La mirada de Damián fue llamada por los tres platitos sobre de las sandías. Su gesto cambió en el mero instante en que reconoció la comida preparada como uno de los platos más deliciosos de aquella ciudad. Quizá acababa de encontrar el sabor perfecto que podría adoptar para una de sus franquicias.— ¿Qué es esto?—Damián señaló los platos.— ¡Oh! Esto, acabo de comprar algo para comer. Es delicioso, la chica que prepara esto es extraordinaria, siempre le he dicho que abra su propia cocina pero no quiere. ¿Quieres probarlo?— Preguntó la anciana.Damián, por primera vez, sintió el calor de alguien sincero. Amber había tenido razón todas aquellas veces cuando dijo que había gente ahí fuera más confiada que la que nos rodeaba.— Por favor, me gustaría probarlo.— ¿Por qué no vienes conmigo y acompañas a esta vieja a comer? Hace calor fuera.Damián no pudo evitar sonreír. ¿Por qué la mejor gente tenía que estar lejos de él, incluso Amber? — ¡Siéntate, muchacho, siéntate!— Dijo la ancian
¿Cómo expresar ese amor que tenía que ocultar a quien amaba cuando no se lo permitían? ¿Cómo expresar el amor que le tenía cuando ella no estaba? ¿Cómo decir que podía encontrarla en cualquier parte del mundo pero no cerca de él le estaba matando?Habían pasado más de seis años desde el último día que Damián la había visto. Habían pasado más de seis años desde el último día que Damián soñó con cuidarla, con estar a su lado aunque no se lo permitieran.— Amber... ¿Ha dicho Amber?—Preguntó Damián sin aliento.— Sí, Amber, es una mujer increíble, es la mejor cocinera que he conocido... ¡Oh! Y su hija, su hija es pura inocencia.Damián se iba a desmayar. Pronto Damián iba a caer al suelo. ¿Hija? ¿Amber después de cinco años? ¿Era madre después de cinco años? ¿Fue la razón por la que decidió huir? ¡No! Damián acababa de oír mal, ella no podía ser madre.De repente, Damián se sintió mareado, la anciana corrió hacia él y le cogió del brazo.— Oye, jovencito, ¿estás bien?Damián tardó cinco s
Mirando al hombre que había entrado a la casita, Nayara sostenida por Aarón no podía dejar de mirarlo. Parecía un buen hombre a pesar de lo bien vestido que iba porque en la pequeña mente de Nayara, todas las personas que iban tan bien vestidas como él no podían ser buenas. Solían ser despiadados, tan despiadadas, siempre pensaban que el mundo estaba hecho sólo para ellos. Si la pequeña Nayara supiera que él era su padre.¿Qué decir de la mujer que tenía delante? ¿Qué decir de su corazón? Amber temblaba, después de tanto tiempo tenía a Damián frente a ella. Al menos su último deseo se había cumplido.— Creo que llevaré a la niña al parque, Amber. Supongo que tienes mucho de qué hablar con tu... con tu invitado—. Aaron ni siquiera sabía cómo referirse a él.— Sí, por favor, lleva a la niña al parque. — Vamos, mi amor, vamos, compraré un helado grande—. Aaron levantó a la niña. — ¡Shhh! No lo digas en voz alta, mi mami no nos dejará comprar un helado—. Dijo la niña poniéndose un ded
—Nayara ya está durmiendo—, anunció Aarón a la mujer que apenas había movido los ojos.Amber pareció despertar de sus sueños. — ¿Mi hija está durmiendo?— respondió tontamente Amber, que estaba sentada a la mesa.Aarón se acercó a ella lentamente. No quería inmiscuirse en sus pensamientos aun cuando ella tenía tanto que explicarle.—Amber, ¿puedo hacerte una pregunta?—Sí, Aarón, dime—. Amber se levantó, tratando de evitar lo que tenía que responder le gustara o no.Tal vez, lo que Amber no se había dado cuenta en ese momento era que con esas palabras saliendo de su boca, había encendido la esperanza en el corazón de Aarón. — ¿Quieres comer algo? Creo que solo comiste el helado que le compraste a mi hija, ¿verdad?—. Amber soltó una risita nerviosa.— ¿Por qué me evitas?Sin mirarle Amber prestó toda su atención al plato que estaba sirviendo con la comida que quedaba de su pequeño negocio o al menos, eso era lo que quería mostrarle. —No sé de qué estás hablando, Aarón
Ahora le tocaba a Aarón hablar de la misma verdad que podría ayudar a Amber a sacar a Damián del infierno en el que estaba a punto de entrar.Por supuesto tomar esa decisión le tomó algunos minutos. Aarón sabía que le iba a dar armas para luchar por su camino a Damián pero, él sabía mejor que nadie cuanto había sufrido Amber sin Damián. Aarón no quería tener una mujer a su lado sin amarlo. Si tan solo Damián fuera capaz de ver lo que tenía frente a sus ojos, si tan solo Aarón tuviera la oportunidad de tener lo que Damián tenía solo por un momento, solo por un minuto, le pagaría con todo el amor que puede existir en un corazón.— ¿Lo amas?—insistió Aarón.Amber sonrió un poco nerviosa. — ¿Por qué? ¿Es tan importante?—Si tuvieras las armas para salvarlo del infierno en el que dice que se está metiendo, ¿lo ayudarías?—inquirió Aarón.Era como si Aarón tuviera esperanza en ella, era como si Aarón quisiera que ella dijera que él no le importaría sin importar lo que Aarón dijera, pero
Despreocupada como cualquier otra niña de su edad, Nayara cruzó la calle sin importarle nada cuando, de repente, el conductor del coche negro levantó la mirada tras haber echado un vistazo a su teléfono móvil. Por un momento sintió que era demasiado tarde para detener el coche. — ¡Mamá!—gritó Nayara al ver venir el coche negro.El coche se detuvo. En cuanto Damián pudo apagar el coche, se bajó justo para ver a una niña con su barriguita en el suelo mientras su brazo derecho abrazaba a su pelota roja.— ¡Dios mío!—Expresó Damián, corriendo hacia la pequeña.Sin perder más tiempo, Damián levantó a la niña en sus fuertes brazos, ella estaba llorando, claro que no había pasado nada pero la niña estaba tan asustada que no pudo evitar llorar justo antes de que el auto la atropellara. — ¡Nayara, Nayara, Nayara, mi amor!—Gritó alguien más.Damián debió imaginarlo. La mujer que corría hacia ellos gritando el nombre de su niña era la misma por la que Damián estaba allí. Era el destino que
En cuanto Aarón entró en la casa con el pequeño bebé, Aarón no pudo evitar sentir preocupación, preocupación por la mujer que había dejado con el hombre que mejor sabía, estaba enamorada.Un amor que llevaba durando más de 6 años sin haberle visto nunca en esos años, tenía que ser real. Amber estaba locamente enamorada de él y ahora que él se casaba, tenía que estar destrozándola pero, ¿y si Damián y Amber acababan diciendo la verdad sobre sus sentimientos y por supuesto, el mayor secreto que ella le ocultó durante años?—Papi, ¿mamá va a llegar tarde? Tiene que ayudarme con los deberes, mi profesora ha dicho que tiene que ayudarme porque soy demasiado pequeña para hacerlos sola. Aarón le sonrió. —Claro que mami te va a ayudar pero dime, ¿qué tienes que hacer?— ¡Oh! tengo que hacer una manualidad, ella me tiene que ayudar.Aarón no podía dejar de sonreír a la niña. Era demasiado linda y ahora que estaba cerca de ella, Aarón pudo notar el parecido entre la pequeña N
No importaba la cantidad de información que Damián obtuviera de la reunión antes de firmar el contrato, sabía que terminaría firmando. ¿Por qué? Porque ese hombre había sido lo suficientemente claro como para decir que ese era su regalo de bodas para Damián y su ahijada. El hombre no quería que ella sufriera en ningún aspecto de su vida, quería que la miraran hacia arriba. Al igual que Amber, tiene que aprender a vivir solo, haciendo todos los sacrificios necesarios hasta poder llegar al fondo del gran misterio. Mientras el hombre y su secretaria explicaban las ventajas y desventajas de firmar el contrato, los recuerdos de Damián volvieron. Todavía la estaba cuidando incluso cuando nunca esperó ver a Amber con una familia.Damián tenía 17 años cuando las personas que contrató supieron la verdad sobre el accidente donde murieron los padres de Damián y Amber. Le dijeron que no podía haber sido un accidente.— ¿Quién podría haber sido capaz de hacer algo así, Daniel? —gruñó Damián.—No