En cuanto la veo, la reconozco de inmediato. La noche parecia ser perfecta para nosotros, pero siempre tiene que pasar algo que lo embarre todo y en este caso es esa tipeja que se llama Alice Carpenter, la cardióloga y su ex. Cuando estuve buscando información llegué a pensar que toda ella era full photoshop, con eso de que los filtros hacen milagros, pero veo que no, lleva poco maquillaje y se ve radiante. —Edward, ¿eres tú?—dice ella con voz melosa y ya quiero arrancarle los cabellos—. Pero bueno, ¡qué guapo estás!—exclama. «Creo que me tendré que llenar de paciencia y respirar profundo».Edward, al verla la saluda y la abraza encantado, el abrazo dura más de lo normal y trato de calmarme, trato de entenderlo. Es su ex, vivieron muchas cosas juntos y por como se tratan sé que no terminaron en malas condiciones. Al separarse, Anthony, Garret y los tios de Edward la saludan.«Es que la tipeja supo ganarselos a todos, se los metió en un bolsillo y ahora soy yo la ignorada».Luego veo
Camino hacia un lugar apartado de la fiesta con la copa de vino en la mano, me he quedado corta, debí tomar una botella y tragarmela entera para ver si así logro calmarme. Me siento como un volcán a punto de hacer erupción.Cuando doy unos pasos, Edward se da cuenta de que voy en otra dirección y me alcanza, trata de tomarme por el brazo, pero no me dejo, en estos momentos no quiero que me toque o que me hable, no quiero nada de él. No es su culpa, pero saber todo lo que dijo Alice me tiene celosa, de mal humor y a esto le sumo todos los malos ratos que me ha hecho pasar su padre y no me calmo. Cada que recuerdo algo mi molestia va en aumento, he tratado de no escucharla, pero no ha funcionado, he tratado de ser paciente, pero con Alice siendo tan maldita no puedo. —¿Qué ocurre, cariño?Viéndolo fijo a las ojos le digo:—¡Quiero irme de aquí ya!, y cuando digo ya, es yaaaa.Edward me observa, me escudriña a detalle, sabe que algo no anda bien.—Está bien, cariño. Pero primero dime,
—Tranquila, deja de llorar o se te correrá el maquillaje—dice, me río y como puedo me limpio las lágrimas. —Nunca dejes de sonreir Letty, promételo.—Lo prometo. —Ahora bailemos, te he traído para que te desfogues. Bailo con Anthony una hora en tacones y ya siento los pies pasarme factura, vamos nuevamente a la barra y pido dos cubalibre, tomamos y pido dos más. —Ya está bueno Letty, nos vamos—me dice.—No seas aguafiesta Anthony, bailemos y tomemos hasta que no podamos más. Anthony está un poco serio, creo que no le ha hecho gracia lo que le he dicho, no se mueve, no se inmuta. Pero no me importa, necesito pasarla bien. —Letty, necesito llevarte en una pieza y estoy más sobrio que tú, así que deberíamos irnos ahora. No le presto atención a lo que está diciendo y continuo tomando, entonces me voy a la pista de baile sola y tras bailar veinte minutos todo lo veo en 3D. Bailo con todo aquel que me lo pide, muevo las caderas y mi cuerpo al ritmo de la música, me lo estoy pasando d
Cuando escucho el sonido estridente de un motor, desesperada observo por la ventana, es Edward y se ha ido en su auto a quien sabe donde. Ahora me siento sola, me tiro en la cama desanimada y lloro a mares durante horas. El sol salió y está radiante el día, aunque para mi esté gris. No he dormido nada y el dolor de cabeza me está matando. Me levanto, me adentro en el baño, me cepillo los dientes y me ducho. Por mi mente pasan muchas cosas y lloro, la situación me ha ganado, me he dejado llevar por la rabia y he dejado todo. Odio todo esto por lo que he tenido que pasar.Cierro la regadera y estiro la mano todo lo que puedo para alcanzar la toalla, el piso está resbaloso, cuando ya la tengo me voy de lado y el piso me recibe, me duele y el dolor me deja privada. Cuando puedo ponerme de pie, me seco con cuidado y observo el tremendo moretón que se me ha hecho a la altura de las costillas. Salgo del baño adolorida y siento mi estómago moverse como si estuviera batiendose algo allí den
—Cariño, bajemos a desayunar. Esperan por nosotros. —No quiero encontrarme con tu padre. Digo eso y su cara de tristeza no pasa desapercibida para mí. Sé que le duele que diga algo como eso, pero es la verdad, si me encuentro a su padre no perderá el tiempo de insultarme. —Cariño, hablé con él y no se atreverá a decirte nada más. ¿Confías en mí?—En ti sí, en él no. —Tarde o temprano tendrás que salir de esta habitación y se encontrarán. Te dije que te protegería y es lo que pienso hacer, no dejaré que mi propio padre o quien sea te vuelva a insultar y a tratar de la manera en que lo ha hecho—extiende su mano en mi dirección y sin dudarlo la tomo—. Vamos. Trato de controlar mis nervios, si ese señor me vuelve a decir algo, no podré quedarme callada. Bajamos las escaleras y nos encontramos con Garret. —Cuñada, con unos tragos encima eres la bomba. No encuentro dónde meter la cabeza, ¡qué vergüenza!—Garret, yo… siento mucho lo que le dije a tu padre.Disculparme con él sentía qu
Al salir del despacho del ogro estoy en shock y Edward lo sabe. Me sonríe con tranquilidad y me da la seguridad que necesito, el alma me ha vuelto al cuerpo.Caminamos hacia el jardín, allí están sus hermanos, su madre y la nana. Nos unimos a ellos, celebramos y nos felicitan. Anthony y Garret me dicen que estarán esperando por mí después de la luna de miel para grabar, eso me hace inmensamente feliz y me hecho a llorar en los brazos de mi amor. El me abraza por la cintura, hago una mueca de dolor que disimulo muy bien, tiro mis brazos a su cuello y me alza, quedo colgada como un chorizo de él, se aleja un poco de su familia y me dice:—No, por favor, cariño, deja de llorar. No sé qué hacer cuando te pones así. Puedes dejar de hacerlo por mí. Asiento, entonces una idea cruza por mi mente.—Puedo, pero a cambio de algo. —¿De qué?— me pregunta.Lo miro y mientras coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja le digo:—De que me lleves a tu habitación. Edward se ríe, se carcajea y m
—Cariño voltéate e inclina tu precioso trasero para mí. Hago lo que me pide deseosa. Aún no puedo ver nada y eso incrementa mi deseo, aviva mis ganas y quiero más, mucho más. De pronto siento algo cremoso en el ano y está frío. —¿Qué es?—Lubricante cariño. Me asusto, sé lo que va hacer y no lo deseo hoy. Trato de levantarme y no me deja. —Tranquila, solo quiero brindarte un poco de placer en esa zona, no sucederá si no quieres. Esperaré a que estés lista para disfrutar ambos por allí. Asiento. —¿Me dejas continuar?Asiento. Todo lo que puedo hacer es asentir, estoy excitada con mi ano embarrado de lubricante. Me imagino la imágen que debo darle a él y a su amigo en esta posición y me excito el doble.Edward hace que levante un poco más el trasero y me dice en el oído.—Relájate y déjate hacer, prometo que te gustará amor.El hombre que se mantenía en silencio dice:—Regálanos tus gemidos preciosa. Ay dios, saber que ese hombre continúa en la habitación me excita en demasía y
Cuando llegamos a casa de mis suegros estoy realmente agotada, exhausta y vuelve el molesto dolor en mi costilla. Edward baja del auto y me ayuda, pero no me puedo enderezar muy bien me duele, bien, ahora mi amor no va a querer tocarme y va a matarme de abstinencia.—¿Qué pasa? —Nada. Me enderezo y camino aguantándome el dolor, al entrar en la mansión, el ogri intercepta a mi amor y le pide un momento a solas. Yo trato de subir las escaleras, las observo y son demasiadas para mí desgracia. Me encuentro con Garret y disimulo, no se da cuenta de nada y continúa su camino, pero a los segundos me encuentro con Anthony y él es mucho más detallista, es como Edward, hermanos tenían que ser. —¿Qué ocurre cuñada? ¿Te sientes mal?Joder, joder, joder. Quiero que se calle, de pronto siento como si me pincharan con un alfiler en la costilla y me retuerzo de dolor. La pomada que me había aplicado Edward me había adormecido un poco el área. Anthony se desespera, me toma en brazos y me lleva a