—Tranquila, deja de llorar o se te correrá el maquillaje—dice, me río y como puedo me limpio las lágrimas. —Nunca dejes de sonreir Letty, promételo.—Lo prometo. —Ahora bailemos, te he traído para que te desfogues. Bailo con Anthony una hora en tacones y ya siento los pies pasarme factura, vamos nuevamente a la barra y pido dos cubalibre, tomamos y pido dos más. —Ya está bueno Letty, nos vamos—me dice.—No seas aguafiesta Anthony, bailemos y tomemos hasta que no podamos más. Anthony está un poco serio, creo que no le ha hecho gracia lo que le he dicho, no se mueve, no se inmuta. Pero no me importa, necesito pasarla bien. —Letty, necesito llevarte en una pieza y estoy más sobrio que tú, así que deberíamos irnos ahora. No le presto atención a lo que está diciendo y continuo tomando, entonces me voy a la pista de baile sola y tras bailar veinte minutos todo lo veo en 3D. Bailo con todo aquel que me lo pide, muevo las caderas y mi cuerpo al ritmo de la música, me lo estoy pasando d
Cuando escucho el sonido estridente de un motor, desesperada observo por la ventana, es Edward y se ha ido en su auto a quien sabe donde. Ahora me siento sola, me tiro en la cama desanimada y lloro a mares durante horas. El sol salió y está radiante el día, aunque para mi esté gris. No he dormido nada y el dolor de cabeza me está matando. Me levanto, me adentro en el baño, me cepillo los dientes y me ducho. Por mi mente pasan muchas cosas y lloro, la situación me ha ganado, me he dejado llevar por la rabia y he dejado todo. Odio todo esto por lo que he tenido que pasar.Cierro la regadera y estiro la mano todo lo que puedo para alcanzar la toalla, el piso está resbaloso, cuando ya la tengo me voy de lado y el piso me recibe, me duele y el dolor me deja privada. Cuando puedo ponerme de pie, me seco con cuidado y observo el tremendo moretón que se me ha hecho a la altura de las costillas. Salgo del baño adolorida y siento mi estómago moverse como si estuviera batiendose algo allí den
—Cariño, bajemos a desayunar. Esperan por nosotros. —No quiero encontrarme con tu padre. Digo eso y su cara de tristeza no pasa desapercibida para mí. Sé que le duele que diga algo como eso, pero es la verdad, si me encuentro a su padre no perderá el tiempo de insultarme. —Cariño, hablé con él y no se atreverá a decirte nada más. ¿Confías en mí?—En ti sí, en él no. —Tarde o temprano tendrás que salir de esta habitación y se encontrarán. Te dije que te protegería y es lo que pienso hacer, no dejaré que mi propio padre o quien sea te vuelva a insultar y a tratar de la manera en que lo ha hecho—extiende su mano en mi dirección y sin dudarlo la tomo—. Vamos. Trato de controlar mis nervios, si ese señor me vuelve a decir algo, no podré quedarme callada. Bajamos las escaleras y nos encontramos con Garret. —Cuñada, con unos tragos encima eres la bomba. No encuentro dónde meter la cabeza, ¡qué vergüenza!—Garret, yo… siento mucho lo que le dije a tu padre.Disculparme con él sentía qu
Al salir del despacho del ogro estoy en shock y Edward lo sabe. Me sonríe con tranquilidad y me da la seguridad que necesito, el alma me ha vuelto al cuerpo.Caminamos hacia el jardín, allí están sus hermanos, su madre y la nana. Nos unimos a ellos, celebramos y nos felicitan. Anthony y Garret me dicen que estarán esperando por mí después de la luna de miel para grabar, eso me hace inmensamente feliz y me hecho a llorar en los brazos de mi amor. El me abraza por la cintura, hago una mueca de dolor que disimulo muy bien, tiro mis brazos a su cuello y me alza, quedo colgada como un chorizo de él, se aleja un poco de su familia y me dice:—No, por favor, cariño, deja de llorar. No sé qué hacer cuando te pones así. Puedes dejar de hacerlo por mí. Asiento, entonces una idea cruza por mi mente.—Puedo, pero a cambio de algo. —¿De qué?— me pregunta.Lo miro y mientras coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja le digo:—De que me lleves a tu habitación. Edward se ríe, se carcajea y m
—Cariño voltéate e inclina tu precioso trasero para mí. Hago lo que me pide deseosa. Aún no puedo ver nada y eso incrementa mi deseo, aviva mis ganas y quiero más, mucho más. De pronto siento algo cremoso en el ano y está frío. —¿Qué es?—Lubricante cariño. Me asusto, sé lo que va hacer y no lo deseo hoy. Trato de levantarme y no me deja. —Tranquila, solo quiero brindarte un poco de placer en esa zona, no sucederá si no quieres. Esperaré a que estés lista para disfrutar ambos por allí. Asiento. —¿Me dejas continuar?Asiento. Todo lo que puedo hacer es asentir, estoy excitada con mi ano embarrado de lubricante. Me imagino la imágen que debo darle a él y a su amigo en esta posición y me excito el doble.Edward hace que levante un poco más el trasero y me dice en el oído.—Relájate y déjate hacer, prometo que te gustará amor.El hombre que se mantenía en silencio dice:—Regálanos tus gemidos preciosa. Ay dios, saber que ese hombre continúa en la habitación me excita en demasía y
Cuando llegamos a casa de mis suegros estoy realmente agotada, exhausta y vuelve el molesto dolor en mi costilla. Edward baja del auto y me ayuda, pero no me puedo enderezar muy bien me duele, bien, ahora mi amor no va a querer tocarme y va a matarme de abstinencia.—¿Qué pasa? —Nada. Me enderezo y camino aguantándome el dolor, al entrar en la mansión, el ogri intercepta a mi amor y le pide un momento a solas. Yo trato de subir las escaleras, las observo y son demasiadas para mí desgracia. Me encuentro con Garret y disimulo, no se da cuenta de nada y continúa su camino, pero a los segundos me encuentro con Anthony y él es mucho más detallista, es como Edward, hermanos tenían que ser. —¿Qué ocurre cuñada? ¿Te sientes mal?Joder, joder, joder. Quiero que se calle, de pronto siento como si me pincharan con un alfiler en la costilla y me retuerzo de dolor. La pomada que me había aplicado Edward me había adormecido un poco el área. Anthony se desespera, me toma en brazos y me lleva a
Tres semanas han pasado rápidamente y no he querido comprar mi vestido hasta no tener a mis amigas conmigo ese día. Edward y yo quedamos en que nos casaríamos el día veinte, solo faltan veintiocho días y estoy muerta de nervios.Mi suegra se encarga de todos los preparativos con mi ogrii favorito, cada día nos llevamos mejor no me puedo quejar. Edward, Anthony y yo estamos justo en el aeropuerto esperando a mis locas amigas, no aguanté más y le pedí a Edward traerlas, él maravillosamente no se negó, de hecho ya esperaba mi petición.Luego de una hora me doy cuenta de que mis amigas caminan en mi dirección, suelto la mano de Edward y me echo a correr, ellas lo hacen también con su equipaje. Nos abrazamos eufóricamente y gritamos cómo locas.¡Dios cuánto extrañé a este par!—¡Letty!—exclama Brenda—. Pero qué hermosa estás, tu bomboncito tiene buena mano. Ruedo los ojos, Brenda y sus comentarios, pero le digo:—No imaginas la mano que tiene, por eso todas las noches gateo hasta su habi
Cuando salgo horas después con un collarín en el cuello, un chichón en la frente y con el cuerpo doliendome. Me sorprendo al ver a la familia Collins en el área de espera, están todos, mis cuñados, mis locas amigas que respiran cuando ven que estoy bien, mis suegros, mi amor.Edward es el primero en llegar a mi, me abraza con delicadeza y me hace saber su angustia y lo asustado que está. No dice nada solo me abraza, sé qué está nervioso así que le digo para tranquilizarlo:—Estoy bien, cariño. Adolorida, pero bien.Cuando Edward me suelta, mis amigas se acercan y lloran desconsoladas, no quieren tocarme porque ven que no estoy muy bien y se lo agradezco. —Gracias a todos por venir y preocuparse por mí, no saben cuánto los quiero, pero quisiera salir de este hospital e irme a descansar. Me entienden, mis suegros me sonríen con tristeza, sé que mi estado es deplorable, estoy llena de sangre por apenas un piquetito en la frente y salió más sangre que para una transfusión. La sangre def