados lo observaba con sus grandes y expresivos ojos azules.—¡Oh! —exclamó Jeremiah
Jeremiah la sujetó con fuerza por los brazos, empujándola suavemente para apartarla de su presencia. La niña refunfuñó, enojada por la forma en que la trataba.—No me agradas —farfulló la pequeña con resentimiento.—Y a mí tampoco me agradas, en absoluto —respondió Jeremiah con hastío, mientras observaba cómo Zoe le sacaba la lengua de forma desafiante.Elliot observaba la escena con una sonrisa divertida, encontrando cierta gracia en el conflicto entre el director y la hija de Nora. No podía evitar pensar que a Jeremiah no le agradaban ni un poco los niños, lo cual hacía que la situación fuese aún más incómoda para él al tener que lidiar con Zoe.—Listo —la voz de Nora lo hizo apartar la mirada.Alzó las cajas sorprendido.—Vaya, te ha quedado mejor de lo que esperaba —expresó el chef viendo el platillo que había preparado Nora —. Creo que tú y yo haremos un buen equipo, además de lo agradable que ha sido pasar este tiempo contigo. Eres buena en la cocina, eh —Gracias —musitó ella,
—Ven, cariño. Es hora de irnos a casa —dijo Nora, extendiendo los brazos para que la niña pudiera levantarse—. ¿Quieres que te cargue?—No, quiero que Elliot me cargue, estoy demasiado cansada para caminar. La madre, preocupada por enseñar a su hija a valerse por sí misma, trató de intervenir.—Princesa, podrías caminar tú sola, ¿no crees?Sin embargo, Zoe hizo un puchero y extendió sus brazos hacia Elliot, dejando clara su preferencia.—No importa en absoluto. Estoy encantado de cargarla —dijo el chef, poniendo una mano en el hombro de Nora, lo que provocó que Jeremiah soltara un bufido de molestia.Era evidente que el chef estaba aprovechando cualquier oportunidad para tocar a Nora, y esto causaba celos en Jeremiah. Aunque no quería admitirlo.—De acuerdo, si no te importa, sería apropiado llevarlas a casa. A estas horas, será difícil encontrar un Uber disponible —dijo el director y Elliot asintió de acuerdo, pero Jeremiah se adelantó ofreciendo llevarlas mientras luchaba contra lo
Habían pasado semanas desde que Nora comenzó a trabajar con pasión y dedicación en el hotel. Cada día se esmeraba al máximo para ofrecer lo mejor de sí misma en todas las tareas que realizaba en la cocina. A pesar de haber asistido solo a unas cuantas clases, había sido capaz de adquirir un vasto conocimiento culinario. Su empeño no había pasado desapercibido para sus compañeros y superiores, quienes habían reconocido el compromiso y la entrega que Nora mostraba a diario junto al Chef.Finalmente, había llegado el día tan esperado, el evento anual que se celebraba en el hotel. Todos se encontraban inmersos en los preparativos finales en el lujoso salón donde tendría lugar la magnífica celebración. El ambiente estaba impregnado de una energía frenética y emocionante.En medio de la vorágine, Elliot se acercó a Nora, quien apenas había tenido tiempo de dar un fugaz bocado a su almuerzo. La expresión de urgencia en su rostro dejó en claro que necesitaba ayuda.—¿Están listos los exquisit
—Yo... lo siento. No puedo cambiar el pasado, pero he tratado de enmendar mis errores —respondió con voz temblorosa—. He intentado seguir adelante, pero sigo estancada. No he podido superar la culpa que siento. Jamás fue mi intención hacerte daño y no hay un solo día en el que no me arrepienta de eso. Lo que pasó entre Dylan y yo fue un error...—Lo que pasó entre Dylan y tú dejó de importarme. Sea o no un error, el daño ya está hecho, así que no quiero tus disculpas —escupió con voz firme.Pero Jane parecía no escuchar sus palabras y continuó suplicando su perdón. Dio unos pasos hacia él, manteniendo una distancia prudente entre ambos.—Sé que no merezco tu perdón y me odio por lo que te hice. Fui una estúpida al arruinar nuestra relación, jamás me perdonaré por eso —susurró acercándose a Jeremiah y reduciendo la distancia entre ellos—. Pero quiero que sepas que te amé más que a nadie...Colocó la mano en su mejilla, pero Jeremiah la apartó bruscamente, notando la expresión dolida de
Jane, que se encontraba en el pasillo, absorbía la imagen que había presenciado unos minutos antes. No pudo evitar detenerse a observar a Jeremiah desde lejos, junto a una mujer castaña que apareció de repente.No sabía exactamente de qué hablaban, pero pudo leer los labios de él y adivinar las palabras que salieron de su boca. Intuyó que Jeremiah se había ofrecido a llevar a la mujer que vestía el uniforme del hotel.¿Era ella una empleada? ¿Por qué el director de un hotel tan importante estaba siendo tan atento con una simple empleada?No entendía nada, por más que reflexionara sobre el asunto.Después de ver a Jeremiah subir al auto con esa mujer castaña, a quien nunca había visto antes en su vida, Jane los perdió de vista. Sin embargo, parecían tener una conexión cercana. Pudo presenciar el cambio en la expresión de su ex novio y el interés que mostró al ofrecer llevar a Nora.Jane no tenía idea de quién era Nora ni por qué sentía de repente intriga por conocer a una desconocida.
Jeremiah llegó al hotel y entregó las llaves al valet antes de entrar al lugar. El salón donde se llevaba a cabo el evento estaba lleno de mesas elegantes adornadas con flores y luces brillantes. Todos parecían estar disfrutando de la velada, aunque su interés no necesariamente era apoyar la causa benéfica. Se acercó a algunos invitados para saludarlos y, sin querer ser descortés, entabló conversación con uno de los socios comerciales de su abuelo.Después de unos minutos, Jeremiah se dio cuenta de que era hora de comenzar el evento, así que decidió terminar la conversación.—Fue un placer verlo de nuevo, señor Sebastián. Ahora, si me disculpan, iré a ver cómo va todo —se despidió cortésmente y se alejó de la mesa.Buscó a su primo, quien estaba a cargo de la planificación. Necesitaba saber si había sido él quien había invitado a Jane. Pero no pudo encontrarlo. En cambio, se encontró con la última persona que esperaba ver allí.¿Por qué había venido su tío Geoffrey? ¿Cuándo había sido